-Vamos Sam, sólo necesito que me lleves al instituto -le gritaba por teléfono a mi mejor amigo.
-Oye, mi padre no me deja el coche en toda la semana, te vas a tener que esperar. O vete en bici o en Autobus. No te vas a morir.
-Agg esta bien -cuelgo.
Oh, mis modales. Me llamo Mía. Mía Edwards. 16 años. Sevilla. Vida fácil? Supongo que si. Amigos? No me quejo. Familia? Increíble. Amor? Los chicos son idiotas. Excepto Sam. Él es mi mejor amigo. Solo mi mejor amigo. Nada más.
Me crié en Londres. A los siete años me mudé aquí. A Sevilla. A España. La vida cambió. Tuve qué aprender Español eso está claro.
-¡MIA VAS A LLEGAR TARDE!
Mamá. Mi preciosa mamá. La amo. No hay persona que mas ame en este mundo.
Excepto papá.
-Buenos días Mía. -dice Papá dándome un beso en la frente.
Papá es abogado mientras que mamá es enfermera.
Mi padre se llama Mike Edwards.
Mamá, Mery Elizabeth Moretz.Haciéndome a mi Mia Edwards Moretz.
Pero no hablemos de mí.
Os contaré mi historia.
El día empezaba bien, como siempre.
Me levanté, duché, vestí, desayuné, y fui al instituto.
Allí, comenzó el desastre.
-Sam! Te dije que me esperarás en la entrada! -le dije.
-Lo siento, me di cuenta de qué no tenia los deberes de matemáticas hechos. Entonces subí y los acabé. ¿Y Chloe?
-Aquí! -mi mejor amiga apareció corriendo por los pasillos.
-Hasta qué apareces -le regaña Sam.
-Lo siento, el coche de mi padre se estropeó y tuve que venir andando. Me duelen los pies...
Tienen una muy bonita relación.
Y allí aparecieron ellos.
Los increíbles Daniel y Jesús Oviedo. Los chicos mas populares de todo el instituto.
Todas las miradas de las chicas se dirigían hacia ellos.
Todos los chicos celosos por su llegada.
Y es que... Me tienen loquita.
-Víboras. Despertad. -dice Sam pasándonos la mano por la cara.
-Em... si -decimos a la vez para luego coger la mochila y adentrarnos en clase.
•••
-Bien, nos pondremos en parejas mixtas para el trabajo. -dijo el profesor de química.- Buscad pareja.
Miré a Sam, pero este ya estaba juntado con Chloe, me habían dejado sola.
Malos.
Entonces empecé a leer un libro y esperé a que todos tuvieran pareja para ir sola. Otra vez. De nuevo.
-Perdona, tienes pareja? -una voz llegó a mis oídos.
Le miré.
Oh dios mio.
Daniel Oviedo.
-Eh... No no estoy libre. Quiero decir para el trabajo no para otra cosa... Seguro que me entiendes no? No quiero quedar mal es qué... Ya me callo. -dije muy nerviosa.
El rió y se sentó a mi lado.
-Pues ya tienes pareja -me dice sonriendo.
Yo rei como una idiota.
Dani.
-Bien, nos pondremos en parejas mixtas para el trabajo. -dijo el profesor de química.- Buscad pareja.
-Dani -me dice Jesús. Yo le miro.- Ves aquella chica? -dice señalando a una rubia que estaba en primera fila leyendo un libro. Yo afirmo.- Se llama Mía, y si te pones con ella conseguirás un diez fijo. Todos los chicos que han trabajado con ella lo han conseguido. Tu también puedes. Venga, animo.
La verdad, necesitaba buena nota para aprobar. Y no era mala idea.
Me dirigí hacia ella y después de soltar un suspiro:
-Perdona, tienes pareja? -le pregunto. Y dejó de leer su libro para mirarme.
-Eh... No no estoy libre. Quiero decir para el trabajo no para otra cosa... Seguro que me entiendes no? No quiero quedar mal es qué... Ya me callo. -dice nerviosa.
Yo reí.