Capítulo veinticinco.

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/Primera parte/

No había ganado en el camino esta vez. Absolutamente nada estaba impidiendo el avance de Louis mientras aceleraba hacia el rancho, pero se sintió tan salvajemente frustrado como lo había hecho hacía todas esas semanas antes cuándo conoció a Harry a mitad de la carretera obstruida por vacas. Simplemente ya quería llegar.

Louis sacudió su cabeza, parpadeando al sol e intentando calmar su mente. Continuó haciendo cosas absurdas como imaginarse a sí mismo cien yardas más adelante en la carretera, como si querer estar ahí le permitiera tele transportarse a sí mismo y a la gigante pieza de maquinaria por el espacio y tiempo. Resopló a sí mismo, rodando sus ojos. 300 pies de distancia. Ridículo. Eres ridículo. Tú no—ni siquiera sabes dónde estará... O con quién estará. O qué—o qué está pensando...

"Carajo," Louis maldijo por lo bajo, inclinándose hacia adelante en el asiento del conductor y golpeteando el volante después de que alcanzó una pequeña subida y el Lonely Rose apareció por primera vez. Su adrenalina se disparó y la sensación urgente en su pecho se duplicó al verlo a través de la llanura, a pesar de que todavía estaba lo suficientemente lejos en la distancia que todas las dependencias y corrales de animales se veía como parte de un detallado paisaje de un conjunto de trenes modelos. Aún estaba muy lejos. Harry. Harry aún estaba demasiado lejos.

Tal vez si contestara el maldito teléfono. ¿Qué diablos está haciendo? Él no—

"Vas a llegar a allí," se dijo, cortando sus pensamientos sobre el continuo silencio de radio de Harry para no caer en espiral en un vórtice inútil de ira ansiosa. En cambio, echó un vistazo a las impresiones que había tirado en el asiento del pasajero a su lado y dejó que una chispa de esperanza y felicidad le recorriera la columna vertebral. "Eventualmente estarás ahí. Lo verás. Él está ahí. Podrás hablarle. Lo harás. Lo harás..."

La extensa expansión de pradera y montañas detrás era hermosa en la luz vespertina, y el estómago de Louis se revolvió cuándo lo examinó todo, una duda dolorosa llenándolo al conocimiento de que Harry en serio estaba ahí, en algún lado, solo fuera de su alcance. Haciendo quehaceres en el granero o en el potrero de caballos, o con las nuevas mamás y sus terneros en el arroyo de Jolene, o retumbando a casa desde una pastura en un ATV. Tal vez ya estaba enando con la señora Burden y algunos de los vaqueros—Harry estaba ahí, y el anhelo de Louis se intensificó mientras más se acercaba al rancho, su garganta amenazando con cerrarse.

"Casi allí," susurró, aun golpeteando intermitentemente el volante mientras tomaba la curva al Lonely Rose demasiado rápido y envió un chorro de gravilla del que se habría sentido avergonzado en otro momento. "Casi allí. Casi allí."

Solo había dos F150 estacionados fuera de la casa, y Louis estaba aliviado de que probablemente no interrumpiría una cena animada después de todo. Se detuvo entre ellos, sus nervios tan disparados que casi intentó apagar el motor antes de aparcar. Dejó salir una risa distorsionada.

Carajo. Relájate. Solo relájate. Probablemente él ni esté—ni esté en la casa. Demonios. Louis siguió murmurando más tonterías semi-tranquilizadoras para sí mismo mientras recogía los papeles necesarios y luego procedía a tener dificultades para salir del auto que su puerta pudo haber sido una trampa con resorte.

"Cristo," dejó salir en frustración, apoyándose contra la puerta una vez que finalmente había escapado. El mapa de la encuesta federal y la escritura original de la tierra estaban apretados contra su pecho, todos sudorosos y arrugados, tragó una creciente burbuja de histeria y se ordenó a reunir su dignidad y armarla antes de entrar. Respira. Respira. Mierda. Solo respira.

Wild And Unruly (Larry Stylinson AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora