CAPÍTULO 5

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-No deseo ser una mala persona, no más de lo normal, pero la fiesta se acabo, fuera de aquí.- Dijo el tío Stan subiendo al "escenario" y empujando a la banda de Robbie fuera de este, acción que fue recibida con cientos de abucheos por parte de los presentes, incluso de Mabel y Wendy. -Ya es tarde... Y...

Los abucheos no le dejaban hablar y eso colmaba la paciencia del tío Stan quien frunció el ceño y fulminó con la mirada a los espectadores.

-¡Fuera de aquí! ¡¿Acaso no escucharon, alimañas?!- El tío Ford apareció tras su hermano con un rifle en sus brazos. Corto el cartucho y dio un disparo al aire. La multitud que había fuera de la cabaña se disolvió en cuestión de segundos como si fuesen agua, desapareciendo a toda velocidad de nuestra vista.

-No pude haberlo dicho mejor, Stanford.- Dijo Stan dándole unas palmadas de aliento a su hermano en la espalda, casi tirándole los lentes con una animada risa.

-No me toques, idiota.- Contesto el interpelado apartándole la mano a su hermano, con una mirada tal que parecía como si el tío Stan tuviese una enfermedad letal ultra contagiosa.

Wendy se despidió de mi, de Mabel y de mís tíos, bromeando sobre que no quería que le volaran la cabeza esa noche y en seguida se subió a un viejo automóvil de color gris que antes no había visto, junto a ella Candy y Grenda. Arrancó y se despidió por ultima vez de nosotros agitando la mano fuera de la ventana antes de irse.

El tío Stan nos ordenó que fuéramos a dormir, que ya era tarde y que mañana seria un día pesado, no sin antes estrecharnos una última vez junto al tío Ford quien nos dijo que ellos dos solos se encargarían de levantar todo el desorden.

Mabel y yo obedecimos y entramos a la cabaña, ella dando saltitos y tarareando alguna canción y yo esperando poder pasar a la cocina para tomar un poco de agua.

-¡Hey! ¡Broh Broh!- Me llamo Mabel antes de subir las escaleras, pezcandome en el momento justo que me escabullia a la cocina.- ¡Deja de comer tanto! ¡Te pondrás gordo como una vaca!- Me regaño con un adorable puchero. Rodé los ojos.

-Uy si. Me pondré como una vaca- Conteste burlón, mi hermana soltó un chillido molesto.

-Yo te iba a proponer un plan para la noche, pero ya no. Por gordo y grosero.- Y subió las escaleras con paso de diva completamente indignada. -Vamonos, Pato.

Comencé a reírme después de que mi hermana se fue y retome mi paso a la cocina. Tampoco es como si comiese la gran cosa, pero un delicioso aroma me sedujo justo cuando entre a la cocina. En la mesa estaba algo divino: ¡Una caja de Pizza!

Me acerque a la caja con total sigilo, temiendo que alguien pudiese pillarme con las manos en la masa, levante la tapa y mire dentro, aun había media pizza. Me mordi la lengua avergonzado cuando mi estomago comenzó a gruñir.

"Dipper Pines... ¡No tienes vergüenza! ¡Y tampoco llenadera! ¡Eres un maldito troglodita!" Me grito una parte de mi conciencia la cual apenas era audible, pues mi estomago me gritaba mas fuerte.

-Dos rebanadas de pizza no hacen daño, después de todo, sigo siendo un chico en desarrollo.- Me excuse. Así que tome mis dos rebanadas y las puse en un plato. [Madre mía! Ni yo como tanto xD]

Una vez, después de que cometí mi crimen con la pizza y borre la evidencia, subí las escaleras para ir a dormir, después de tanto baile me sentía cansado, sobretodo de los pies, me urgía quitarme las malditas botas.

Si No Esta Prohibido No Es Divertido (Bill X Dipper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora