CAP. 5: EL TERCER CAMPUS Y EL FESTÍN EN LA OFICINA

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*+*Aphrodite*+*

— ¡Aphrodite, ya queremos irnos! ¡Se nos hará tarde para nuestras clases!— grita Kanon desde la ventilación del autobús, enfrente del portón principal de Las Doce Casas.

Pero no puedo dejar de escoger una mochila para las clases. Bueno, es que siempre los accesorios tiene que combinar con los zapatos, ¿No? Y obviamente, no quiero ni ir sin haber combinado mi vestuario. ¿Qué dirán los estudiantes si ven fachoso a uno de los doce elegidos, editor responsable del periódico universitario y modelo en la última pasarela de mi amigui? Por eso, siempre me tardo horas en estar listo. Para salir perfecto.

A fin de cuentas, elijo mejor una carpeta negra pensando en que no quiero cargar útiles el primer día de clases. Este color me recuerda a Masky, siendo él tan elegante y misterioso. Y pensar que ayer se comportó como todo un caballero en el restaurante de comida italiana más exclusivo de esta ciudad...

Veo el reloj en la sala y me doy cuenta que es súper tarde. Me miro por última vez en el espejo de la entrada y me sonrío coquetamente. Corro que vuelo al autobús teniendo cuidado de no arrugar mi camisa de blanca seda, ni manchar mis zapatos relucientes. Subo al bus y me apresuro a sentarme al lado de Masky. Me le acerco para besarlo mientras me susurra al oído:

—Hasta que por fin sales, Dite... no entiendo por qué te tardas...

—Amor, —le digo –es para verme adorable ante tus ojitos...

—Eres adorable con el simple hecho de respirar...

Me ruborizo al oír esas lindas palabras, cosa que parece encantarle. El autobús acelera dejando atrás nuestro hogar. Todos se empiezan a relajar. De pronto, Milo, que está delante de nosotros, se vuelve a nosotros y me dice en tono bastante burlón:

—Oye, Dite, ¿Qué tanto haces para tardarte todas las mañanas? Porque si Kanon no te llama, no saldrías de tu habitación...

—Créeme, bichito, que soy más madrugador que tú.

—Pero, al menos, yo si estoy listo para el desayuno y hago todas las obligaciones que me tocan...

—Soy un hombre ocupado, Mily, ¿Crees que ser editor, modelo y elegido es tarea fácil? Pues no.

— ¡Campus de Ciencias Físico-Matemáticas! —anuncia el conductor deteniéndose. Milo ahora no puede abrir la boca, ¡Qué bueno!

Aioria, Shura y Aioros se van despidiendo de todos prometiendo ir a comer a las Doce Casas. Yo no puedo hacerme muchas ilusiones, porque tengo que supervisar el trabajo de mis subordinados. Parece que mi jefe me presenta a mi secretaria. Sólo espero que haga el trabajo como a mí me gusta. Además, siempre le mando un ejemplar a mi madre, quien es conocida como Dennis De Reynold, una gran escritora en mi país natal: Suiza.

Pero no quiero regresar a mis orígenes, no ahora. Mientras discutimos Milo y yo, Masky solo aprieta los dientes y nos dice:

—Déjense de tanta palabrería y compórtense, ¿Quieren?

—Tranquis, Death, Tranquis... –le intenta calmar Milo. Creo que no tiene idea del carácter que se carga Masky cuando se enoja. Pero, supongo que si conoce el de Camus... y le empieza a saltar una vena, ¡Ugh, qué horrible se ve!

—Milo, —le dice Camus serio –ya deja a Death Mask o algo malo te pasará...

Una risa estrepitosa sale de los labios de mi Masky, se le oye pausada cuando pronuncia con potente voz varonil:

La universidad en AtenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora