—Venga, necesito ir y lo sabes, porfavor —pide Chloe detrás de la puerta de mi habitación.
Llevaba días encerrada sin querer hablar con nadie y mi aspecto era horrible.
—Porfavor Mí, tienes que salir, te lo ruego. —Su voz se quebraba a cada palabra que decía. —¡Ayúdame esto en parte también es culpa tuya!
—Mía —esta vez escuché a Sam —Si sales de ahí haré un esfuerzo y te traeré a Oviedo, a cualquiera de los dos me da igual.
—Eres idiota? No los quiere ver ni en pintura —Suelta Chloe.
—Es verdad, te traeré chocolate, todo el que quieras, es una buena oferta no?
Oírlos me llenaba de felicidad pero mi corazón seguía sin vida.
—¿Chocolate con oreos? —pregunté inocentemente.
—Con oreos, con galletitas saladas, con Merengue, con nata, con mocos, de lo que quieras!
Reí.
Abrí la puerta para luego recibir un cálido abrazo de los dos.
—Estás horrible —suelta Sam.
—Tu estás genial —digo sarcásticamente al ver su pelo todo destrozado.
—El secador no funcionaba.
—Bueno pequeña Mía, vístete, come algo, lávate los dientes tres veces y vámonos. —dice Chloe.
—Adonde?
—Al parque de atracciones. Tu madre nos dijo que hoy vendría tu primo.
—Calum?! Calum va a venir?!
—Si, ese tío —suelta Sam para luego darle un golpe en el hombro. —Auch —se queja.
—Por hablar mal de mi primo —digo.
•••
—Eso ha sido genial! —dice Calum al bajar de la montaña rusa.
Yo solo daba vueltas y vueltas. Quería potar de una vez por todas.
—Voy al baño chicos —anuncio para después encaminarme a los baños portátiles.
Al llegar digamos que la imagen no era del todo buena.
Dani liándose con Miriam, otra vez, es que no para este niño?
Miriam se percató de mi presencia y echándome una mirada de es mio volvió restregándose a Dani.
Pasé de ellos y me metí en un baño.
Al salir vi la figura de Dani mirándome, me crucé de brazos.
—Te puedes apartar? —suelto.
—Tenemos que hablar —dice.
—Mejor síguete restregando con ella, pero tranquilo, no le diré nada a tu novia yo n-
—Me ha dejado —me interrumpe.
—No me sorprende lo más mínimo —digo para luego comenzar a caminar pero me sujeta la muñeca.
—Tenemos que hablar —repite.
—Te he dicho qu-
—Se lo que has dicho mierda! Te lo estoy pidiendo enserio, porfavor —se le veía frustrado.
Suspiré.
(•••)
—Y bien? —Pregunto sujetando la taza de café en mis manos.
—Solo... Lo siento, te utilice si —rodé los ojos —Pero entiéndeme necesito la nota, mis padres me matarían si tuviera que catear Física. Jesús me lo dijo, y lo hice, lo siento. —se le veía arrepentido.
Tome un sorbo del café.
—Sabes Daniel? Todos hacéis lo mismo, desde que llegué aquí, solo me queréis porque trabajo —escupo con rabia —Pero... Supongo que no pierdo nada perdonándote —le miro —Pero hoy no.
Me levanté de la mesa y salí del local.