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Habían pasado ya más de cuarenta y ocho horas desde el incidente del libro. Sí, ese que casi nos mata a mi madre y a mí en el proceso, y que irónicamente superé —algo así— esa misma noche, con unas largas horas de descanso, un vaso de agua, y otro de jugo de naranjas orgánicas a la mañana siguiente.

Me sentí más cerca de mis padres esos últimos días de lo que lo había hecho en toda mi vida; me contaron muchas cosas sobre mí mismo y mi descendencia Garde, pero, por supuesto, dejando un margen a dudas gigantesco, del tamaño de un continente, no; de un planeta. Y no estoy siendo exagerado.

Mientras, practicaba y aprendía sobre mis habilidades mágicas recién descubiertas. Era una total pasada.

Esas prácticas siempre me dejaban totalmente agotado, pero al menos sentía la satisfacción del progreso en todas y cada una de ellas, en al menos un ámbito de mi magia. Sí, desde que logré salvarle la vida a alguien con ella, empecé a aceptarla como mía, y no como parte de el espectáculo de horror en el que se estaba convirtiendo mi día a día.

Ayer fueron siete horas de Historia de los Guardianes, mas práctica, levitando algunas pelotas de tenis, y cuando sugerí que me mostrasen como explotar un volcán gigante, casi explotan ellos, hasta que les aclaré que era una broma. Supongo que mi sentido del humor estaba un poco oxidado. Aunque sería genial poder hacer eso, ya que estamos.

Logré quitarles el libro que ahora escondían bajo de la cama, para impedirme "jugar" con su poder. Me siento como un niño de siete años contando esto.

Una de las primeras cosas que se le enseña a un Garde es que la Magia no es un juego. La Magia es una habilidad que debe ser controlada, aprendida, y utilizada con responsabilidad, y todo esto a tiempo, porque si no, ella te controlará a ti.

Eso significa que vas a explotar cosas, y volver la vida de los demás y la tuya imposibles, todo sin querer, y...
Bueno, mas o menos lo que había venido sucediendo desde unos días atrás, tú me comprendes.

Y en ocasiones, puede ser peligrosa, así que hay que tener mucho cuidado y sopesar las consecuencias antes de lanzar un hechizo, ya que, si no se realiza correctamente, toda la magia terminaría cobrándote el precio. Y no, no era divertido. Así se creó el peor de los dengues (una enfermedad que se transmite a través de mosquitos, y que puede llegar a ser letal), una madre tratando de traer de vuelta a su hija de la muerte. Un hechizo salió mal, pues es algo antinatural (y que hasta ahora nadie ha logrado), y terminó desatando esa plaga. Y así, infinidades de ejemplos de cómo la magia sin control siempre cobraba un precio bastante alto.

Ayer me puse a jugar con la magia, literalmente, y logré lanzar un hechizo de limpieza, con el que acomodé la habitación y quedó pulcramente limpia.

Ese salió bien.

Luego, intenté con uno de levitación de cosas pesadas y por "Error" despegué la puerta del guardarropa de raíz, destrocé las puertas del baño, las gavetas de el mueble, y saqué de tajo alguna cerámica del piso (todo sin querer, por supuesto), y cuando intenté repararlas con un hechizo de "Regeneración", las bombillas explotaron y las lámparas volaron por los aires, luego vi de nuevo qué demonios era lo que decía, resulta que hice un hechizo de "Righaon", un mago que pasó su tipo de magia a los Gardes, cuyo hechizo suspendía toda materia en el aire por una determinada cantidad de tiempo, según las circunstancias dadas específicas que ponía en una página que —vaya, vaya, que sorpresa— había decidido "mágicamente", nótese la ironía, saltarme, resulta que debía pasar unas dos horas masticando una especie de planta extraña y sin hablar, medir la altitud en que estaba, la posición y fase de la luna actuales, y la temperatura de no se qué sustancia del éter. Ah, sí, también había un encantamiento para eso. Sino, tenía consecuencias, bueno; un poco demasiado catastróficas.

La Elección: Lucien es "Diferente" - @VermudezgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora