Parte 8

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-Wow madre, esta pasta te ha quedado deliciosa.- decía Zeus relamiéndose la salsa de los labios.

-Sí, señora, tendrá que enseñarme la receta de la salsa para prepararla algún día.- dijo David con una sonrisa.

-Gracias hijo- dijo ignorando el comentario de Celopan- Ha venido Samantha y me ha ayudado, de hecho, ella ha sido prácticamente quien cocinó todo.

Y aquí empezaba otra vez, se podría decir que Celo ya se estaba acostumbrando, cada vez que visitaba la casa de su novio la madre de este comenzaba a nombrar a Samantha: "Samantha cocina muy bien" "Ha Samantha le han dado una beca" "Ella es una excelente chica". La madre aún no aceptaba el noviazgo de su hijo.

No es que fuera una señora de mente cerrada, pero no le gustaba que SU hijo fuera... eso.

Sus amigas la miraban frunciendo el ceño. No, ella no se avergonzaba de Cristian, se avergonzaba un poco de David, que le incentivara a ser cariñoso en público, exponiéndose a toda la gente.

Todos terminaron de comer en silencio, el padre de Zeus solo mantenía su boca cerrada, Celo no recordaba cuando fue la última vez que le escuchó pronunciar una oración, les miraba con una expresión que parecía triste en el rostro.

-Iremos a mi cuarto.- Dijo Cristian cuando terminaron de comer, poniéndose de pie y tomando la mano de su novio.-

-¿A qué irán?, pensé que iban a pasar el tiempo con nosotros-el tono de su madre denotaba molestia.

-De hecho David vino porque iba a mostrarle el nuevo juego de ordenador que compré. -el rostro de su madre estaba rojo, él, riendo, arrastró a Celopan por las escaleras mientras su madre gritaba:- Los quiero aplaudiendo y silbando, nada de cochinadas cuando se está en mi casa.

O.o

En cuanto entraron al cuarto los besos y las caricias no se hicieron esperar, se extrañaban, el cuerpo de uno anhelaba al otro y viceversa. Y llevaban casi todo el día juntos. Ellos formaban una relación que se mantuvo en secreto durante mucho tiempo, nadie más que ellos mismos sabían lo que estaba pasando, hace poco más de un mes que se lo comentaron a sus padres y amigos.

Los padres de David y su amigo Brei se lo tomaron de lo mejor, se sintieron muy felices por él. Y los de Zeus, bueno su madre les aceptó pero no muy a gusto estaba, su padre le felicitó, sus amigos le dijeron que ya lo sospechaban.

- No escucho ni los aplausos ni los silbidos.

Los chicos se separaron de mala gana, ese grito de la madre de Zeus les cortó todo el rollo.

- Máh, que David no sabe silbar.- respondió el hijo evitando reír.

- ¿Y aplaudir tampoco?, ¿es que también te salió tonto el novio?

- Me aburriste, mujer- se escuchaba la voz del padre de Cristian, los chicos se miraron extrañados. - ¿vas a dejar a tu hijo en paz alguna vez? Deja que se enamore, que viva su noviazgo como él desee y con quien desee. ¿Quieres a un hijo feliz, mostrándose como es, o un hijo deprimido, que se oculte y que te reproche siempre su tristeza?

- Y-yo. . Solo...-la voz de su madre comenzaba a temblar.

- Quieres lo mejor para él, lo sé. Así que toma tu abrigo, tu bolso y sube al auto, iremos a dar una vuelta y no molestaremos.

Hubo algo de silencio, un grito de despedida y el sonido de la puerta de la entrada cerrándose, pronto las llantas del vehículo alejándose de la casa.

Los muchachos estaban confundidos, el padre del chico nunca había actuado de esa manera, y las palabras que dijo fueron muy importantes para Zeus, esperaba de todo corazón que su madre las comprendiera.

- Lo siento- le dijo a David.

- ¿Por qué?

- Por la actitud de mi madre- le tomó las manos y las entrelazó con las suyas-

- Oh, no tienes por qué hacerlo- besó con ternura la nariz de su novio- en parte, como que ya me he acostumbrado a su actitud.

- Pero te trata mal, quiero que te quiera.

- Con que me quieras tú, me basta.

Unieron sus labios en un dulce beso, juntaron sus frentes y se miraron a los ojos con una sonrisa imborrable en el rostro.

Pero los momentos tiernos no duran para siempre, el celular de Zeus comenzó a sonar en su bolsillo, y aunque no quería contestar, quien sea que estaba al otro lado de la línea era muy insistente.

- ¿Diga, con quién?

- Con Adrián, ¿que aún no guardas mi número en la agenda del móvil?

-Ups, no.

-Pues como sea, que mañana hay torneo de Skate en la plaza del centro de la ciudad, junto a Sergio participamos y se nos ocurrió que era buena idea invitarlos, más tarde comer algo y compartir todos, ¿Qué te parece?

- ¡Por supuesto que iremos!- dijo David que estaba escuchando por el altavoz.

- Genial, inviten a Brei también, lo iba a hacer Ollie pero se a acobardado...Auch, pero si es cierto, -el mencionado acababa de darle una golpiza- se muere por verlo y le da vergüenza-

-El amor- Suspiró David.

- Nosotros lo invitaremos, pero no prometemos nada.

-Está bien, bye, espero nos veamos mañana.

Adrián colgó y ambos comenzaron a reír, se imaginaban que ese Ollie caería por Brei tanto como el chicho lo había hecho.

-¿Vamos a su casa a darle la invitación? - preguntó Cristian.

- Claro, le llamaré para decirle.

- Podríamos hacer piyamada en su casa esta noche.

-Se lo preguntaré.

- No, no lo hagas, será otra sorpresa para él.




Hay un chico - BrollieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora