Nunca en mi vida me había sentido tan horrible como lo hice en el momento que me desperté.
Beber era divertido, el día siguiente definitivamente no lo era. Mi estómago daba volteretas, mi garganta estaba seca, no sentí mis piernas y la fiesta que tuvieron mis neuronas en mi cabeza parecía no tener fin. Aparte de todas esas incomodidades me sentí cálida. Un brazo alrededor de mi cintura me mantuvo pegada a su cuerpo
Abrí mis ojos de repente, lo cual lamenté por el dolor de cabeza, pero no por la vista porque frente a mí se encontraba un pecho desnudo, un musculoso pecho desnudo. Levantando la mirada me encontré con el pacífico rostro de Nathan. Solo cuando dormía podía pasar por angelical, todo lo contrario de cuando estaba despierto. Estuve tentada a acariciar su rostro y jugar con su cabello cuando una sonrisa perezosa se formó en sus labios.
—Me siento violado, ¿disfrutando de la vista?
Rodé los ojos.
—Eso desearías.
Colocó el brazo que estaba alrededor de mi cintura detrás de la almohada mientras que el otro se coló alrededor de mis hombros trayendo a su pecho y sus dedos jugaron con mi cabello.
—¿Cómo está mi Kitty fiestera?
—Umm... —El olor de su colonia se infiltró en mis fosas nasales trayendo los recuerdos de la noche anterior.
El juego en el bar, nuestro baile en la pista, yo vagabundeando por las calles descalza, cómo le pedí que me besara, yo cantando y bailando en la lluvia, cuando compartimos helado y mi última confesión antes de caer rendida. De repente las ganas de vomitar crecieron en mí. No pude creer que enserio le había confesado a Nathan que había una probabilidad de que me gustara, ¡le pedí que me besara y bailé sensualmente con él! ¡Maldito alcohol!
Me incorporé de pronto de lo cual mi cabeza se quejó y así lo hizo mi estómago.
—¿Qué te pasa, Kitty? —preguntó Nathan sentándose a mi lado.
—Me siento enferma.
Mi estómago se sacudió y comencé a sentirme enferma, realmente enferma, tan rápida como Flash corrí hacia el baño y levantando la tapa del inodoro dejé salir todo. Gemí ante el desastre que era.
"Ven, únete" dijeron
"Será divertido" eso dijeron.
¡No me estoy divirtiendo!
—¿Otra vez? —Nathan se arrodilló a mi lado sosteniendo mi cabello y frotó mi espalda.
Con el dorso de mi mano limpié mi boca y enfrenté a Nathan.
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Finge Conmigo
Teen FictionNathaniel Ferrars, descendiente de una importante familia, ha sido castigado por su arrogancia y prepotencia a ser un maniquí por el resto de su vida. Solo un beso a la medianoche de una luna llena podría salvarlo de su condena. Kathleen Evans es al...