Capítulo 12

2.3K 135 2
                                    

Los días se me hacían eternos, en la mañana me tenía que hacer curaciones en la espalda y poner una gruesa capa de venda, luego colocarme el vestido que me rosaba siempre las vendas por lo que dolía y a seguir con las actividades que tenía que hacer con un dolor insoportable en la espalda.

Entre en la cocina como todos estos día y tome desayuno con la atenta mirada de las esclavas, solo representaban tristeza, pero ya me cansé de que me miren así, no soy un animal o un bebé indefenso.

-Chicas de verdad estoy bien, por favor no me miren con esa cara.- les di a cada una de ella una sonrisa tranquilizadora.-
-__, sabemos que no eres tú la que se hace ese daño, tú no te pegas latigazos en la espalda porque te sientas culpable, alguien está abusando de ti y tú se lo permites al quedarte callada y no decirle nada a kyu.- dijo Margaret, es mujer tenía razón pero sin embargo me aterraba el hecho de que kyu hiciera algo malo, sé que él nunca podría hacer algo así, como también sé que si lo llega a hacer no será el mismo.-
-Chicas, ustedes nunca han tenido que presenciar las cosas que yo sí, ustedes nunca han sido golpeadas, ustedes se les ve contenta a mí no, yo no puedo porque estoy marcada de por vida y si le digo a kyu lo que esos hombres me hacen yo creo que es capaz de hacer cualquier cosa y eso es lo que temo, porque si castigas a los hombres por tu propia cuenta tendrás la imagen de su sangre y de su dolor siempre en tu cabeza y si los mandas a matar tendrás tu conciencia sucia, porque has terminado con la vida de dos hombres, entiéndanme, no quiero eso para kyu.- les dije finalmente mi punto de vista y al parecer entendieron todo porque la cara de sorpresa no se las quitaba nadie ni nada.-

Le lleve el desayuno a kyu a la mesa y el con una sonrisa me agradeció, cuando me doy la vuelta veo como están esos dos hombres sonrientes mirándome, hago una pequeña reverencia y vuelvo a la cocina, al rato estoy recogiendo lo que dejó kyu y lo llevo a la cocina para que las demás chicas lo laven.

-Vaya, vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí?- dice sonriendo de lado a lado el más grande.- ¡oh! Pero si es nuestra esclava favorita.- dice con sarcasmo puro.-
-Qué bueno que sea tu esclava favorita pero para tu mala suerte tú no eres mi castigador preferido, lo siento.- intento irme de la cocina pero el más bajo me agarro y me tira al piso, en donde soy golpeada y me abren el vestido.-
-Esto también va para ustedes esclavas, si no nos obedecen estarán igual o peor que ella, ¿me escucharon?- El hombre alto les dijo y se río después me pego una cachetada.-

Escuche los gritos de las esclavas, estos hombres me estaban quitando las vendas dejando en evidencia mis heridas, uno tomo un puñado de sal y me tiro en la espalda, sentía como ardía, era muy doloroso todo esto, después no contestos con esto me pegaban patadas en la espalda, ya no podía más, esto tenía que terminar y claro que lo hizo, uno de las hombres para ser más específica el alto me tomo del cuello y me ahorco, para luego tirarme al piso con toda su fuerza y golpear las costillas, espalda y finalmente la cabeza, haciendo que me desmaye por el dolor.

Cuando despierto veo a Amanda y a Julieta al lado mío, ellas me miran con tristeza.

-__, te dijimos que podrías confiar en nosotras, si nos hubieras dicho podríamos haber hecho algo, pero como eres testadura no nos dijiste nada.- dijo Julieta con lágrimas en los ojos.-
-Por favor chicas estoy bien, tranquilícense.- les di una sonrisa sincera.-
-Claro para ti es fácil decirlo, tú no te viste tirada desmayada y con toda esa sangre saliendo de tu espalda niña tonta.- dijo Amanda con un tono enojado.- casi nos matas.
-¿Pero por qué no estaban ustedes?
-Porque el señor quería que fuéramos a limpiar su casa de vacaciones.

Los día para mi desde entonces e convirtieron fríos y monótonos, nada cambiaba, todo lo que hacía era dormir, comer, hacer los deberes, lavar los platos que dejaba kyu por las noches y volver a mi habitación donde siempre esos dos hombres me esperaban, las cosas no cambiaban, siempre eran los mismo y comprendí lo que es vivir el infierno mismo. Hoy lo único diferente era que kyu estaba en una reunión todo el día por lo que no estaba en casa pero nunca pensé que ese sería el día más malo, porque pensé que esos hombres se pasarían todo el día torturándome.

Los hombres me estaban golpeando de nuevo como por cuarta vez en el día y ya estaba exhausta, no podía más, por lo que vinieron unas esclavas a salvarme, pero a ellas también las atraparon y cuando les iban a dar latigazos no sé de donde saque la fuerza para poder pararme y poder cubrirlas, los latigazos nunca los sintieron por lo que dejaron de llorar y cuando se estaban levantando porque creían que el castigo termino me ven con lágrimas en los ojos y sangre cayendo por mi hombros, fue cuando se dieron cuenta del por qué no les dolía y fue porque nunca les llegaron los latigazos, si no que a mí me llegaron cada uno de ellos. Los hombres la mandaron para afuera mientras seguían conmigo, se burlaban de lo ingenua que era al defenderlas, porque ellas nunca harían eso conmigo y yo solo les respondí que si lo hacía, porque fueron valientes y demostraron el cariño que tenían por mí con tan solo haberlos encarado y en forma de agradecimiento yo recibí los latigazos, se volvieron a burlar y me dejaron inconsciente.
Después de haberme desmayado unas esclavas me trajeron a ella y me curaron las heridas ubicadas en todo mi cuerpo, me pusieron ropa limpia y dormí en mi cama. Cuando despierto estoy sorprendida, kyu estaba abrazándome desde la espalda, podía sentir su calor y su respiración calmada, me di la vuelta entre sus brazos y no resistí la tentación de acariciar sus cabellos revueltos, por eso el luego despertó.
-Buenos días __.- dijo con los ojos a medio abrir y con una voz ronca.-
-Buenos días señor kyuhyun.- dije volviendo a tocarle sus cabellos.-
-__ ya no me digas así, por Dios te tengo que pedir perdón por todo lo que te hice, claro que tu no me avergüenzas, pero en ese momento me entró el pánico y quería demostrarle a ella que me había conseguido a alguien mucho mejor y como lo iba a hacer si admitía que eras una esclava, para ella los esclavos son la cosa más repugnante que hay en el mundo y no podía sacarle celos si decía que tú eras una esclava.
-También lo siento kyu por haberte dicho esas cosas, de verdad que lo siento, pero estaba tan enojada, yo no estoy acostumbrada a mentir de quién soy, también perdóname por haber dicho eso de Rosalie pero tienes que entender que yo sé algo de ella que tú no sabes muy bien de ella.
-Está bien, entonces ¿nos perdonamos?
-Claro que si kyu, gracias por perdonarme.- le di una sonrisa.-
-Y tu __, gracias por perdonarme.- me dio un beso en la frente.- quiero pedirte algo __.
-¿Si?, ¿Qué sería?
-Quiero pedirte que dejes de hacerte daño, las esclavas me contaron que estabas muy mal, te vine a ver y tu espalda esta horrible y ahora también te lastimas dejando moretones por tu cuerpo, ya basta, no eres mala, eres eficiente por lo que deja de hacerte este daño, a mi también me duele, para por favor ¿si?- sus ojos tenían lágrimas acumuladas, fue cuando me di cuenta de que estos hombres no solo me estaban haciendo daño a mí, sino que a kyu también, me sentí la persona más mierda de todas en ese momento, el no merecía llorar por alguien como yo, desde hoy pararía su sufrimiento.-
-kyu, te lo prometo...

Y Fue entonces cuando rompí otra promesa más...

EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora