*+*Aldebarán*+*
Camino directo al gimnasio de la Universidad. Por más que me esfuerzo, no logro comprender la cultura japonesa. Debo preguntarle a alguien que venga de ese país o no podré hacerlos ganar en el concurso. Llego, pido un locker y me cambio para hacer mi rutina de atletismo. Pero al entrar a la pista, veo a Midori entrenar karate, me parece.
En cuanto me ve, sonríe y me hace señas con la mano saludándome. Voy directo hacia ella con paso presuroso y la saludo. Creo que me estoy poniendo rojo de la pena:
-Hola, Midori, ¿Qué haces a estas horas de la mañana?
-Konnichiwa, Aldebarán... entreno antes de irme al primer campus. El ejercicio hace que la mente se despeje... -¿Qué hará en el primer campus si es domingo? A pesar de mi creciente duda, sonrío feliz mientras le doy un beso en la mejilla. Puedo notar a simple vista que sus ojos son rasgados y pronuncia en un acento muy extraño. Me quedo mirando su rostro: el cabello negro y rizado, ojos aceitunados que le dan apariencia de ser un gato; nariz pequeña, labios delgados y chicos. Siento que mi corazón late cuando se queda callada y me observa con media sonrisa asomándose. ¿Yo, un ser enorme, siendo avergonzado por una chica de pequeña estatura? Puede ser posible.
-Y... ¿Qué has estado haciendo últimamente, Alde? –me pregunta Midori de improviso. Mis mejillas las siento arder y me llevo una mano a la nuca para responder:
-Pues... he estado estudiando para el concurso interuniversitario, Midori, ¿Tú qué has hecho últimamente? –la chica se lleva una mano a la barbilla para pensar antes de contestarme. Se ve muy linda en verdad:
-He estado estudiando, pero en general no he hecho nada interesante... creo...
-¿Y tu familia no te llama? –pregunto alegre. Midori no responde inmediatamente. Baja la cabeza un poco y siento que está algo triste. Tal vez no debí preguntar eso. Levanta la vista, apagada, derrotada y en un instante más, su rostro brilla alegre.
-No, no me llaman, pero sé que todos están bien con mis hermanos, ¿Y tú, Alde?
-Pues sí. Mi madre me llama a las Doce Casas en la noche y me cuenta de nuestra pequeña finca. –respondo alegre, pero algo me preocupa y es su deje de tristeza. Hay algo que no le permite ser feliz. ¿El culpable será su familia? Puede que eso sea. Miro un momento el reloj de mi muñeca y ¡Cielos, las ocho! ¿Tan tarde ya es? ¡Tengo que regresar a Las Doce Casas a estudiar la mitología japonesa y...!
-¿Ocurre algo, Alde? –me pregunta Midori al verme tan nervioso. Una duda invade mi mente y sin contestarle, inquiero:
-Oye, ¿De qué país vienes, Midori?
-Pues de Japón, ¿No se nota por mis ojos? –esboza una sonrisa. ¡Lo que me faltaba! ¡Es un milagro! ¡Ella me puede asesorar muy bien!
-Bueno –me coloco una mano en la nuca. Esa ya es mi costumbre. –, es que no puedo comprender la mitología japonesa y... verás... -mis mejillas vuelven a agarrar ese tono escarlata otra vez, pero ella me sonríe feliz. Es como si esperara el momento de brindar su ayuda. Creo que soy así también.
-Ajá y quieres que te ayude a repasar, ¿No es así? –asiento mirando al piso. No sé qué deba hacer con esa debilidad que tengo pero... No puedo decirle que no, ¿Verdad? No a esa dulce carita que me recuerda a un gato a punto de saltar a su presa. No lo puedo evitar, ¿Tal vez me guste ella? ¿Yo le gustaré? Una angustia brota de las orillas de mi inconsciente al igual que las gotas de sudor por mis manos. Embarro el líquido corporal por mi pantalón. Pero Midori me levanta la barbilla como una pequeña de cinco años. ¡Cielos! Mi estatura no ayuda mucho, aunque creo que mi color de piel sí...
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La universidad en Atenas
FanficMu Wang fue seleccionado para estudiar en una de las universidades más importantes del mundo. Su destino será conocer a sus compañeros, concursar en un evento interuniversitario, entre otras cosas... Disfrútenlo.