44. Simplemente yo

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SUMMER.

HACE DOS AÑOS ATRÁS.

—Levanta las manos, —sonreí apretando los ojos —. Ahora enana, da un paso adelante.

Hice lo que mi hermano me pidió caminando por la casa según sus indicaciones, es decir con las manos levantadas y los ojos apretados.

Recién habíamos acabado de almorzar y tuvimos que hacerlo rápidamente porque con todo esto de la mudanza, hay mucho que organizar.

Estoy algo nerviosa, no sé mucho acerca de este lugar, menos del vecindario. A mamá la transfirieron de su trabajo hace unas semanas y nosotros pudimos llegar aquí hace poco, antes de que acabaran las vacaciones al menos.

En tres días debería entrar a la escuela y me muero de nervios, nunca me ha gustado eso de ser la nueva. Y tengo algo de miedo.

—Ahora sostiene esto.

Siento que pone algo helado y pesado en mis manos. Luego las manos de mi hermano se ponen en mis hombros y me dan un ligero empujón para que avance un paso. Según él me tiene una sorpresa, pero ni idea de qué está planeando.

—¿Qué haces?

Escucho su risa e inmediatamente abro los ojos. Cuando lo hice y vi lo que había en mis manos quise golpearlo, pero me resigné a negar con la cabeza.

—¡Sorpresa! Puedes lavar la loza. Suerte.

Me deja ahí parada con los platos sucios frente al fregadero. Tiro los platos y me arrepiento de inmediato al escuchar como suena la loza.

Ambos sabemos perfectamente que a él le toca lavar y que si me obliga tendrá que sacar la basura por mi, pero de seguro no lo hará y me traerá problemas.

—¡Mamá! ¡Nathan me está obligando a hacer lo que a él le toca! —grito por la ventana de la cocina al patio, donde mamá está ordenando sus plantas.

—Oye, de qué te quejas, es un gran honor tener la oportunidad de hacer eso por mi.

Salgo al patio trasero para hablar con mi mamá. Ella está arrodillada en el suelo, escarbando la tierra con sus guantes y un pequeño rastrillo. Está toda la casa hecha un desastre, pero ella quería ocuparse del jardín primero.

—Mamá, Nate no quiere lavar la loza sucia y me está obligando a mi.

—¡Mamá, tengo que ayudar a papá!

Miro hacia arriba, observando como mi hermano saca la cara desde mi habitación.

—¡Mentiroso! —chille—. Mamá es mentira, papá fue a comprar unos materiales y Nathan se negó a acompañarlo.

Ella dejó salir un largo suspiro. Trae puesto un enorme sombrero que cubre gran parte de su cabeza.

—¿A quién le tocaba?

—A él —respondí rápidamente.

—¡Nathan baja a hacer lo que te pedimos!

—¡Pero mamá!

—Ja, ja.

Me burlo de él desde la distancia antes de que desaparezca de mi cuarto.

—Tú sacas la basura —me apuntó con el mini rastrillo. Eso era mejor que lavar ahora, así que simplemente asentí.

Vuelvo a entrar a la casa, mirando feo a mi hermano cuando paso junto a él. Me empuja.

—Ya ves a quien quiere más mamá.

—Me las pagarás —dijo abriendo el grifo.

Sonrío y paso por la casa, tomando el libro que dejé encima de la mesa, continúe mi camino hasta ir a la entrada principal. Me tome un segundo para observar el vecindario, se veía normal, como cualquier otro supongo, pero estaba extremadamente vacío.

Lecciones de una nerd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora