-La galería es bastante grande, voy a exponer yo y otras chicas que estamos participando en un proyecto artístico contra la violencia de género- nos explicó Sam mientras paseábamos a través de una amplia sala con paredes blancas y bien iluminadas.
-¿Y desde cuando pintas?- preguntó Ashton curioso. Tenía el cuello estirado y observaba el techo de la estancia probablemente asombrado por sus dimensiones. Estaba ensimismado, y yo también, mirándole, con un nudo en el estómago causado por una sensación terriblemente mala de incertidumbre. No había hablado con Ashton de lo que pasó ayer ni había dado muestras de cariño mínimas hacia mí.
-Pinto desde siempre pero tuve una especie de bloqueo cuando empecé a salir con mi ex y ahora las musas me han dado un chute de inspiración.
-¿Las musas?- desvié la mirada de Ashton al darme cuenta de que le había estado mirando demasiado tiempo- ¿o ese enfermero?
Sam se ruborizó y continuó caminando sin decir una palabra sobre el tema.
-¿Estáis saliendo o algo?
-Es complicado, Matt ha sido un amigo muy cercano desde que era pequeña pero me gustaría que lo intentásemos. Es algo más cercano y cómodo que la relación que he tenido con otros chicos, pero me da miedo meter la pata y distanciarnos.
Recordé nuestra corta estancia en el hospital y la preocupación de Matt por Sam.
-No creo que pueda salir mal. De lo poco que conocí a Matt, pude ver lo mucho que le importabas.
Sam esbozó una sonrisa tímida y posteriormente nos acompañó a una zona en la que ya estaban colgados los cuadros de otras artistas.
-¡Aaay! ¡Sam, corre, ven!- una chica se estaba peleando con una obra en tres dimensiones que no conseguía colocar.
-Ahora vuelvo- nuestra amiga fue como un rayo en ayuda de su compañera para evitar que se le cayeran las cosas.
Sentí como me encogía ante la idea de estar de nuevo solos con Ashton, ya que no me había tenido que enfrentar a esto hasta ahora.
-Vamos a ver los cuadros- me agarró de la muñeca y me condujo hacia estos. Instintivamente entrelacé mis dedos con los suyos y cuando me había dado cuenta Ashton ya me estaba mirando con curiosidad. No dijo nada pero no pude aguantar su mirada y retiré mi mano, avergonzado hasta los huesos "Anda que no eres idiota" me dije a mí mismo mientras me abofeteaba internamente.
-Luke- dijo con tono serio- tenemos que hablar lo que pasó ayer.
"Vale, perfecto, estás en la mierda Luke, la has cagado. Verás lo que te dice"
-¿Crees que fue algo...Precipitado?- se me cayó el alma a los pies y no pude articular ni una sola palabra. Mis dudas paranoicas no eran tan paranoicas al final.
-No te lo tomes a mal, pero fue algo repentino y estoy algo... Confuso. No quiero que nos distanciemos.
Asentí sin más.
-No quiero herirte, siento si te lo estoy haciendo pasar mal o si te estoy haciendo el lío- prosiguió -Luke, por favor, di algo- descubrí un ápice de desesperación en su voz.
-Tómate tu tiempo- pude decir sin que se me quebrara la voz.
Me dio una palmadita suave en un hombro y pude sentir como se marchaba.
Me senté en uno de los bancos sin apenas mirar los cuadros, cabizbajo, mientras por mi cabeza pasaban imágenes aleatorias de los momentos que había compartido con Ashton ayer y otros días anteriores, dejando que una sensación de decepción conmigo mismo y con todos los demás tomase el control de mi mente y de mi cuerpo y no intenté pararla hasta estar al borde de las lágrimas.
Tomé una bocanada de aire dirigiendo mi pensamiento hacia otros asuntos con la justificación de que Ashton es un tema que ya resolveré y parpadee varias veces para contenerme.
Levanté la vista y observé el cuadro durante un buen rato. Un fondo violeta con pinceladas caóticas y desordenadas de colores aún mas oscuros. En el centro una gran mancha negra engullía a una blanca más pequeña. Simplemente lo escudriñé hasta que se me cansó la mirada, sin siquiera intentar interpretarlo, como nos enseñaron en clase de arte del instituto.
-¿Te gusta? Llevas un buen rato mirándolo- una chica se acercó, también admirando la obra, con un cinturón de herramientas tintineando en su cadera y una coleta alta agitándose tras ella.
-¿Es tuyo?- no pude camuflar el dolor en mi voz, a pesar de intentarlo con todas mis fuerzas. Volví a dejar de lado mis pensamientos y traté de centrarme en mi conversación con aquella chica.
-Lo es- se sentó a mi lado y algunos tornillitos cayeron sobre la tela del sillón. No le dio importancia y prosiguió- Lo pinté hace bastante tiempo, cuando estaba empezando a salir con un chico demasiado posesivo y manipulador. Puedes ver que me hizo sentir como una mierda- señaló un punto del cuadro que no supe localizar- lo blanco soy yo, lo negro es todo el mundo que se me echaba encima, o eso pensaba. No pude ver que era él hasta que mis amigas me obligaron a ir al psicólogo.
-¿Tan grave fue?
-Para que te hagas una idea, por su culpa abandoné bellas artes y dejé de pintar. Pero ahora ya me ves, feliz y artística- esbozó una sonrisa de oreja a oreja y cruzó sus piernas.
-¿Con quién has venido? La galería no abre hasta mediodía.
-Con Sam
-¿Con Dixon? - exclamó emocionada y me tendió la mano- Pues encantada, yo soy Maddy.
-Luke, Luke Hemmings. También encantado- Sonreí lo mejor que pude.
-Genial, Luke, si quieres ven a ayudarme con algunas cosas y te voy enseñando más cuadros que tengo. Tengo que colgarlos todos antes de que abramos.
-Claro.
Fuimos a una zona cercana y fue explicándome la historia de cada uno de sus cuadros mientras le iba diciendo si estaban rectos o inclinados hacia un lado. Le agradecí internamente el haberla conocido para suavizar el mal trago de Ashton y luego la invité a un té en la cafetería de al lado y mientras charlábamos, con mi ánimo un poco menos por los suelos.
Cuando me llegó el café, Sam y Ashton saludaron y se sentaron en nuestra mesa.
-Veo que ya has conocido a Luke- rió.
-Sí, me ha ayudado a colgar los cuadros. Le he visto embobado por la galería y lo he capturado- bromeó Maddy, luego hizo presentaciones con Ashton. Cada vez que le miraba el corazón se me encogía un poco y repentinamente visualicé su rostro salpicado de gotas de mar y a tres centímetros de mí "No te vas a ahogar con unos cuantos besitos" dijo en mi cabeza. Me entró un impulso muy violento de abofetearle allí mismo, mientras se presentaba a Maddy y reía como si lo que pasó ayer fuese una simple representación teatral. "Yo si que voy a ahogar a ese imbécil" pensé, "cada día se vuelve más tonto que las piedras".
-¿Estás bien, Luke?- preguntó Sam- te veo muy tenso.
Levanté las cejas al darme cuenta que las tenía muy fruncidas y relajé mi expresión.
-Sí, perdona, es que no consigo averiguar el tipo de madera con la que está hecho el suelo.
Maddy se llevó la taza a los labios ocultando una sonrisa contenida y Sam y Ashton me miraron de forma sospechosa sin decir una palabra.
ESTÁS LEYENDO
A Penguin and a Worm // Lashton
Hayran KurguLuke realmente necesita dinero, así que decide alquilar una habitación. Pero su nuevo compañero de piso es un completo idiota.