—Dani... —dije.
—Quien habrá sido el hijo de puta que me ha pinchado las ruedas? Fijo que fue el cabrón de Luke, enserio se merece unas cuantas.
—No ha sido Luke —le enseñé la nota.
—Vale, tranquilicémonos.
—Estás loco?! Nos van a matar! —comencé a gritar cosas en inglés hasta que me cogió por ambos lados de la cara y me beso.
—Ei, te dije que no pasaría nada vale? —me susurró —Confía en mi.
Suspiré —Y cuál es tu plan, genio?
—Ninguno, no tengo plan.
—Entonces?!
—Estaremos juntos vale? Mientras esteas conmigo no te pasará nada.
—Eso es fácil decirlo, ahora en la situación, te cagas en los pantalones —dije cruzándome de brazos.
—Puede ser... Pero tenemos que intentarlo. Sube.
—A la moto? Estás loco? Están las ruedas pinchadas.
—Muy bien, cogeremos la moto de Jesús.
—Tampoco dejaremos a tu hermano sin transporte —bufé.
—Caminando? —preguntó.
—No me arriesgaré a que nos maten por el camino. Iremos en autobús.
—Tu si que estás loca, en el autobús? Ahí hay más piojos que en un colegio de párvulos. Eso para mi pelo es como la matanza de Texas.
—Dani... —suspiré.
—No. Ni loco. Nunca.
[...]
—Te dije que quería la parte de la ventana! —exclamó.
—Para de llamar las atención, todos nos están mirando. —dije.
—Porque soy Daniel Oviedo bebé, te vas a hacer muy famosa.
—Lo que me faltaba ahora.
Al llegar a casa estaba dispuesta a salir del autobús cuando Dani me cogió de la muñeca.
—Adónde vas? —preguntó frunciendo el ceño.
—A casa —dije.
—Te dije que teníamos que estar juntos —dijo y tiró de mi haciendo que cayese encima suya. —Mira que guapa que eres —rió y me dio un pico.
Me sonrojé.
—Vaya, la parejita —dijo Miriam llegando hasta nosotros.
—Qué quieres Miriam? —preguntó Dani.
—Como es que estás con ella? No ves como te mira la gente? —le susurró.
—Es mi novia —sonrió satisfecho. —Algo más?
Abrió la boca para decir algo pero un frenazo del autobús hizo que se cayese en el pasillo.
Todos se empezaron a reír y con eso Dani y yo.
Ella se levantó muy enfadada.
—Esto no termina aquí! —gritó para luego salir del autobús.