Capítulo 41

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Kate estaba en la azotea del edificio. La mesa y las sillas que usaban cuando subían a comer juntos seguían ahí. Sólo faltaba él.

Su mente voló a todos esos recuerdos que incluían a Jay. Esas tardes que pasaron riendo antes de que ella se fuera a Nueva York. Esos diez años de enviar y recibir cartas. Y todos lo ocurrido tras su regreso.

La mañana en que le dijo que creía que era linda. La tarde en la que le mostró la azotea, que se convertiría en su lugar secreto. Aquella foto que se tomaron juntos y que seguía siendo el fondo de pantalla del celular de Kate. La fiesta de cumpleaños que le organizó, aquella noche durmieron juntos. Cuando decidieron practicar un baile lento, sólo porque sí. Su actuación frente a la familia de él, la primera vez que se besaron. El día que fueron juntos al aeropuerto para recoger a los padres de Kate. La mañana que fueron a desayunar juntos y su confesión.

Y pensar que sólo tres meses atrás volvieron a estar juntos.

Una mano se posó sobre el hombro de Kate, haciendo que se sobresaltara.

Era Nathan.

-Supuse que estarías aquí- dijo al tiempo que se sentaba en la silla a su lado.

-No, no podías saberlo- contestó ella sin emoción alguna.

-En realidad sí.

Kate lo observó sin comprender.

-Ustedes dos no eran los únicos que conocían este lugar- explicó él-, todos sabíamos que Jay subía aquí para estar a solas. Y también sabíamos que estaban juntos en este lugar cuando no los encontrábamos.

Un nudo se formó en la garganta de Kate y se obligó a sí misma a respirar hondo.

-No creíamos pertinente venir sin el permiso de alguno de ustedes, pero necesitaba hablar contigo.

El silencio se presentó. Kate tenía miedo de hablar y terminar llorando, pero Nathan insistía.

-Supongo que también dejó una nota para ti.

Ella frunció el ceño sin dejar de observarlo.

-¿También?- cuestionó.

-Dejó una en mi habitación.

"¿Qué escribiste para él, Jay?", se preguntó Kate. ¿Le contaría lo mismo que a ella? ¿Le hablaría de lo que sentía? ¿Qué más podía ser?

-No decía demasiado- continuó él como si le hubiera leído la mente-. Sólo que se iría por un tiempo y no lo había planeado bien, por eso se iba sin avisar.- Después de unos segundos, añadió-. ¿Qué decía la tuya?

Kate lo dudó. No creía correcto hablar con su novio del contenido de aquella carta, que no había sido una simple nota como la de Nathan.

-Eh... lo mismo.

Él se rió en voz baja.

-¿Segura?

-¿Había algo en especial que debía decirme?

-Es sólo que pareces muy afectada como para que te escribiera algo tan vago.

Ella volvió su mirada al frente y se concentró en el cielo gris que amenazaba con soltar la lluvia en cualquier momento.

-Kate... lamento que se haya ido...

-Yo también, Nath- dijo con pesar-. Pero no hay nada que podamos hacer. ¿O acaso tú sabes a dónde fue?

-En realidad no.

La pelirroja asintió sabiendo perfectamente que esa sería su respuesta.

Quería estar sola. Quería que Nathan se fuera y la dejara lamentarse por todo lo sucedido. Pero sabía que él no lo haría.

Volver a Verte (The WANTED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora