CAP. 23: BAILE DE MÁSCARAS

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*+* Death Mask*+*

¡No puedo más! Esta fiesta es horrenda. Claro, como es de griegos no quiero ni pensar cuántas vajillas completas romperán a lo largo de la noche. Quiero irme, pero no puedo: Aphrodite está muy ocupado haciendo de detective encubierto. Parece disfrutar de su actuación. Me largo. Voy directo a la salida cuando veo dos siluetas que hablan entre sí. Parece que son un Marina y un Espectro... ¿Por qué carajo me refiero a ellos con esos ridículos nombres? Tal vez porque los considero inferiores...

— ¿Qué tal tu velada, Masky?

Reconozco esa horrenda voz: la tonta de Psique está hablándome otra vez. Desearí no haberla conocido nunca, pero, ¿qué se le va a hacer? Desgraciadamente, el pasado no puede cambiarse... aún. Me volteo con una sonrisa claramente fingida. Su presencia es vomitiva, no me molesta en ocultarla, sería un insulto si no lo hago. La mujer también sonríe hipócrita; sabe que no puedo negarme y eso lo aprovecha. ¡Demonios, padre, no debiste hacer tratos con gente repudiable!, ¡por eso caíste tan bajo de la presidencia!, ¡por idiota! Ahora tengo que besarle el trasero a la mujer que nos salvó de que los jueces nos quitaran todo. En fin, personalmente no le debo nada, pero si abro la boca, toda mi familia caerá y ensuciaré a Dite, quien es la única persona que realmente me importa.

— ¿Qué quieres? —respondo lo más cortante que puedo.

— ¿Por qué no estás en la fiesta? Se supone que estás celebrando la victoria de tu equipo.

— ¡Ja!, ¡no me hagas reír! No me importa ese estúpido concurso ni lo que pase con ellos.

— ¡Oh!, ¡qué triste!, ¡ni siquiera te importa tu novio! ¿acaso lo vas a olvidar tan rápido? —me dice venenosa. La miro con rabia contenida. Será mejor que ni se meta con Dite porque si lo hace, soy capaz de mandarla al infierno, literalmente.

— ¿A qué vienes, mujer? Que yo sepa, no tienes ningún asunto que arreglar conmigo ya.

—Cierto, es solo que te vi tan alejado del resto que me dio pena.

—Misión cumplida. No te necesito, así que ya vete de aquí. —contesto irónico. Ella enarca una ceja y me mira altiva. En serio la odio más que cualquier cosa en el mundo.

—Siempre vas a necesitarme, querido Jean Carlo Andreotti; tú o tu padre. Eso no lo olvides.

Se acerca rápidamente y me da un beso en la mejilla. Da media vuelta y se mete a la fiesta. Como dije antes, los griegos son molestos, tanto que deberían estar muertos. En fin, ya puedo respirar un poco de toda esta locura. Entrar no es una opción siquiera. Miro las estrellas y sonrío; la noche siempre ha sido mi momento favorito, ocurren las mejores cosas cuando se está oscuro. Sobre todo, cuando tengo a Dite gimiendo por mi causa...

— ¿Se puede saber qué estabas platicando con esa bruja, Masky?

¿Dite lo vio todo? ¡Demonios! Voy a tener que improvisar. A lo lejos, noto gritos, puede que me sirva de algo para salvarme más tarde.

—Realmente nada. —contesto sin darle importancia. Dite no me cree, ¡maldición!

—Nadie puede hablar sobre nada, Jean Carlo Andreotti.

—Te aseguro que no hablamos de nada.

— ¡Ajá! Conozco a los de tu clase y sé perfectamente qué significa el "nada" en sus conversaciones.

— ¿Entonces por qué me preguntas si ya lo sabes?

Dite mueve la boca, pero no emite ningún sonido, ¡vaya fiasco en el que me metí!, ¡estúpida Psique! A lo lejos se oyen gritos. Tengo que quitarme la culpabiblidad dentro de la cabeza de Dite y eso lo lograré colocándole una idea más importante. La conversación de esos dos ya se elevó de tono. Perfecto. Lo llevo a la bulla que se hizo y nos arrodillamos detrás de un arbusto. Dite intenta decir algo, pero le tapo la boca y hago la señal de silencio. Sólo sus ojos expresan desconcierto. Espero no nos vean. Descubrimos dos pares de piernas solamente. La pelea debe ser épica:

— ¡Estoy harto! ¡No te seguiré el juego esta vez, hermano!

—¡Pero es necesario para obtener ventaja de todo el equipo!

—¡No! Será mejor que desaparezca antes de que descubran todo esto.

—Oye... Zid... espera, no te vayas...

Los pasos se alejan. Cuando los oigo lo suficientemente lejos, ambos emergemos de los arbustos y Dite me mira con extrañeza:

—¿Qué acaba de pasar?

—No lo sé, pero parece sospechoso. —añado para crear ambiente. —Demasiado sospechoso realmente...

—¿Crees que sean los culpables de haber lastimado a Mu?

—No lo sé, pero de lo que estoy seguro es que uno de ellos se arrepiente.

—Uhm... —Dite se queda pensativo. Idea insertada. —ahora, sólo nos queda averiguar de dónde viene el nombre de Zid y listo, veremos quiénes son los culpables.

—Cierto, amor. —Respondo orgulloso.

—Pero antes de eso... —se planta frente mío y cruza los brazos. La luz de la luna lo hace más hermoso, pero ante su mirada de piraña se me baja la excitación. —¿me vas a decir con detalle de qué hablaste con esa mujer o prefieres que te haga un drama del que te acordarás toda tu vida? Tú decide.

¡Maldita sea! ¡No se le insertó! ¿Qué hago? ¿Verdad o reto? No importa, tarde o temprano se iba a saber...

—Bien, tú ganas. —Meto ambas manos a los bolsillos del pantalón. —Conozco a Psique por las relaciones con mi padre, pero es una molestia constante porque siempre que quiere portarse mal, me llama para que limpie su desastre.

—¿Entonces por eso me dijiste que no la conocías?

—Exacto. Es realmente un resquicio.

—¿Es todo?

—Sí.

—Entonces iré a hablar con ella para que no te moleste.

—No tiene caso que lo hagas. Esto va más allá de nosotros dos.

—¿Por qué?

—Porque la relación entre nuestros padres se rompería y ambas empresas quebrarían. Aunque no lo creas, ella tiene mucho poder en la bolsa italiana.

—Dime algo, Masky, ¿tú familia está en la mafia?

—No, pero la relación de negocios que tenemos es casi como eso, sólo que legal.

—Mmm... —Dite coloca sus manos a los costados. Ya no parece a la defensiva. Es curioso decirlo, pero él sabe más de mi vida que mis propios padres y, a pesar de todo lo que he hecho en el pasado, siempre estuvo ahí para aceptarlo y dejarlo pasar como experiencias y recuerdos. Quizá el que le haya contado sobre Psique le hace ver que es importante para mí. Aún así, debo practicar más para que las ideas que le dé se instalen pronto en su cabeza. Sé que no es vacío, pero sí dramático y eso me molesta.


La universidad en AtenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora