#28

1.4K 161 66
                                    

Tumbado, sobre la arena seca, sentí el tacto de Ashton en la palma de mi mano, sus yemas de los dedos estaban recorriendo milímetro a milímetro las líneas de mi mano. Abrí los ojos y no supe como describir la preciosa vista que tenía, el cielo oscuro y despejado con más estrellas de las que nunca había visto, y Ashton tumbado bocabajo con mi mano entre las suyas, acariciándola. El relajante tacto, junto con el sonido de las olas impactando contra la costa me hizo sentir una paz  que nunca a antes había experimentado, en mi interior tenía una buena sensación, mis respiraciones y latidos eran calmados y mis ojos comenzaban a cerrarse de nuevo, esta vez por el sueño.
-Al final voy a quedarme dormido- avisé a Ashton en un susurro.
-No hay problema-me rodeó con los brazos y me atrajo hacia sí, colocando mi cabeza en su hombro.
Respiré profundamente su aroma, un olor suave a sal y crema solar, fresco.
-No, que si no, luego no me puedo levantar- me incorporé y el viento marino me acarició el pelo y las mejillas- además está empezando a refrescar.
-Vale, pero vamos a dar un paseo primero- se puso de pie en un salto y me ayudó a levantarme. Cogió mi mano y caminamos despacio hacia la orilla; el mar era oscuro y reflejaba la luz de la luna creciente del cielo.
-¿Estás bien?
-Sí, solo un poco cansado.
Ashton sonrió revelando sus hoyuelos.
-¿Caminamos un rato o nos vamos ya?
Decidí la primera opción; andar descalzos en la orilla fue algo tranquilizador, el agua estaba un poco más fría y solo se escuchaba el canto de los grillos, a parte de las olas. Tras diez minutos en los que cada uno se dedicó a meditar sobre asuntos propios, recogimos las cosas y fuimos de vuelta a casa.
Durante el camino, condujo Ashton y yo me dormí.

Al día siguiente me desperté en nuestra habitación con los débiles rayos de sol atravesándome los párpados.
El rizado no estaba a mi lado, y no había ningún ruido que me indicase que estaba en casa.
Me levanté y fui a la cocina, efectivamente no había nadie y me llevé una pequeña decepción. "¿Ahora quieres ser el centro de atención todo el tiempo?" me regañé a mí mismo.
Sacudí la cabeza para espantar esa sensación y el sueño matinal mientras contemplaba el interior del frigorífico. Saqué el brick de leche y me tosté algo de pan, y luego encendí la radio.
Cuando apenas di un mordisco a la tostada, sonó el timbre y al abrir la puerta vi a Sam

-¡Hola, Lucas!- saludó enérgica.

-Lucas- repetí, divertido al oír ese apodo- ¿Cuando decidiste llamarme así?

Cerró la puerta después de salir y se acomodó en el sofá

-No tengo ni idea, cuando me mudé con vosotros... ¿creo? ¡Sí, es verdad! ¡Estábamos jugando a preguntas y respuestas y dijiste tu nombre, pero yo pensaba que Luke era de Lucas.

-Es verdad- no pude evitar sonreír al recordar aquellos tiempos- Ashton y tú estabais completamente pirados.

-Sí, me acuerdo de que su animal favorito eran los gusanos, pero su mayor miedo eran también los gusanos.

-Que idiota.

-Tú también tienes tus días- rió - ¿te acuerdas de cuando tiré tu peluche por la ventana y casi me ahogas?

-Lo dices tan casual, como si me estuvieras contando lo que has cenado

Soltó una carcajada y se cruzó de piernas mientras desviaba la mirada, como si intentase recordar algo.

-No, pero  en verdad estabas muy cabreado

-Ni que lo digas

-Y luego quisimos vengarnos de Brianna. Pobre mujer.

-Seguramente la hayamos vuelto loca y esté ingresada en un hospital psiquiátrico

-Ashton y yo estábamos muy cabreados con ella.

A Penguin and a Worm // LashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora