Capítulo trece.

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Louis despertó en algún momento de la tarde con una clase de satisfacción pesada en sus extremidades que se extendía durante un largo sueño. Había necesitado descansar, y también Harry. Pero cuando se dio la vuelta, el otro lado de la cama estaba frio, una hoja de maquina arrugada debajo de él. La sensación de peso extra huyo de su cuerpo en un instante, sustituido por una repentina oleada de adrenalina.

¡Beyoncé está en trabajo de parto!

Había grandes y torpes corazones dibujados alrededor de las letras bien hechas. Louis sonrió y contuvo el aliento mientras presionaba el pedazo de papel sobre su pecho, el calor inundándolo. Se sentía como si estuviera conectado a una corriente eléctrica. Un dedo nervioso trazo lo que Harry había escrito, y Louis lo imagino despertando con los ojos verdes somnolientos ante un mensaje de uno de los trabajadores del rancho, bajándose de la cama en silencio, ansioso por salir al establo pero tomándose el tiempo para escribir el mensaje cuidadosamente, sin errores.

Harry Styles me ama. Louis trago saliva, corazón saltando en su pecho. Sintió la ajetreada energía pateando en su pecho, una oleada de emoción estallando desde su núcleo hasta la punta de los dedos de los pies. Se preguntó de dónde venían sus nervios, el temblor en sus dedos. No estoy asustado de amarlo, pensó, obstinadamente, su pulgar acariciando la esquina de la nota de Harry, doblándola mientras observaba las palabras. No lo estoy. Pero había un velo de temor colgando de todos modos, una especie de hueco doloroso y seco en su pecho. Oh, Dios, pensó, mientras su adormilado cerebro se acomodaba con su cuerpo hiperalerta. Estoy asustado de Anne Twist.

Eso era. La fuente de su ansiedad retorcida que estaba abriéndose camino a través del resto de la emoción positiva en su pecho. Louis tenía que llamarla. Por supuesto que tenía; ya había tomado la decisión. Él estaba tan solo – asustado.

"Joder," susurro. Presiono la uña del dedo pulgar en la esquina de la nota, enmarcando el borde hasta que se convirtió en un papelito amarillo pequeño sobre su piel. "Vamos. Puedes hacerlo. Tu puedes."

Se obligó a salir de la cama e ir al baño. Podía oír a la Sra. Burden lavando la ropa al final del pasillo y el motor de la camioneta afuera, neumáticos crujiendo en el camino de grava. Bonnie rebuznando fuerte. Unos trabajadores comiendo en la cocina, con sus voces masculinas y el tintineo de los cubiertos en los platos. Todos los sonidos normales de la casa un domingo por la noche. Normales, Louis pensó, parado de puntas mientras lavaba su cara, el cielo oscureciendo como un moretón en la ventana a su derecha. ¿Cuándo empecé a pensar en esto como normal? Trato de recordar lo que habían sido sus primeros días, cuando el había estado perpetuamente malhumorado y fuera de lugar, pero no podía evocar el recuerdo de la sensación.

Louis tomo más tiempo en el baño del que era estrictamente necesario para estar listo para una llamada telefónica. Se quedó mirando a sí mismo en el espejo mientras intentaba quitarse lo dormido, lleno de tensión nerviosa, el estómago revuelto con el aumento de la inquietud. Trato de recordar todas las razones por las que tenía que llamar a Anne Twist, porque era la cosa correcta de hacer, a pesar de que sabía que iba a hacer una conversación sumamente incómoda para ambos. Termino dándose a sí mismo un sermón mental sobre ética y profesionalismo. Una parte de él no creía que fuera necesario, pero aun recordaba lo imposible que parecía todo en Denver, viendo a las otras parejas bailar y pensar que esos nunca podrían ser él y Harry. Todo seguía igual de imposible ahora, la situación entera. Para el momento en el que Louis abrió la puerta y camino por el pasillo a la oficina de Harry, la punta de sus dedos entumecidos y su garganta se sentía extrañamente rígida cuando trataba de tragar.

¿Debería ofrecer renunciar? Se preguntó, empezando a sudar frio mientras prendía la lámpara y miraba el teléfono de Harry. ¿O debería dejar que me despida? La peor parte era no saber lo malo que era. O que tan pronto tendría que volver a Denver. No quería irse, no ahora... Joder. Solo la idea de eso era como un puñetazo en el estómago.

Wild And Unruly (Larry Stylinson AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora