Lecciones de una nerd

40. Las verdades que descubrimos

Nunca me había sentido más nerviosa por esperar a que Jake abra la puerta de su casa. Ni siquiera cuando entre a ella por primera vez.

Las palabras de Jake hacen eco en mi cabeza, no puedo negar que me causa cierta inseguridad el no saber qué esperar de esta reunión. Las ideas que se forman en mi cabeza realmente no dejan que este sentimiento de intranquilidad se apacigüe.

—Hola —dice Jake cuando abre la puerta. Lo primero que observo es que sus bellos ojos azules no tienen el brillo singular que había visto esta mañana.

Eso empeora mi condición.

—Jake yo...

—Pasa —me interrumpe, en un tono tan distante.

«Oh oh»

Paso saliva. Al entrar nada me parece particularmente diferente, de hecho, todo está como la primera y última vez que estuve aquí, pero por alguna razón, actúo como si todo fuera nuevo y camine con cuidado de no tocar o ver algo más tiempo del necesario, como si hacerlo tocar algo muy valioso pudiera hacerlo trizas. La diferencia, es que lo que llevaba con sumo cuidado a punto de hacerse trizas era mi corazón en la mano.

Y sentada en medio de la sala de Jake estaba Zoey, y descaradamente trajo con ella al chico que vi en la estación.

Enojo comienza a formarse en mi interior.

—Esto debe ser una broma —escupo.

Sabía que Zoey es algo desvergonzada, pero hacer algo tan irreverente como traer al chico con el que se estaba comiendo la boca a la casa de su novio actual, me parece una tremenda falta de respeto. Sobre todo cuando estaba rogando por ocultarlo.

—¿Qué hace él aquí?

Apunto al muchacho que está detrás de Zoey, con su mano sosteniendo protectoramente el hombro de la chica.

—¿Te atreves a traerlo a casa de Jake? ¿Tan descarada eres? —espeto, acusandola frente a Jake sin estar segura de si han hablado sobre eso o no.

—Summer —Jake pone su mano en mi brazo para impedir que dé un paso adelante. Estoy hirviendo en cólera.

—No sé qué te habrá dicho para que estés tan tranquilo, pero te lo diré claramente, ella está besándose con ese tipo en la estación. Y ambos están en tu casa, cómodamente sentados como si nada... ¡Zoey te traicionó!

—¡Eso no es verdad! —se defiende ella—. Y su nombre es Ashton.

«Y eso qué me importa»

Lo miro fijamente esperando una reacción, un cambio en su expresión facial que al menos me indique que se está dolido o molesto, o al menos que me está procesando esta información. Pero en vez de ver algo así, Jake está mirando a la nada con la expresión en blanco.

—Lo sé —dice en un hilo de voz—. Summer, lo sé.

Eso me detiene.

—¿Cómo que lo sabes? —pregunto—. ¿Y qué se supone que sabes?

Veo entre los tres, intentando, desesperadamente, entender qué está pasando aquí, por qué nadie actúa completamente enfurecido por enterarse que su pareja lo está engañando y diciendo tan abiertamente.

—Summer, siéntate —me dice ella.

No puedo evitar verla con disgusto, pensando en todas las cosas que han sucedido para que ella ahora esté aquí, en todo lo que Jake ha hecho para que ella pueda ser su pareja y en todo lo que ambos han pasado para llegar a este punto. Ella no parece avergonzada o arrepentida, posiblemente que las verdades se estén diciendo ahora sea más liberador que otra cosa.