Amor enfermizo.

Capítulo 8.

Cojo el sobre y lo abro, dentro de él se encuentra un papel doblado con letras escritas a mano, lo tomo y comienzo a leer.

No podía creer lo que estaba leyendo, o tal vez sí, no lo sé, no sé que siento exactamente, a decir verdad sabía que Pía estaba enamorada de mí, pero ya es 100% seguro. Algo muy en el fondo de mí me dice que le haré un daño irreparable, pero, ¿desde cuándo me interesa a mí los sentimientos de los demás? Nadie se interesa por mí.

Yo le tenía un aprecio incomparable a ella, era mi pequeña, pasamos por momentos muy bonitos los dos, daría mi vida por ella si fuera necesario. Pero tengo 19 años, soy joven, no tengo tiempo de enamorarme, lo tuve cuando tenía apenas 15 años, pero terminó siendo una puta y terminé con ella 2 años después, ese mismo año la conocí a Pía, era como una hermanita pequeña para mí, no me cabía en la cabeza como los humanos pueden llegar a ser tan mierdas como para hacerle tanto daño, su padre, que la dejó sola cuando su madre estaba de apenas 5 meses de embarazo, ella, sin saber la razón de su separación comenzó a echarse la culpa de todo, creía que por ser tan mala hija ellos habían terminado su relación. Meses después se enteró lo que su madre le hizo a su hermana Karen, la obligó a abortar cuando tenía tan solo 14 años, fue muy doloroso para ella enterarse de eso, y lo mas decepcionante fue que sus padres le hayan mentido de una forma tan estúpida, por esa misma razón la mandaron a vivir a Florida junto con su padre, un año después ella conoció a un chico y cuando cumplió sus 18 años se fue a México a vivir con su pareja y esperaban un bebé.

Pía tuvo muchas decepciones a lo largo de su corta vida. Luego llegó la etapa en donde nos conocimos por primera vez, tuvimos relaciones sexuales, se enamoró de mí, me perdonó cosas imperdonables, y allí estaba yo, yendo a la casa de una de sus exmejores amigas, con la polla bien dura al saber que me la follaría, sacaría toda la bronca que llevaba dentro.

Despierto exaltado debido a una pesadilla que acabo de tener, miro el reloj que había a un lado de la cama y eran las 2pm. Candela dormía sobre mi pecho desnudo, la corro a un lado con fuerza y comienzo a vestirme, habíamos tenido una noche muy loca, la había follado con fuerza y ella no dejaba de pedirme mas y decirme 'soy tu puta' claro cariño, eres puta, pero no mía, de todos.

A pesar de la noche alocada que tuvimos no logré convencerla de que me diga la razón de porqué se habían peleado, según ella me contaría en nuestra segunda cita nocturna, le pedí que nos veamos esta misma noche y ella comenzó a reír a carcajadas, no le encontraba la gracia.

- Ey tío, ¿qué haces? -le pregunté a Matt, lo había llamado porque necesitaba despejarme. Toda esta situación me estaba agobiando, sabía que mi padre andaba por la ciudad y eso me cabreaba demasiado, mataré a ese imbécil si lo cruzo.

- Tanto tiempo, te has tomado unas merecidas vacaciones, ¿he cabrón? Bar Mala Muerte tío, ven, estoy con la banda.-dijo Matt divertido y colgó.

Eso hice, fui en bus hasta aquel lugar, tenía pensado beber, perder la cabeza y volver al mundo real cuando esté en el escenario cantando algún que otro tema con la banda. Esto de cantar es de pequeño, pero la banda tiene recién cuatro meses, estaba muy contento por lo que había logrado, siempre quise formar un grupo. Aún no éramos conocidos, ni tampoco teníamos la intención de que eso pasara, solamente hacíamos lo que nos gustaba y éramos feliz con ello.

O al menos hasta ese día.

Al bajar del escenario, me sentía mas aliviado, tenía los demonios calmados, caminé hasta la barra y pedí un vaso de cerveza al barman que se encontraba frente a mí.

- Oye, me gusta su música.-dijo un hombre calvo hasta las orejas y con el poco cabello que tenía, blanco.- ¿Les gustaría ir a mi estudio esta semana y ver que tal os va?