CAP. 17: PREOCUPACIÓN PATRIARCAL Y SENTIMIENTOS ENCONTRADOS

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*+*Dohko*+*

El ocaso ha llegado por fin con sus cálidos mantos tiñendo el cielo. Los demás rectores se van retirando junto con sus jueces: primero, Julián Solo, después Hilda de Polaris y, por último, Arón Heinstein. Observo a Shion y veo que parece nervioso. Es lo más lógico. Mu está concursando y se preocupa demasiado por él. Su amor de padre sobrepasa en este momento a la inminente obligación como rector. Giro mi vista a las gradas y veo a Shiryu con Kiki de la mano y a sus amigos platicando animadamente. Lucen cansados, el desfase de horario debe estarles dando algunos problemas. Midori está mirando la pantalla con curiosidad mientras habla con Shun.

Finalmente, Shion se levanta de la mesa y le indica al jefe de personal del concurso que también se retira. Ambos bajamos las escaleras de madera y nos dirigimos al público. Tanto Shiryu como los demás se levantan, mientras Shion les sonríe:

―Nosotros nos retiramos. Si gustan, pueden quedarse, pero les recomiendo que descansen. Esta prueba dura tres días.

―Gracias, Shion. ―responde Shiryu bajando de las gradas y ayudando a su novia con las manos entrelazadas. Se dirige a mí. ―Papá, me voy a quedar con los muchachos en el departamento. Agradecería si Shun Rei se va con ustedes.

― ¡Claro que sí, hijo! Pero me gustaría más si ustedes vienen al nuestro. ―Shiryu asiente al igual que los demás. Volteo a ver a Midori quien parece haber notado mi mirada y le pregunto. ― ¿Tú qué dices, Midori? ¿Te quedas?

―Sí, Psique, Katsumi y yo esperaremos a que termine el concurso. Gracias de todos modos, Dohko...

―Bien. Pues vámonos. ―dice Shion.

Todos caminamos a la camioneta y en cuanto llegamos, abro la puerta trasera y le doy el paso a Shun Rei y Kiki, a quien carga en las piernas. Inmediatamente, siguen Shun, Hyoga, Shiryu e Ikki. Cierro la puerta y abro la otra del copiloto para cerrarla después. Shion da unas cuantas instrucciones a su secretaria y cierra la otra puerta. Arranca la camioneta y nos dirigimos a nuestro hogar. El transcurso del camino es apacible, aunque hay mucho movimiento a esa hora. Una vez que Shion detuvo el auto, nos bajamos y nos dirigimos a nuestro apartamento en el segundo piso.

Al entrar, los muchachos exclaman animosos sobre la decoración del lugar y Shun Rei, apenada por conocer nuestro nuevo hogar, me pregunta:

―Maestro Dohko, ¿Hay algo en que pueda ayudarlos?

―No, Shun Rei. Descansa y disfruta tu estadía... ―le digo amablemente mientras aparecen en sus mejillas dos manchitas de vergüenza.

Siempre me cayó bien esa niña. Digamos que Shiryu tiene buen gusto para escoger chicas. Shun Rei es jalada por Kiki, quien le conduce hacia su recámara para enseñarle sus peluches. La chica sonríe y le toma de su cabecita despeinándolo. Los chicos se acercan a mí y Hyoga me dice:

―Sus gustos no han cambiado, maestro Dohko.

―Gracias, chicos. En realidad, casi no estamos en casa debido a nuestras obligaciones. ―respondo animado.

―Debe ser muy duro para usted. No se esfuerce tanto, maestro. ―me recomienda Shun. Sonrío.

―No lo haré, pero no les aseguro nada, muchachos. Ser Juez en el Concurso Interuniversitario es difícil y más si estamos en Occidente.

―Papá, ¿Dónde está Shion? ―pregunta Shiryu volteando a ver alrededor. Abrazándolo, le contesto tranquilamente:

―Está en el balcón desestresándose por el día tan agitado que tuvo, pero no se preocupen, ―veo su cara de inquietud repentina. ―les prepararé una rica cena y después iremos a dormir, ¿De acuerdo?

La universidad en AtenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora