Capitulo 21.

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—¡Están muertos! ¡Acaso no lo entiende! —grité frustrada. —Ella lo mató y ahora está escapando!

—¡Pero no podemos actuar por encima de la ley! —exclamo con miedo.

—Lo que haremos será justicia. —dije tomando mi arma y acercándome al cuerpo sin vida de mi hermana. —Sé que no fuimos muy unidas, es más, ni siquiera nos conocíamos bien, pero eres mi hermana y vengaré tu muerte.

10 minutos antes...

—¡Tú no puedes hacer esto maldita! ¡Porque si hablas de cuidar a tus hijos tú has sido peor madre que yo! —le grité y un oficial tuvo que sostenerme para no ir a golpear a Antonia.

—Además su jefe fue el que dio la orden. —habló uno de mis abogados. —Incluso los superiores del señor Blanco.

Antonia comenzó a reír como si no hubiera mañana. Todo pasó en forma tan rápida que no me dio tiempo de reaccionar.

Antonia había recibido una escuadra de uno de los oficiales en guardia y después de tomarla le disparó en la cabeza y todos nos quedamos impactados al ver que ella apuntó en la cabeza a Violetta.

—¿Qué...? —no le dio tiempo de responder ya que había disparado justo entre sus cejas.

—¡No! —grité con todas mis fuerzas al ver como mi hermana se desplomaba en el suelo.

Antonia comenzó a disparar para todos lados dejando a personas heridas y sin darles tiempo a los demás oficiales de desfundar sus armas.

Vale trató de cubrir a las personas jóvenes que estaban ahí mientras Alejandro, Jorge yo le quitábamos el seguro a nuestras armas y sin dañar a personas le disparábamos Antonia pero ella ya había salido por una de las ventanas del lugar.

El juez salió de su escondite debajo de la mesa.

—No hay que perder la calma, señores. —habló tratando de controlar los gritos.

—¡Están muertos! ¡Acaso no lo entiende! —grité frustrada. —Ella lo mató y ahora está escapando!

—¡Pero no podemos actuar por encima de la ley! —exclamo con miedo.

—Lo que haremos será justicia. —dije tomando mi arma y acercándome al cuerpo sin vida de mi hermana. —Sé que no fuimos muy unidas, es más, ni siquiera nos conocíamos bien, pero eres mi hermana y vengaré tu muerte.

—Señora de Blanco. —habló el Juez.

—¿Sí? —dije volteándolo a ver mientras me dirigía a la salida del lugar.

—Tiene toda la autorización del gobierno para acabar con esa lacra. —asentí y vi como Jorge venia conmigo.

—No. —lo detuve. —no sé qué habría si algo te pasa.

—No te dejaré ni un momento solo, eres mi esposa y te protegeré hasta la muerte. —me besó. —Vamos.

—Solo prométeme algo.

—¿Qué?

—La que matará a Antonia soy yo. —aclaré y el asintió.

La muy inteligente de Antonia había tomado un auto de la policía para escapar olvidándose de que se puede rastrear y al punto al que se dirigía era al rancho.

Jorge y yo tomamos un atajo y logramos llegar al mismo tiempo que Antonia, ella al vernos comenzó a dispararnos pero con lo que ella no contaba es que solo le quedaban 7 balas.

—Ya solo hay que esperar a que se termine sus municiones. —habló Jorge apoyándome.

—¡Acaso no dispararan o es que se les acabó las balas! —gritó disparando las ultimas que le quedaban.

—Es ahora o nunca. —deje de cubrirme y agarré un disparo perfecto a su pierna haciendo que se cayera y comenzara a retorcerse de dolor.

Jorge nunca fue de las personas que quisiera matar a sangre fría así que en el camino solo le dije que me cubriera las espaldas por si alguien más aparecía.

Me acerqué a donde estaba Antonia y le quite su arma aunque ya no trajera balas.

—¡Vamos! ¡Mátame! —exigió ella y le di una buena patada en el estómago dejándola sin aire.

Todos los recuerdos vinieron a mi cabeza, todo lo que me hizo, y disparé a su otra pierna haciéndola gritar, después disparé a su brazo derecho y después el izquierdo.

Ella me veía fijamente y después se escuchó un último disparo el cual marcaba el fin de todo.

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