7. De espías y películas, pt. 1

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Desde que había salido de casa que sentía un sabor amargo en la boca. No sabía por qué razón, si comencé mi día como cualquier otro: me despedí de papá en la puerta de la casa, caminé hasta el paradero donde el autobús me iba a recoger y llegué a la escuela.

Lo único extraño fue que mi hermano me empezó a molestar en la puerta de la casa porque según él no dejaba de mirar la puerta de la casa de Jake. Lo cual era ridículo, yo no estaba haciendo eso, no había razón para hacerlo.

No habíamos hablado desde el sábado, cuando llegamos al vecindario cada uno entró a sus respectivas casas, él dijo que iba a terminar su tarea y que "nos veríamos al rato". Y desde ese momento, no nos volvimos a ver, y somos vecinos.

Me quedo de pie, en el estacionamiento, mirando a todos los estudiantes que llegaban como zombies a la escuela. En una esquina, cerca del letrero de la escuela, había unos cuantos chicos del equipo, compañeros y amigos de Jake, algunas porristas también estaban ahí. Entre ellos reconocí a Jesse y a ese chico Reth.

No mentiré, estoy algo nerviosa de entrar a clases.

Quería creer que el incidente del viernes pasado quedó olvidado en alguna parte de los pasillo de esta gran escuela, pero algo me decía que no debería estar tan segura de eso.

Escondo mi cabeza en mi bufanda y suspiro. El frío que hacía por la mañana esa suficiente para hacerme tiritar. Mis manos estaban poco a poco adquiriendo un color rosado.

Comienzo a rodear el estacionamiento, para ver si podía entrar al campo de entrenamiento. Quizás así era más fácil entrar. Logro traspasar la entrada, algunos estudiantes también caminaban hacia allá así que no me gané ninguna mirada extraña.

Nunca pensé que el día que tendría miedo a pasar por enfrente de un grupo de estudiantes llegaría, los mismos que hace un tiempo atrás no sabían nada de mi.

El timbre suena justo cuando estaba pasando el umbral, el edificio rápidamente se llena de ruido y de alumnos que transitaban, semi adormilados por ahí. Todos pasando por sus casilleros, algunos entrando a los baños del corredor principal, otros subiendo las escaleras para ir a clases y todos en su propio mundo.

Camino hasta mi casillero, lentamente y evitando chocar con las personas. No he sabido nada de April en todo el fin de semana, lo cual es raro, pensé que lo primero que haría sería llenarme de mensajes con respecto a tener el número de Jesse, pero ese momento nunca llegó.

—¿Qué estás haciendo?

—¡Dios mío! —exclamo, soltando al aire la bufanda de colores que mi abuela tejió para mí. Mi corazón está palpitando como loco y el resto de mi cuerpo está apretado contra los casilleros, a punto de desmayarse.

—No sabía que eras religiosa.

Lo odio. Jake se está riendo de mi reacción como si fuera super normal andar por la vida dando sustos a otras personas. Por Dios, tenía su aliento en mi nuca, creí que iba a morir. «Y luego dices que no eres dramática»

—¿¡Qué estás haciendo!?

Miro hacia todas partes, preocupada y confundida. Si alguien se da cuenta de que está hablando conmigo en pleno pasillo me van a condenar, estaré muerta para el final del día, no, miento, estaré muerta apenas Jake se vaya.

—Eh... ¿te saludo?

—¿A eso llamas un saludo? ¡Casi muero! —golpeo su brazo con mi mano. El ruido apenas se escucha con el timbre volviendo a sonar.

Al menos hay menos personas transitando, quizás nadie notará que Jake está hablando conmigo y estaré a salvo. A quién engaño, Jake parece si Edward Cullen estuviera sin polera bajo el sol. Llamando la atención de todo el mundo.

Lecciones de una nerd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora