Capitulo 18.

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Tini's POV

—¿Ya llegamos? —preguntó Martinita.

Habíamos pasado por ella antes de ir a casa de Alejandro.

—Todavía no hermana. —le aclaró Jorgito, según Jorge, mi hijo se conocía el camino de memoria ya que la mayoría del tiempo él la pasaba ahí.

—¿Sabes...? —comencé a hablar

—Dime, amor.

—No me quiero perder más tiempo de la vida de mis hijos y la nuestra.

—Ya no lo harás, ahora estamos casados. —ambos soltamos una pequeña risita.

—¿Mamá? —me habló Jorgito.

—Dime, bebé.

—¿Ya no nos dejaras? —al escucharlo sentí una punzada en el pecho.

—No, amor. —giré un poco para mirarlo. —Ahora estoy aquí para quedarme a su lado y verlos crecer.

—Eres la mejor mamá del mundo y tu papá. —se dirigió a Jorge. —Eres mi súper héroe.

Estaba muy feliz, ahora todos mis problemas habían acabado. Me encontraba con mis hijos, mí ahora marido y muy pronto vería a mi mejor amiga. Sentía como miles de mariposas volaban en mi estómago.

—Tini, ¿Puedo hacerte una pregunta? —habló Jorge.

—Ya la estás haciendo. —ambos reímos un poco.

—Tú y Diego... alguna vez... —palidecí un poco.

—Jorge —tome un respiro profundo y el apretó un poco el volante. —no te voy a mentir, hubo algo pero nunca significó nada, siempre sospeché de el de alguna forma...

—Lo amabas. —era más como una afirmación.

—No lo amaba, al único que he amado en esta vida y al que amaré siempre es a ti. —tomé si mano la cual apretaba el volante y la acaricie un poco. El suavizó su tacto y sonreí para mis adentros. —Te amo y te amaré por siempre. —acaricié su mejilla y él sonrió. —eres el único hombre con el que he vivido una vida llena de aventuras y a pesar de todo siempre nos terminamos amando cada vez más.

—Tienes razón, siempre terminamos juntos. —tomo la mano con la me acariciaba su mejilla y la besó. —Te amo más.

—Cambiando de tema, ¿Cómo van las cosas en l empresa?

—Van cada vez de maravilla, estaba pensando en mudarnos a la capital, ¿Qué dices?

—A mí me encantaría —hablé animada.

Después de ahí nadie más dijo ninguna palabra. Faltaban 30 minutos de camino y los niños de habían quedado dormidos. Jorge llevaba la misma velocidad que desde que aceleró y eso me preocupaba por que en pendiente podría aumentar.

—Jorge, pienso que deberías bajar la velocidad. —sugerí

—Tienes razón. —dijo y pisó el freno.

El comenzó a pisar el freno repetidas veces.

—¡No frena! ¡Los frenos no responden!

—¡¿De qué hablas?! —me alteré y vi a los niños que estaban recostados en el asiento sin el cinturón de seguridad.

—Alguien cortó los frenos. —dijo tratando de mantener la camioneta en el camino.

—¡Niños! ¡Niños! —les traté de despertar

—¿Qué pasa mami? —preguntó Martinita.

—Amor, necesito que le pongas en cinturón de seguridad a tu hermano y que tú hagas lo mismo. —pedí y ella lo hizo de inmediato.

—Ya vamos en pendiente. —dijo Jorge.

—Niños, cierren los ojos. —pedí y quería llorar. No quería perder a mi familia. —Llamaré a Alejandro.

La llamada mandaba directo a buzón.

—Deja un mensaje. —dijo Jorge.

—Alejandro, nos cortaron los renos de la camioneta y estamos a 20 minutos de tu cas...

Solo sentí como mi cuerpo era sostenido por el cinturón, no supe con qué impactamos, solo rogaba porque mi familia estuviera a salvo y que el mensaje de voz pudiera enviarse.

—N-niños, J-jorge. —pude articular antes de desmayarme.


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