CAP. 2: LAS DOCE CASAS: NUESTRO HOGAR

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*+*Shaka*+*

A las afueras del Aeropuerto de Atenas, se encuentra el autobús del Colegio bajo la insignia de Niké, la diosa de la Victoria. Y precisamente en ese autobús estoy yo. Tras un año de llegar de la Universidad Oxford, estoy aquí esperando al nuevo miembro de "La Orden de Los Caballeros De Oro". Al parecer, es del oriente, como yo. La verdad, dudo mucho que sepa lo que significa que él esté aquí...

Se acerca alguien con una larga cabellera lila. Pone sus verdes ojos en el encargado que lleva una lista. El chico inclinándose le enseña un papel, puede que sea una carta mientras el encargado asiente. Miro alrededor y sorprendido de que mis camaradas también se encuentran en ascuas por saber la identidad del doceavo miembro. Me fijo en los asientos percatándome de que hay tres lugares desocupados. Aún faltan más miembros...

El pelilila aborda el autobús. ¡Cielos! En verdad este muchacho es atractivo y parece digno de confianza. Ocupa un asiento al lado mío ante las miradas de todos. Es entonces cuando cierro mis ojos, pero me hace voltear a verlo ya que me dan curiosidad los puntos rojizos en su frente. Mi visión se cruza con la de él y me sonríe inclinándose levemente. Inevitable me es corresponderle y de sus finos labios sale una voz delicada pero varonil a la vez al presentarse:

—Hola, ¿Cómo te llamas?

—Shaka Gautama Muny. Llámame Shaka. —le contesto. A pesar de que le digo mi nombre, aún sonríe.

—Mucho gusto, mi nombre es Mu Wang... —se inclina como hizo al principio. Vuelvo a cerrar mis ojos para que no descubra la vergüenza... Tratando de iniciar la plática, le comento:

—Por tu apellido, podría vaticinar que eres chino...

—Casi. Nací en Jamir, el Tíbet y... supongo que tú eres hindú...

—Sí, —asentí y continué —y dime, Mu, ¿a qué has venido a la Universidad de Atenas?

—Hice mi exámen en la Universidad de Tokyo para ingresar a esta Academia y me quedé...

—Disculpa por interrumpir... pero, ¿qué son esas marcas en tu frente?

Una vocecita atrás de nosotros interrumpe de sobremanera la plática de Mu. Abro mis ojos y me vuelvo al causante de la falta, pero en vez de una persona, encuentro dos. Uno de mirada vivaracha y alborotada cabellera azul y el otro con los ojos cerrados, los brazos cruzados y la caída de sus hebras lisas verde agua: Milo y Camus...

— ¿Y bien? ¿Qué son las marcas en tu frente? —vuelve a preguntar el alegre Milo, cosa que yo corto al opinar:

—Por habernos interrumpido, de menos preséntate, ¿No?

—Lo siento, —se aclara la garganta— soy Milo Antares, estudio sociología...

—Mucho gusto, Milo... bueno, estas marcas son características que tiene mi familia... —lo más sorprendente era que Mu sigue sonriendo a pesar de que Milo lo ha distraído. Sediento de curiosidad, Milo continúa acaparando al pelilila:

—Escuché que eres del Tíbet, ¿Acaso no los dañó la reforma cultural en China?

—No tienes que contestar esa pregunta... —intervino el gélido Camus, el único capaz de calmar al peliazul.

— ¡Camus! —exclama Milo en tono parecido al reproche. El aludido abre sus ojos dejando ver el azul apagado de su mirada. Serenamente pronuncia en un acento romance:

—Camus Trolliet, nacido Conde francés y estudiante de letras y literaturas grecolatinas... disculpen a Milo, lo que pasa es que es un metiche.

—Pero Camy, tengo que serlo, soy sociólogo... —se excusa Milo al ver como Camus vuelve a poner su mismo rostro serio.

La universidad en AtenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora