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-Deberíamos ir a disculparnos, ¿no crees?- dije mientras volvíamos a casa.

-¿Con Brianna?

Asentí con la cabeza sin apartar la mirada de la carretera.

-Me siento culpable.

Luke soltó una carcajada sarcástica.

-Es ella quien no confió en ti, ella quien te dejó, ella quien te dejó roto.

-Tienes razón- suspiré- pero nosotros entramos en su casa, cambiamos sus cereales por pienso, la sal por el azúcar, la crema por aceite y llenamos su coche de confeti y el motor de purpurina.

Oí suspirar a Luke también.

-¿Crees que nos perdonará?

-No- respondí.

-Gracias por tu sinceridad- dijo irónicamente.

-Pero lo aceptará con el tiempo.

-Sam también debería acompañarnos.

-Tiene que hacerlo.

Finalmente decidimos ir aquella noche a su casa y disculparnos, tras tratar de convencer a Sam durante tres cuartos de hora.

-Te digo que no- volvió a refunfuñar desde el asiento trasero del coche.

-No es para tanto, dices "Lo siento" aunque no sea de verdad y nos vamos. Tampoco te ha hecho nada- traté de volver a convencerla.

Esta vez nos encontrábamos en el coche de Luke. Vaya, sí que hemos usado esta semana el coche.

"Lo sentimos, madre naturaleza."

Sam bufó y se cruzó de brazos mientras apoyaba la cabeza en el respaldo.

Di un trago al café que había comprado de camino y la chica susurró algo.

-Habla más alto- pidió Luke con cara de aburrimiento mientras entrábamos en la calle de Brianna.

-Ella es la chica con la que me engañó Ronald- repitió en voz más alta.
El café salió disparado de mi boca como si fuera un aspersor.

-¿QUÉ?

-Dios, Ashton, qué asco- dijo Luke refiriéndose al desastre que había provocado.

-Por eso quise ayudarte a vengarte de ella.

-¿Y me lo dices ahora?- exclamé pasando mis dedos por el pelo ante tal noticia.

¿Cómo no me había dado cuenta? Brianna se había aburrido de mí y utilizó cualquier excusa (la que seguramente le dio su hermano) para cortar conmigo.

-Qué perra.

Luke aparcó delante del coche de Brianna, que se encontraba tal y como lo dejamos ayer y me bajé a toda prisa para dirigirme a su casa.

Llamé al timbre insistiendo varias veces y escuché un grito de frustración en el interior.

-¡¡¡Aaah!!! ¡Han sido ellos!

-Cálmate, Bri- conseguí oír una voz masculina que me resultaba familiar.

Volví a llamar, y para entonces, Luke y Sam se encontraban a mi lado.

-¿Vas a disculparte o vas a echarle en cara lo que acabo de decir?- preguntó Sam, seguramente esperando que dijera lo segundo.

Pero antes de poder responder la puerta se abrió y vi a Brianna con la parte derecha de a cara y el pelo mojado recubiertos completamente de purpurina, que se adhería al cabello por la humedad.

A Penguin and a Worm // LashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora