Tsunami {Camren}

× 8 ×

El señor Jauregui corrió a encontrarse con su hija, a quien esperaba encontrar pasara lo que pasara. Ambos lloraron y a pesar de que era muy comprensible esperar que el encuentro se diera de esta manera, no debía de pasar así. Para empezar, se supone que Lauren había perdido la memoria, y cuando vio a su padre lo reconoció al instante. ¿Será que con esto ella ya recuperó la memoria o por ser su padre supo de quién se trataba? ¿Acaso Lauren fingía haber perdido la memoria?

—Lauren, ¿cómo estás?— su padre acariciaba su cabello y le daba consuelo a su pequeña.

—Papá, ¿qué haces aquí?— puso una mano en su sien y comenzó a masajear esa zona mientras apretaba sus ojos.

—¿Estás bien?— ignoró la pregunta, tomando como prioridad la salud de su hija.

—No, yo...— se desmayó, Camila siendo lo suficientemente rápida como para atraparla antes de que se golpeara en el suelo.

Pasaron un par de horas, hasta que la hija mayor de los Jauregui recuperó la consciencia. Miraba a todos confundida, sin saber si los conocía de antes o si eran personas que Camila le acababa de presentar.

—Lauren, ¿te sientes mejor?

—Si, papá, pero tengo migraña. ¿Qué sucede?— cerró los ojos un poco, la luz le molestaba demasiado. Camila cerró la puerta de la Volkswagen de los Kuilan, donde recostaron a la ojiverde en lo que se recuperaba.

—Hija, al parecer durante el Tsunami te golpeaste fuertemente la cabeza y te causó amnesia. Pensabas que tu nombre era Nohi y que tenias una historia diferente.

—¿Nohi? Pero si yo me llamo Lauren.

—No lo recordabas. Y tampoco a ellas.— frunció el ceño.

—¿Cómo no voy a recordarlas si tengo días conociendo a Camila y Dinah y horas a sus amigas? No tengo tan mala memoria.— se defendió.

—No, hija, tú-

—Está todo bien, Lauren.—interrumpió la latina al señor Jauregui.—Danos un segundo. A todos.— hizo que Michael, Alexa y Lucy salieran y dejaron a la ojiverde sola por unos minutos en lo que hablaba con ellos.— Señor Jauregui, bajo ninguna circunstancia debe de inducir a Lauren que recuerde, debe hacerlo por su cuenta. ¿Qué no ha visto sobre esto en la televisión?

—Yo sé, pero es frustrante.

—Poco a poco la recuperará. Ahora, ¿cómo es que llegó usted hasta acá, Michael?

—No vino solo, mi niña.

Su mundo se detuvo al escuchar esa voz familiar. Se dio la vuelta y no podía creer a quién tenía en frente de ella: su padre. Abrió sus brazos y la de ojos marrones se refugió en su pecho, llorando abiertamente después de tanto tiempo. No se había permitido quebrarse porque necesitaba mantenerse fuerte, pero ahora que estaba con su padre y que tenía más esperanzas de que todo estaría bien, tuvo la necesidad de dejar todo salir. Su progenitor la mantuvo entre sus brazos un largo rato, en el cual salieron los papás de Dinah, Normani y Ally a reencontrarse con sus queridas hijas. Ellas también lloraron, pero no tanto como lo hizo Camila. Supongo que era entendible porque ella recibía más presión por el estado de Lauren. Era horrible el hecho de que no la recordará, era lo peor que le podía pasar.

Camila se sentía muy mal por todo lo que sucedió desde que llegaron a Hawaii. Era poco decir que esta isla ya no era de su agrado en lo absoluto. No planeaba volver jamás, maldecía el día en que piso esa tierra porque desde su estancia todo había ido empeorando. Extrañaba a su novia, su ojiverde, el amor de su vida. Era una lástima que tuviera que pasar todo esto para darse cuenta de que Lauren es la indicada. De hecho, Camila rezaba todos los días porque una vez que Lauren recuperará la memoria pudiera perdonarla por lo que hizo.