Espera, no puedes venir a casa, mi madre te sacaría corriendo. Nos vemos en la plaza del barrio en cinco minutos.
Dije, y colgué.
Estaba muy nerviosa, mi estómago daba vueltas, eso sentía siempre que quedaba con Lucas en algún lugar cerca de casa, o cuando iba a su casa y sabia que mi mamá andaba cerca, temía a que me vea con él comiendo algo o bebiendo, o simplemente caminando y me haga el sermón de mi vida.
No es que mi mamá desconfía de mi, si no que..ahg, no sé, no me deja tener amigos "varones", desde que mi hermana mayor tuvo un hijo a los 16 me sobre protege a mi, como si yo quisiera tener un hijo ahora.
Recuerdo que hace apenas un mes un compañero de clases vino a casa a hacer un trabajo de química conmigo, y cuando ella nos vio juntos conversando se retiró lentamente y esperó a que él se fuera para decirme "cuando miré sus ojos vi maldad y mentira, no te conviene, todos los hombres son iguales y blablabla" , es agotador. Se nota que confía en mi.
Mientras mas cerca estaba de la plaza, mas aumentaban mis nervios, mi cuerpo temblaba y mi estómago no estaba de buenas hoy, justo hoy. Les doy el permiso de reírse todo el tiempo que quieran, pero soy así, sufro de nervios y ansiedad, muy patético.
Busco a Lucas con la mirada y lo veo sentado debajo de un árbol mirando al suelo.
- Hola..- susurré, como si temiera a que alguien descubra que estamos aquí.
- Hola, ¿qué sucedió? - preguntó cortante.
- Pues, estoy bien, gracias por preguntar, ¿y tú como estás? - dije poniendo los ojos en blanco, como si le interesara saber como estoy. Nunca hace lo posible para verme bien.
- ¿Qué te pasó? - miraba mi mejilla. Joder había olvidado maquillar el golpe, ahora me interrogará hasta que le conteste que fue lo que pasó.
- Me pegaron un codazo en el boliche, un muchacho bailaba mientras aplaudía y yo distraída choqué con su codo. - mentí, en realidad no quería contarle lo sucedido en mi casa, no quería "preocuparlo".
- ¿Tan despistada tienes que ser? - me estaba cabreando, si está de malas que se desquite con alguien mas.
- Pues, sí.- respondí cortante, el miró hacia adelante, tenía la mirada perdida, me preguntaba que será lo que lo tiene distante en estos momentos.- ¿Qué sucede, Lucas?
- Me voy a California por un mes, mi madre quiere que la acompañe a un evento del trabajo. - respondió, yo quedé quieta, tensa, tenerlo lejos por un mes. Y ahora que todo va mal.
- ¿Cuando viajas? - pregunté en voz baja, mi voz temblaba, sentía que si pronunciaba una palabra más me largaría a llorar, no fue un buen sábado y no quiero que siga empeorando, mis ganas de levantarme y salir corriendo sin rumbo alejada de todo son inmensas.
- El lunes a las 7pm, y vuelvo, pues, en un mes.- dicho eso me miró fijo a los ojos, extrañaría visitarlo cada día con la excusa de que andaba cerca y quería pasar a saludar, extrañaría nuestras tardes de pasión dos veces al mes, nuestras risas y demás, un mes me parece mucho.
- Un mes me parece mucho.- susurré y miré al suelo, no quería que se vaya, quería que se quede conmigo a protegerme de todo y de todos. Maldita sea, odio cuando todos los problemas me superan y me pongo débil.- Mañana pasaremos la tarde juntos. - musitó, se acercó a mi cogió mi mentón con sus dedos con total delicadeza y me besó con ternura. - Te amo, nena, no quiero verte mal, voy a estar bien y sé que tú también lo estarás.
- Ahora mismo nada está bien, Lucas. No te vayas, no me dejes sola.- lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas.- te necesito ahora mas que nunca, maldita sea todo está tan mal.
- Debo ir, Pía, y no te voy a dejar sola, voy a estar aquí-señaló mi corazón- y no me voy a ir de allí jamás.- dijo con total seguridad mientras con sus pulgares limpiaba mis lágrimas.
- Que ego.- dije en tono gracioso.- quiero decir, estás tan seguro de que estarás por siempre en mi corazón.
- Callate, ambos sabemos que es así.- despeinó mi cabello y señaló su regazo- recuestate.
- Y ambos sabemos que estaré siempre aquí.- señalé su miembro, Lucas estalló en risas y golpeó mi hombro
- Eres una tonta. - besó mi frente, yo miraba las estrellas, a veces deseaba ser una de ellas, o vivir en una galaxia, con esas constelaciones brillantes, en dicho cielo azul, brillando cada día de la vida sin cesar.
Llevábamos así unos 20 minutos, él tenía la mirada fija en algún punto y yo miraba cada una de sus facciones recostada en sus muslos, pensaba en nosotros, en lo loca que me tiene, en lo que tanto deseo que seamos algo mas que simples amigos con derecho a roce.
- ¿Disfrutas de las vistas? - dijo aún mirando no se a donde.
- ¿Cómo es que...- no me dejó terminar la pregunta.
- Siento tu mirada fija en mi.- bajó la vista y me miró con ternura. - siempre te pillo mirándome.
- Es porque estoy enamorada de ti. - solté sin más, unas nauseas aparecieron de repente haciendo que corra hasta detrás de un arbusto y vomité todo lo que estuve guardando durante este tiempo. Sabía que había vomitado por los nervios al haber dicho eso. - Lo siento, me sentía mal de hace rato.
- ¿Estás bien ahora? - dijo refregando mi espalda, yo estaba de cuclillas mirando al suelo respirando entre cortadamente, sentía la mirada de los niños y las personas en nosotros.
- Sí.- respondí, mi rostro ardía de la vergüenza, mi boca sabe horrible y acabo de pasar el papelón del día. - ¿Puedes llevarme a casa? - al segundo de haber dicho eso me arrepentí, no quería estar a solas con él, tenía vergüenza después de lo que le dije.
- Vamos.- me cogió del brazo y me ayudó a levantarme.
Comenzamos a caminar en silencio.
- Pía,-dijo- ¿estás enamorada de mí?
Maldita sea. Comencé a reír a carcajadas forzadas- pensé que no te la habías creído.- no quería que sepa, no aún.- pues estaba bromeando, lamento si te hiciste ilusiones enano.- llevé mi mano al estómago como si me doliera de tanto reír.
- Hablo en serio, porque si tú estas enamorada de mí, sabes que lo nuestro no funcionaría, además arruinaría la amistad, el amor es el principal culpable de que algunas amistades terminen. Tú sabes bien como soy, me gusta la fiesta y soy muy mujeriego, ni de peda saldría contigo.- dijo mirándome fijo y serio, eso había dolido, tenia ganas de abofetearlo y salir corriendo. Si hace apenas unos minutos yo estaba triste pues ahora acabo de caer en un pozo depresivo.
- Oye, tranquilo- dije desganada- fue broma, no me enamoraría de alguien como tú.- si el me decía cosas dolorosas, yo le diría el doble.- no soy tan cabeza hueca.- comencé a caminar, él se quedó parado y al cabo de unos segundos siguió caminando a mi ritmo.
Llegamos a la esquina de mi casa y es aquí donde tenemos que separarnos.
- Mañana quiero que vayas a casa a almorzar, pasaremos la tarde juntos, inventale algo a tu madre, lo que sea pero haz lo posible para ir. - besó mi frente y volvió por donde vinimos, caminando directo a la parada de autobuses.
Si el amor arruinará nuestra amistad, entonces nos comportaremos como tal.- susurré temiendo que alguien me haya oído. Me faltaban apenas unos pasos para llegar a mi casa, el lugar donde menos quería estar.
- ¡En donde mierda has estado! - chilló mi madre ni bien pisé el interior de mi casa.- Te he dejado millones de mensajes en tu teléfono niña, para que coños tienes un móvil si ni lo coges.
Empezamos...
- No es de tu incumbencia, agradece que estoy bien y viva, en tu casa.- la verdad que no tuve un buen día y lo que menos quería era terminar por pelear con mi mamá.- Olvidé mi móvil aquí por eso no atendí. - mentí, sentía la vibración de mi teléfono cuando ella llamaba, pero no quería atender, quería disfrutar los minutos de paz con Lucas.
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Amor enfermizo.
Romansa- Lucas..- dije casi en susurro. - Dime, nena.- me dijo él. - ¿Por siempre y para siempre? - le pregunté, pensando en si lo que le había preguntado lo respondería de la manera que yo quería. - Por siempre y para siempre. - dijo sin más, y me besó.