Cuando llegué al apartamento cruzando mis dedos porque no fuera lo suficientemente tarde y rogando que todo saliera de la manera perfecta, estaba jadeando y vuelta un desastre en mi ropa. Pasa que cuando crucé la calle no me percaté de mirar mucho a los lados y un auto casi me lleva al más allá. Por suerte la mujer frenó a tiempo y yo solo me caí por el susto. El tipo de cosas que me suceden día a día.
Tenía mi mano sobre el pomo cuando alguien se me adelantó abriendo la puerta haciéndome tropezar en la entrada. Alcé mi mirada para encontrar a Rick que me miraba con una sonrisa divertida y tendía su mano para ayudarme a levantarme.
—¡Kath! —Rick me estrechó en sus brazos en un breve abrazo, el cual respondí. Sobre su hombro busqué alguna señal de si Nathan continuaba ahí pero no encontré nada—. Disculpa eso, voy un poco tarde a mi turno, ¿estás bien?
Evadiendo su pregunta voy directo al grano.
—¿Nathan aún está aquí?
Rick frunció sus cejas, pero asintió en respuesta pareciendo un poco confundido.
—Está en la cocina. —Señaló con su pulgar.
—Gracias. —Lo empujé a un lado y me adentré en el apartamento.
Tal vez pasar de mi primo haya sido un poco rudo pero los nervios no me dejan pensar correctamente. Necesito sacar cada pensamiento en mi cabeza para volver a sentirme en calma.
Antes de cerrar la puerta Rick grita: —Por favor, no quemes mi cocina esta vez.
—No planeo cocinar nunca más en mi vida.
Él rió y finalmente cerró la puerta dejándonos a mí y a Nate solos en su apartamento. Tomé una respiración profunda tratando de calmar mis nervios, pero nada parece calmarme y la cosa empeora cuando el estúpido pájaro de Rick comienza gritar:
—¡Kitty está loca! ¡Kitty está loca!
Me dirigí hasta la jaula mirando al pájaro de manera amenazante. Pensando en varias maneras de hacerlo sufrir, que dijera este tipo de cosas debía ser obra de Nate.
—No te atrevas a llamarme así. —Pero el pájaro solo abrió su pico con la intención de morder mi dedo que se encontraba a una esquina de la jaula.
—¿No te gusta la nueva frase que le enseñé? —La voz de Nathan en mi oído me sobresaltó. No lo había sentido acercarse porque estaba pensando en mil maneras de matar al pájaro. Estaba tan cerca y se veía tan guapo como siempre. Solo vestía unos jeans, su pecho andaba al descubierto presumiendo su definido torso.
—¿Es obra tuya? —pregunté tras aclararme la garganta.
Él asintió orgulloso de sí mismo, lo cual me enojó así que luego de golpearlo fuertemente me vuelvo hacia el pájaro y grité con chillona voz:
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Finge Conmigo
Teen FictionNathaniel Ferrars, descendiente de una importante familia, ha sido castigado por su arrogancia y prepotencia a ser un maniquí por el resto de su vida. Solo un beso a la medianoche de una luna llena podría salvarlo de su condena. Kathleen Evans es al...