Capítulo veinticuatro.

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"Hemos comenzado nuestro descenso final".

Los nudillos de Louis se tensaron sobre el borde de las reposaderas de los asientos, su talón derecho golpeteando mientras miraba por la ventana del pequeño jet regional. No estaba seguro de si el dolor hueco en su estómago tenía algo que ver con la física de viajar en el aire o la tensión nerviosa que se había estado formando dentro de él desde que dejó a Zayn detrás en el bar. De cualquier manera, apretó la mandíbula con severidad e intentó no soltar un grito de emoción.

No sé por qué estás tan emocionado, se dijo Louis así mismo, inclinándose para arrancar inútilmente el pliegue de la pierna derecha de su pantalón. Hay como una probabilidad en un millón de encontrar algo relevante.

Pero se estaba engañando a sí mismo. En serio, Louis. Sabía que el calor teñido de náuseas que inundaba su pecho y estómago en pequeñas explosiones no era sobre la información que pudiera o no encontrar en la oficina del Registrador del Condado. Era sobre—

Harry, tragó saliva sin poder evitarlo mientras sentía el suave golpe del tren de aterrizaje que se unía a la pista. Se llevó una mano a la cara y respiró hondo. Oh, carajo.

Buscó a tientas su teléfono y lo encendió, mirándolo por unos segundos y silenciosamente mordiéndose los labios mientras esperaba por alguna notificación perdida. Había un mensaje de Zayn que decía si la escritura original no existe, intenta con mapas de encuestas gubernamentales anteriores. Nada más. Louis rápidamente buscó el contacto de Harry y presionó el botón de llamar, incómodamente fijando el teléfono entre su oreja y su hombro mientras buscaba a tientas su maletín debajo del asiento en frente de él.

Vamos Harry, rogó internamente. Vamos, vamos...

"Hola, este es Harry Styles en el rancho Lonely Rose. Probablemente estoy fuera con las vacas en este momento..."

Louis exhaló pesadamente y esperó por el beep. Estaba irritado por el aparente rechazo de Harry a hablar con él, y las leves náuseas en su estómago amplificaron la irritación hasta que estaba al borde del miedo. "Hola, Harry," dijo de repente, tomando otra respiración profunda mientras se esforzaba por controlar su voz. "Estoy en Sheridan. En el aeropuerto. Creo que tengo una idea sobre qué hacer. Es—es una posibilidad remota pero... De todas formas, intenté llamarte tres veces antes de que mi aeropuerto despegara en Denver. Oh, renuncié a mi empleo. Uh, también. Así que eso. Llámame. Por favor." Casi colgó. Pero en el último segundo, su mano sacudió el teléfono de vuelta a su oreja y añadió, temblorosamente, "Socio. Aún...aún somos socios, ¿verdad?" Lágrimas amenazaron con formarse.

Él dijo que quería una pareja. Eso es lo que dijo que quería.

Louis parpadeó rápidamente mientras respiraba por un momento, luego terminó la llamada. Había estado imaginando una gran reunión durante todo el viaje, incapaz de evitar embellecerla, pasarla por su mente una y otra vez. "¡Al diablo con Walter Mohs!" se había imaginado gritando mientras caminaba por el sendero de la entrada de la casa del rancho, tal vez agitando unos papeles importantes, si la suerte estaba de su lado. Se había imaginado a Harry parado en la puerta abierta, su dulce boca ligeramente abierta de la sorpresa y asombro. Estaría vestido con sus sucios pantalones vaqueros, cabello ligeramente despeinado, su cara angelical bajo la luz menguante. Se encontrarían en un abrazo caliente en el porche...

Louis resopló a sí mismo. Oh Dios, soy ridículo, pensó, rodando sus ojos y frotándose los ojos mientras el avión recorría la pista. Como su solo fuera a marchar a la casa como, ¡hola, estoy de vuelta! ¡Ámame! Harry estaba demasiado molesto con él, demasiado abatido por lo que había pasado para participar en una escena como esa. Lo que necesitaban era una larga charla. Sobre compromiso, sobre planes de la vida, sobre el futuro. Independientemente de lo que había pasado con Walter jodido Mohs.

Wild And Unruly (Larry Stylinson AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora