Capítulo 22

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-Nathan...

-Dime.

-¿Por qué me trajiste aquí?

-Pensé que después de diez años no estaría mal que volvieras.

-No puedo creerlo.- Sintió sus ojos llenándose de lágrimas. Lágrimas de felicidad.

Era su casa. La que tenía enfrente era su casa. No había cambiado mucho, al menos no por fuera, sólo que la pintura estaba gastada. Incluso parecía que le hubieran dado mantenimiento todos esos años.

-¿Estás bien, Kate? No quiero que llores, por favor.

-Estoy bien. Sí que me sorprendiste. No esperaba que me trajeras aquí... de tantos lugares... no esperaba este...

-¿Quieres entrar?

-¿Podemos?

-Por supuesto que podemos. Sólo dilo.

-¿No hay alguien habitando la casa?

-Tus padres no la vendieron.- Cuando vio la cara de sorpresa de la chica, continuó-. Tal vez ellos también planearon volver algún día. ¿Jamás te lo comentaron?

-No que yo recuerde. Estaban demasiado ocupados con sus empleos y con los cuidados para la tía Fey. Tal vez dijeron algo al respecto y yo no le tomé importancia porque estaba al pendiente de recibir una carta por parte de ustedes. Así que los culpo.

Nathan comenzó a reír y Kate se le unió.

-Bueno, al menos tú estás aquí justo ahora. Lo repito, dilo y podremos entrar.

-¿Forzarás la cerradura o algo así?

-No soy un delincuente, Kate. Lo haremos de la manera en que lo he hecho desde que te fuiste.- Nathan sacó unas llaves del bolsillo de su camisa.

Kate las reconoció también.

-Las llaves de mi casa. ¿De dónde las sacaste?

-De mi bolsillo, hace apenas unos segundos.

-Muy gracioso, Sykes. ¿Cómo las conseguiste?

-Tus padres se las dieron a los míos. Les pidieron que cuidaran de ella, por eso creo que volver estaba en sus planes.

Kate asintió y dio unos pasos al frente, en dirección a la puerta principal. Nathan la siguió.

-Entremos, Nath, por favor- pidió.

-¿Por qué no abres tú misma?- Él le tendió las llaves, ella las tomó con una mano temblorosa.

Buscó la llave correcta y la usó para desbloquear la puerta de entrada. Kate escuchó un ligero ruido, la señal de que podía girar la perilla y ver el interior del que fue su hogar durante doce años.

Suspiró y abrió.

Los muebles estaban ahí, en la sala a su izquierda, pero cubiertos con grandes telas blancas. Un sofá para tres personas y otro para dos, tres sillas, un mueble con un televisor encima. "Solía haber fotos de la familia sobre ese mueble, también los libros sobre medicina de papá estaban acomodados ahí", pensó Kate. Con los muebles cubiertos la sala se veía más grande de lo que Kate recordaba.

A la derecha estaba el baño. Entró sólo para comprobar que nada en él hubiera cambiado.

Una pared dividía a la sala de la cocina y el comedor, Kate fue en esa dirección. El comedor y las sillas también estaban cubiertos con tela, lo mismo que los electrodomésticos que además estaban desconectados.

-El olor de los postres de mamá se ha ido- susurró con nostalgia.

Más adelante había un pequeño cuarto de lavado, y después las habitaciones. Sólo tenían dos, una para ella y la otra para sus padres. La suya estaba a la derecha y la de sus padres enfrente.

Volver a Verte (The WANTED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora