Parte 5

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La alarma suena y él feliz la detiene, se siente con ánimos hoy. En realidad, es de los que le gusta madrugar y no tiene gran problema con el hecho de ir al colegio.

Pero no puede negar estar más contento que de costumbre.

Se baña, y por poco no da un concierto en la ducha, se viste y dirige al comedor.

- Buen día, familia.-dice mientras toma asiento y se sirve una tostada.

-Que animado estás, chico -dijo su madre sentándose a la mesa.

-¿Cuándo ha estado falto de ánimo? Tenemos a un niño feliz-su padre hablaba tras su taza de café.

-Pero hoy hay algo diferente, una madre siempre se da cuenta.

-Debe estar enamorado, son cosas de la edad-Brei se atoró con su trozo se tostada- ¿ves?, yo tenía razón.

-¿Quién es ella?, ¿La conozco? -preguntó su madre curiosa.

-Pues- tragó con dificultad lo que aún quedaba en su boca-bueno, es un él.

O.o

La alarma sonó y él, perezoso, estiró el brazo para apagarla. Lo que no tenía en cuenta era que un cuerpo se interpondría en su camino.

Había olvidado por completo que su amigo dormía a su lado. Tapó su cabeza con la almohada, negándose rotundamente a despertar, pero el sonidito de la alarma era demasiado fuerte.

-¿Piensan levantarse e ir al colegio?- el padre de Sergio entró a la habitación y detuvo el ruido infernal.

-No quiero levantarme. –se lamentaba.

-Pues que pena- quitó las colchas que los cubría.

-¡¡Hostia!! Que frío de cojones hace.- despertó Adrián en busca de las colchas.

-Cuidado con el vocabulario caballero. Ahora, se bañan, se visten y bajan a desayunar que se les hará tarde.

Desperezándose lo mejor que pudieron tomaron sus turnos para usar el baño y estuvieron listos, Sergio no podía dejar de pensar en la actitud de su padre. Hace mucho tiempo que no se preocupaba realmente de él. Es como si la última carta que había dejado para su madre fuera mágica. El chico de la estación, su padre que dejaba de estar totalmente ausente. Amaba el giro que su vida comenzaba a dar.

-Arriba los ánimos, ya es viernes. Tendrás tiempo de dormir durante todo el fin de semana.- con una taza de café y caminando de un lado a otro de la cocina su padre le hablaba.

-Sabes que detesto el colegio.

-Ni Adrián se queja tanto.

-Señor, yo soy como un ejemplo para Sergio, pero él es un cabeza-yunque que no entiende nada.

-Además verás a ese tal Brei.

Sergio escupió su café en el rostro de su amigo, quien, luego de unas cuantas exclamaciones de disgusto, subió las escaleras para cambiarse la playera.

-¿De qué estás hablando?- preguntó nervioso.

-Anoche dejaron la luz del cuarto encendida, estaban durmiendo y tú tenías la almohada abrazada y repetías ese nombre. Tienes que presentarme al chico. ¿Van al mismo salón?

-No, pero espero que lo puedas conocer pronto.

Hay un chico - BrollieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora