La universidad en Atenas

CAP. 12: LA CITA DE SHAKA Y EL TRATO DEL CANGREJO

*+*Aioria*+*

No puedo concentrarme, por más que lo intento. Tengo que comprender lo que estoy leyendo para el concurso interuniversitario. A ver, otra vez. Minerva es la diosa de la sabiduría romana al igual que Atenea, sólo que es griega. Bien. Zeus es el gobernante de los cielos griegos, lo mismo que Júpiter. Sí. Ahora, Juno es la esposa de Júpiter y bendice los matrimonios, Hera hace lo mismo, pero es griega y esposa de Zeus. Ok. Febo es el dios Sol al igual que la diosa Amaterasu... ¿Qué tiene ella que ver en todo este embrollo mitológico? ¿Quién es ella?

Me rindo. ¿Por qué la humanidad creó a tantos dioses pudiendo hacer bien a uno que haga todo? Eso, sin duda, sería más práctico. Cierro el libro y lo aviento a la cama para levantarme y espabilarme un rato. Mi cabeza está saturada de tantos dioses... Me pongo la camisa blanca y cierro la puerta de mi recámara para ir en busca de tranquilidad. Al parecer, Kanon y Milo no están disponibles. La fotocopia se fue a la casona de los Generales Marina para hablar con algún amigo suyo y Milo está con Camus estudiando... o eso se supone que deberían estar haciendo...

-¿A dónde vas, Aioria? Tienes que estudiar para el concurso...

Una voz del cielo me habla, ¿Será realmente Dios? ¿Se habrá apiadado de mí o desea castigarme con su conocimiento? Me doy la vuelta y veo una bella aparición. Un ángel mirándome con sus zafiros puros y el largo cabello dorado cayendo por los hombros de su túnica guinda puesta. Un mensaje del cielo que me ordena estudiar. El hermoso ángel frunce el entrecejo y pasa su mano blanquecina por mis ojos. Es entonces que me doy cuenta que la bella ilusión es Shaka. Mi alegría ya es más grande.

-Voy a cualquier parte. Tengo saturado el cerebro con tantos dioses... voy a relajarme en algún lugar...

-¿Estudias, Aioria? Yo pensaba que te iba mal en los exámenes porque no tenías cerebro... estoy muy impresionado. –No te burles de mí, rubio. Sabes muy bien que no es cierto, pero, ¿Por qué me lastimas de esa forma?

-Claro que estudio, Shaka. Por algo estoy en las Doce Casas, ¿No? Pero no me concentro en lo que estudio... ¡Necesito a alguien que sea mi tutor! –sé que suena una súplica desesperada, pero, ¡Necesito ayuda y urgente! Alguien que sea muy inteligente, sabio y dedicado como Shaka... Shaka... Shaka... ¡Shaka! Eso es. Le pediré ayuda a él. Sólo espero que acepte.

-Aioria, ¿Por qué no me dijiste que necesitabas ayuda? -¿Qué? ¿Shaka diciendo que me va a ayudar? ¿Esto es un sueño o qué? ¿Acaso puede leer la mente?

-Pensé que te enojarías, así que mejor opté por estudiar por mi cuenta... pero realmente no entiendo nada...

-¡Qué poco me conoces, Aioria! –responde indignado Shaka.

Me doy vergüenza, ¿Cómo no conocerlo? Sé que no le gustan las cosas dulces, que es vegetariano y que le gusta mucho leer a Confucio (Que por cierto, no sé quién es), sé que medita todos los días de las cinco a las seis de la mañana y que casi siempre tiene sus ojos cerrados por la luz del Sol. Nunca me lo ha dicho, pero observo cada parte de él, como si me fueran a hacer un examen de Shaka. Pero al momento de hablarle, siempre responde en un tono sarcástico y burlón. Es como si dudara de mi capacidad mental al analizar la suya. Sé que debe ser cierto, pero no tiene por qué ser hiriente conmigo, ¿Acaso me odia? Y si es así, ¿Por qué motivo?

—Conozco muchas cosas del Shaka soberbio, pero casi nada del amable... no me has dejado conocer esa parte, Shaka... -la expresión de su rostro parece como si estuviera a punto de llorar. Tan triste, desilusionada, herida. ¿Dije algo malo que lo hiciera sentir de ese modo? –Perdóname, Shaka. Realmente no quise lastimarte. De verdad, lo siento mucho... —suplico, pero su reacción me sorprende. Sonríe. Por primera vez para mí sonríe. Es una sonrisa... amable, compasiva, hermosa como todo lo que le rodea. Me pregunto por qué no muestra su sonrisa siempre. Es entonces que Shaka me toma del hombro y se queda pensando largo rato para decirme: