18. Alguien como...

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Luego de la cita del otro día y a pesar de lo nefasta que fue, Jake cumplió su palabra de devolverme mi libro. Cuando me llevó a su casa me dijo que buscara debajo de su almohada y ahí iba a estar, me enoje tanto saber que todo este tiempo estuve tan cerca de él y nunca me fije que ahí estaba escondido. 

Pero al menos ya lo tengo de vuelta. 

Paso la hoja suspirando por la frase que acabo de leer, había extrañado tanto esto que no había olvidado el efecto que tienen los personajes en mi. Mis vellos aún están erizados y mis mejillas sonrojadas, todo está saliendo tan perfecto que hasta envidio a los personajes. Me gustaría tener un romance como el de ellos. 

Uno dulce y verdadero, pero a la vez, tan coqueto y pasional. 

Cuando lo termine no sé qué será de mi. 

—¿Dónde está la cumpleañera más hermosa de este planeta? 

Pongo mis ojos en blanco cuando veo pasar a mi hermano por el umbral, ¿por qué presiento que algo quiere de mí este hombre?

—Aún faltan dos días Nathan. 

—Lo sé, pero sabes lo débil que soy con las fiestas. No puedo aguantarme.

Se lanza sobre mi cama, justo al lado mío, pero sin ningún tipo de cuidado. Sus piernas largas me pegan en el trasero. 

—¡Idiota!

—Vamos déjame consentirte hermanita. 

—Tu solo quieres fastidiarme. 

—Siempre —murmura, hundiendo su cabeza en mi almohada. 

—No te duermas aquí. 

—Shh.

Momentos así me hacen recordar cuando éramos niños y nos escondíamos de mamá para no tener que ir a la escuela, fingimos que uno de nosotros estaba enfermo y que el otro estaba contagiandose. 

Eran tiempos sencillos. 

—¿Qué película veremos esta noche?

Por alguna razón cuando faltaban dos o un día para el cumpleaños de alguno de los dos, hacíamos una pequeña celebración solo de hermanos. Vemos películas, jugamos videojuegos o molestamos a papá para que nos deje salir de noche. A veces salíamos a la playa o acampamos en el patio trasero. 

Y eso a pesar de los años se ha mantenido constante en nuestras vidas.

—No lo sé… 

—Wow, no puedo creer que mi hermanita cumplirá dieciocho al fin —se gira, hasta que queda mirando el techo—. ¿Te doy un consejo?

Cierro mi libro porque de nada sirve intentar leer cuando mi hermano está aquí. Me levanto de la cama para dejar el libro sobre el escritorio y tomar mi computadora también. 

—Ilumíname con tu sabiduría. 

—Siempre, pero siempre que salgas a una fiesta asegúrate de comer antes de beber. 

Levanta el dedo índice para contabilizar sus consejos. Le sigue el dedo medio.

—También, tienes que tener un amigo lo suficientemente raro como para que no beba... Ah y claro que sepa conducir.

Mi hermano cree que tengo la vida social suficiente para salir de fiesta, que poco me conoce. Pongo mis ojos en blanco y recibo un almohadazo en respuesta.

—Sabes que odio que hagas eso... —levanta ahora su dedo pulgar—. Tercero, tienes que cargar siempre un condón en tu billetera porque… ¡No! Espera...  olvida eso.

Lecciones de una nerd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora