Narra Lucas.
Me encontraba de camino al club deportivo de Voley como cada martes y jueves de mi vida. El voley es uno de mis mejores hobbys, lo que más me gusta hacer es eso, como profesor y tanto como aprendiz.
Me acerqué a la tribuna a dejar mis rodilleras allí y utilizarlas cuando las necesitara y vi a alguien sentado en el quinto escalón de la tribuna: era una chica.
- ¿Qué haces aquí? - pregunté sorprendido, hace meses, quizá ya un año que no la veía en persona.
- He vuelto para entrenar contigo.- dijo ella esbozando una sonrisa.
- Abigail, ambos sabemos que eso no es lo mejor para nadie.- dije medio distante. Ella era mi ex novia, no era nadie ni nada en especial, salimos por varios meses y nuestra relación fue bonita, sólo que le ponía los cuernos como a todas. El rostro de Pía vino a mi mente de repente, no le haría eso a mi niña.
- He vuelto para entrenar, quieras o no me verás cada martes, miércoles y jueves.
- ¿Y los miércoles por qué? - pregunté frunciendo el ceño.
- Seré su profesora, estamos en el mismo puesto solamente que diferente días.
- No puedes ser la entrenadora de los hombres, Abby, no molestes, estamos bien con Martín. - chillé furioso, pude sentir los murmullos de mis alumnos a mis espaldas. - Corran 10 minutos sin parar, ya.
Ellos comenzaron a correr mientras me regañaban, lo siento niños, agradezcanle a Abigail. Ésta me miraba desafiante, como intentando jugar sucio conmigo pero te diré algo: yo seré el que te enseñará a jugar.
- He dicho a correr. - me acerqué a su rostro y estábamos a un centímetro de distancia, la rabia crecía cada minuto más. No recuerdo porque tanto odio entre nosotros, oh, si, se enteró de los cuernos que le puse con diferente tía siempre. Había roto su corazón, y al parecer busca venganza.
Mi móvil vibró sacándome de mis pensamientos, lo saco del bolsillo y deslizo el dedo por la pantalla.
Pía.:
Te extraño enano inservible.
Yo:
Cuanto cariño, por favor. Yo también amor, ¿quieres ir mañana a merendar?
Pía:
Claro, sí, ¿en tu casa a la misma hora?
Yo:
Si pequeña, ¿cómo te encuentras?
Pía:
Una pelea con mi madre, pero dentro de todo bien, necesito de ti en estos momentos. :(
Suspiré. Siempre era su madre, esa mujer está loca por completo al salir con el imbécil de Javier, según mi nena siempre se pelean pero que por suerte nunca han llegado a tal punto de golpearse, si no correría sangre y yo sería el culpable.
Yo:
Está bien, pequeña, estoy aquí, sal de clase de inglés y ven al club, te espero.
Pía:
Ahí estaré en cinco minutos.
Respiré profundo y me adentré a la cancha a poner orden.
- Hagan 20 sentadillas, 15 lagartijas, 50 saltos y desplazamiento lateral, cinco conos.- miré hacia la entrada y mi pequeña caminaba hacia la cancha, troté hasta ella y me sonrió, maldita sea. Estaba tan linda con su pollerita gris, su camisa blanca y esa corbata roja que le daba un toque de inocencia, y sus piecitos pequeños con los zapatitos negros, esta niña me volvería loco. No, esperen, ya lo estoy.
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Amor enfermizo.
Romansa- Lucas..- dije casi en susurro. - Dime, nena.- me dijo él. - ¿Por siempre y para siempre? - le pregunté, pensando en si lo que le había preguntado lo respondería de la manera que yo quería. - Por siempre y para siempre. - dijo sin más, y me besó.