Sé que te gusta confundirme

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31 de marzo del 2014
Camino las pocas cuadras que me quedan hasta mi casa. Estoy agotada ni me imagino lo que habría sido ir a correr con Evan, gracias a dios él estaba cansado. Hablando de él, creí que cumpliría su promesa de pasarme a buscar al colegio pero se ve que ladra pero no muerde. Empujo la puerta principal de mi casa suplicando no verlo, después de lo del fin de semana no dejo de pensar en él más que nada. No me gusta no entenderlo, me hace sentir más distante de él que nunca. El Evan que se presentó por la madrugada a mi lado no es el mismo que me despertó hoy, o mejor dicho ni siquiera me despertó.
Por la mañana bajé a desayunar y me encontré con un Evan desnudo de torso durmiendo boca abajo y abrazando la almohada como sí se le fuera la vida en ello. Tuve la intención de despertarlo dulcemente con un desayuno, pero después de haberlo hecho, llevárselo, intentar despertarlo, terminé tomando la opción de tirarle un vaso con agua fría ya que se hacía tarde para que me acompañe al colegio. Claramente su humor después de eso no fue el mejor. Todo el trayecto en micro se mantuvo en silencio.
-Hola, vaso de agua- me saluda Eathan, a lo cual yo lo miro sin entender- me contó Evan- aclara rascándose la cabeza.
-No esperaba verte aquí- tiro mis cosas sobre el sillón y paso por su lado buscando algo de tomar en la cocina.
-Que humor... Peleas con el novio?- me sigue.
-No tengo novio, y el humor me lo da tu amigo, quien por cierto dónde está?
-Salió a buscar algo, dijo que con ello te mantendría castigada
-Qué?!- me alarmo por un momento, un diseñador industrial con imaginación puede ser difícil de predecir.
Instantes después se oye la puerta principal cerrarse y un Evan sonriente entra. Corro desesperada buscando algo en sus manos.
-Con qué me vas a torturar?- tomo sus brazos e inspecciono, sorprendiendome a mi misma al ver un par de películas de ciencia ficción. Levanto la vista entusiasmada. Evan mira burlón a Eathan.
-Qué le dijiste?
-Que la ibas a torturar
-Muy dulce- dirige su vista a mi y sonríe- dijiste que no era un niñero ejemplar así que nos quedaremos en casa a ver películas de ciencia ficción. Sé que las chicas las odian- dijo con orgullo. Ooohhh que equivocado que está.
-Claaarooo, no veré eso- finjo odio, cuanto antes las vea, más feliz seré.
-Eathan te quedas?- pregunta Evan bajandose los anteojos de sol.
-No, tiene una cita- interrumpo aún concentrada en saber el nombre de las películas. Tomo su mano e inspecciono las películas.
-Cita?
-La amiga de tu niña- dice sin darle importancia. Toma sus llaves y se aleja hacia la puerta- diviértanse con las películas y si se asusta, no la abrases- le guiña el ojo y se va.
-No me asusto y menos con una película ridícula de ciencia ficción
-Ya veremos- se va a la cocina a hacerse un café y para cuándo vuelve yo ya estoy poniendo la primera película.
-No se sí te interesa pero ésta es una de mis películas favoritas- se sienta a mi lado y pasa el brazo por detrás de mi cabeza, no me toca, sólo lo deja sobre el respaldo.
-Cómo se llama?
-Los filósofos
-Suena aburrida.
-Créeme que no lo es, quizá te marees pero puedes preguntarme

La película transcurre y me sorprendo a mi misma descubriendo que entiendo temas como la alegoría de la caverna de Platón. Evan toma su café y a pesar de inclinarse sobre la mesa ratona para dejarlo, vuelve a colocar su brazo sobre mi. Luce atractivo y más joven de lo que es con una remera larga ajustada y un gorro de lana gris en la cabeza. Por un momento lo estoy admirando cuando siento que sus dedos juegan con mi cabello, e inconscientemente me empujo hacia atrás en el sillón para seguir disfrutando de esas caricias.
La película termina y no quiero alejarme de él porque nunca estuve tan cerca suyo y tan feliz.
Él se levanta a cambiar la película y para cuándo vuelve noto su mirada clavada en mi. Se recuesta en el sillón y por los nervios no evito mover mis piernas. Nervios por una situación extraña, por algo que jamás he hecho con ningún chico, ni he pensado en hacerlo. Nerviosa porque es con mi platónico con quien miro mis películas preferidas y lo único que quiero mirar es lo atractivo que se ve hoy.
Pone una mano sobre mi rodilla y hace círculos con el pulgar. Sé que es para calmarme porque le debe molestar mis movimientos pero su tacto me da una corriente eléctrica que recorre mi cuerpo y me obliga a doblarme.
-Tan mala es la película que no la quieres ver?
-No es eso- e inevitablemente veo su mano por lo que él comprendiendo la quita.
No quería que la quitara al contrario quería que la llevara a mi cintura y luego me besara, quería que algo entre nosotros sucediera. Pero siempre dicen que cuando uno menos se lo espera, lo bueno sucede. Entonces absorta en mis pensamientos apenas oigo a Evan hablarme.
-Voy yo o vas vos- habla en un susurro ahora mirándome, yo estoy concentrada en un punto fijo, no quiero arruinar este momento así que sin decir palabra alguna me levanto para hacer pochoclos antes de la tercera película.
Sucede tan rápido que aún no me lo creo, Evan toma mi mano y tirando con fuerza de él me da la vuelta y me tira sobre él, haciéndome caer sobre sus piernas e inclinada sobre su pecho. Levanta mi cara a la altura de la suya y me besa lentamente haciendo que en mi cuerpo se produzca piel de gallina. (Qué está sucediendo?) No quiero pero mi ética me supera y me alejo de él empujandome de su pecho.
-Yo...
-Olvídalo si?- me levanta de su cuerpo y se aleja hasta el patio, dejándome sola y confusa.

El cuidador (Evan y tu) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora