Manos Cálidas

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El invierno se sentía en el aire, anunciando pronto el fin del ciclo escolar, los días festivos y el fin de año.

Los chicos se encontraban en la parada de autobuses esperando a que vinieran por ellos y así llegar a sus casas ya que hacía demasiado frió como para ir caminando. Los únicos que quedaron ahí fueron Lon y Zak, el primero porque supuestamente vendría su padre a recogerlo y el otro porque... Pues solamente para no dejar a su amigo solo.

Ambos chicos seguían esperando, Lon regularmente frotaba sus manos a pesar de traer puesto guantes, aun las sentía heladas, no era muy fanatico del invierno ya que no soportaba mucho el frío, por lo que siempre procura llevar varias capas de ropa encima, sin contar su bufanda y orejeras.

-Achu..!! *snif* agh... Maldición ¿Cuándo llegará mi padre? *snif*- ahora frotaba sus manos sobre el rostro al ya no sentir su nariz probablemente congelada.

-No me digas que tienes frió... - dijo el rubio quien miraba algo burlón a su compañero, quien le respondió con una molesta mirada de "¿Y tu que crees?" mientras seguía frotándose las manos.

- ¿T-tu no tienes frió a-acaso? - demonios ¡ni siquiera podía hablar bien!

El menor simplemente negó, aun con esa sonrisa en su rostro.

- Por alguna razón no siento el frió, o no tanto más bien - de nuevo miro al azabache a la vez que se le ocurría una idea - Lon, quitate los guantes

-¿Q-que? ¡E-estas loco!

- Solo hazlo, que acaso no confías en mi? - dijo un poco ofendido, pero aplicando la mirada de perrito triste.

- Agh... Esta bien, esta bien... - inflando una de sus mejillas a modo de puchero, lentamente fue retirando ambos guantes, no porque dudaba de Zak. Si no que no podía sentir sus dedos a causa del frío - Ya está...

Luego, Zak tomo las manos del azabache, cubriéndolas con las suyas, o lo que le era posible ya que las manos de Lon eran un poco más grandes que las suyas. Probablemente porque tocaba el piano, o algo así.

Lon se sorprendió por lo cálidas que eran las manos de Zak a pesar de no haber estado cubiertas ni nada. Poco a poco podía sentir las articulaciones de sus dedos moverse de nuevo. En sólo cuestión de minutos sus manos ya estaban tibias, era increíble lo que un simple tacto podía hacer. Fue entonces que al azabache se le ocurrió otra cosa...

Tomo las manos de Zak y las puso a los lados de su rostro, justamente en las mejillas y efectivamente se sentía más cálido, aun más cómodo y delicioso que cuando sujetaba sus manos. Sonrió un poco ante la sensación, además que le causó un pequeño sonrojo al menor quien se tomó por sorpresa la repetida acción de su compañero.

Era la primera vez que tomaba el rostro de Lon entre sus manos y al verlo con esa sonrisa, esa especial y curiosa sonrisa que en muy pocas ocasiones podía contemplar, le daba más animo y alegría en ese momento. El mayor levanto un poco su rostro ocasionando que de nuevo sus miradas se encontrarán.

Oro y esmeralda, uno que brilla como el sol y el otro que recuerda la vida en la naturaleza.

Era extraño cuando eso sucedía, pero no por el hecho de que fuera incomodo, si no por el contrario. Les era agradable cuando se miraban a los ojos. A Lon le gusta ver cuando esos pares de soles brillaban de ilusión y a Zak le encanta ver esas esmeraldas que le llaman demasiado la atención al reflejar miles de emociones.

No supieron por cuanto tiempo se mantuvieron así, Zak aun sujetando el rostro de Lon entre sus manos, además de tener  manos de este encima, mientras aun se miraban a los ojos, solo que al final, el padre del azabache nunca llegó, asi que ambos chicos fueron a la casa del menor y pasar un tiempo charlando. Lon tuvo que quedarse a dormir, cosa que ya había sucedido en varias ocasiones, solo que esta vez tuvieron que compartir la cama, ya que cierto azabache quería sentir de nuevo esas cálidas manos sobre él.

One-shots ZALONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora