El día del baile llegó un poco más rápido de lo pensado y ese día me veo atareada trabajando en mi traje. Tal vez había empezado a trabajar en eso semanas antes, pero con los sucesos de los últimos días me había desanimado y abandonado. Y ahora a último momento volvía al trabajo.
Trabajo desde temprano en la mañana hasta la tarde. Solo tomo cortos recesos para comer algo rápido y jugar con mis mascotas. Mi distracción más larga es durante la tarde cuando Nate llama.
—Hola tú, chico británico.
Nate rió entre dientes. Llevaba llamándolo de esa manera desde que pisó pie en su tierra.
—Hola tú, chica americana. —Su voz se escuchaba cansada y probablemente lo estaba pues se encontraba en un vuelo de catorce horas. Yo hace tiempo habría muerto.
—Tomaré tu llamada como un aviso de que estás en tierra norteamericana, asumiré que ya estás en el aeropuerto JFK luego de un largo vuelo. —Observé brevemente el reloj pegado a la pared de mi estudio—. Imagino que tu vuelo de escala está a punto de salir.
—En realidad por eso te llamo. —El pánico se filtró en su voz. Oh oh—. Mi vuelo de escala se ha atrasado una hora por no sé qué cosa, realmente no entendí nada porque estaba enfadado y frustrado.
—Entonces, tu vuelo saldrá a las ocho y media y vendrías llegando. —Conté con mis dedos las horas de viaje—. ¿Once de la noche?
—Eso creo.
Ahora entendía su temor, era demasiado cerca de su hora límite para acabar con el castigo. Demasiado arriesgado.
—Nate, ¿no hay otra manera? No sé venir en auto o tomar otro vuelo.
—Kitty, tomar un bus o auto me tomaría doce horas de camino. —Tenía razón en eso—. Y ya los demás vuelos están ocupados. No me queda de otra que esperar y es lo que menos quiero porque ya sé lo riesgoso que puede ser.
—Lo comprendo. —Nos mantuvimos en silencio solo pensando—. Supongo que entonces te veré en el baile.
—Supongo.
Otro silencio.
—Espero que te diviertas, Kitty, lo mereces.
—Lo sé, yo también espero hacerlo. Adiós. —Cuelgo la llamada antes de meter la pata con alguna de mis tonterías y sacudiendo la cabeza vuelvo a mi trabajo con mi vestido.
Me cogió la hora al darle los últimos detalles a mi vestido. Éste es una copia del vestido de Bella, pero su corte llega hasta mis muslos, es de color rojo ya que el amarillo no me queda y que le he añadido piedritas alrededor de los hombros caídos. Luego de una ducha rápida y maquillaje busco a mi madre para que haga mi peinado parecido al de Bella. Al bajar las escaleras me encuentro con la graciosa escena de mis padres jugando Just Dance, y claro, como era de esperar mi padre iba ganándole a mi madre que no es muy buena perdedora.
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Finge Conmigo
Genç KurguNathaniel Ferrars, descendiente de una importante familia, ha sido castigado por su arrogancia y prepotencia a ser un maniquí por el resto de su vida. Solo un beso a la medianoche de una luna llena podría salvarlo de su condena. Kathleen Evans es al...