Capitulo 19.

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Tini's POV.

Me dolía mucho el cuerpo, no podía moverme, escuchaba voces a mí alrededor.

—A-auxilio. —trataba de murmurar. —No, n-no pu...

Seguí escuchando voces pero no distinguía que era lo que pronunciaban o si era a mí a quien se dirigían. Trate de hablar un poco más pero sentí como ya ni siquiera hablar podía.

(...)

No sé durante cuánto tiempo permanecí así, pero presentía que era demasiado.

—Señora de Blanco. —podía escuchar y aunque no se pudiera notar ese nombre me hacía muy feliz. —Abra por favor los ojos, haga un esfuerzo.

Y como me indico la persona trataba de abrirlos y al hacerlos completamente pude notar que alrededor de mí se encontraban 6 personas, todas eran médicos.

—¿D-do-donde es-toy? —pregunte con dificultad. —Mi ma-marido e Hi-jos...

—No haga mucho esfuerzo, ha estado así durante dos meses, toda su familia se encuentra bien e incluso no salieron tan lastimados a diferencia suya. —comentó un doctor que parecía de la tercera edad.

—Sufrió un golpe muy fuerte en su Columna vertebral y sufrió un trauma grave que le impidió el movimiento del cuerpo. —habló otro doctor que se veía más joven, los demás solo observaban. —Su marido dijo que la dejáramos como si nada hubiera pasado y no le importo pagar el dinero que ha invertido en usted.

—Quiero. —tomé un respiro. —ver a mi familia. —dije un poco más lento.

—Así será. —habló el primer doctor. —Pero primero debe descansar.

—He descansado por mucho tiempo. —hable lentamente.

—Como usted desee. —dijeron y después se escucharon gritos.

—Yo soy su mejor amiga, Jorge. —era la voz de Vale. —Tengo más derecho que tú de verla.

—Yo soy el mejor amigo del marido. —Era Alejandro. —Tengo más derecho yo.

—Nosotros somos sus hijos. —hablaron al mismo tiempo Jorgito y Martinita.

—Ustedes son niños, por lo tanto vayan a golpear a los médicos o que se. —dijo Alejandro y reí ligeramente.

—Pero yo soy el marido. —habló Jorge.

—¿Y por qué no entran todos? —pregunté algo alto.

—Les dije que esa idea era mejor. —era la voz de Alejandro. —¡Ouch!

Después de eso todos entraron, pero no veía a mis sobrinitos.

—¿Y sus hijos? —pregunté

—En la escuela. —respondieron los míos.

—Nosotros nos quedaremos aquí, ¿verdad? —preguntó Martinita.

—Yo quiero jugar con mis primitos. —ahora era Jorgito.

—Yo quiero estar cerca de mi mejor amigo. —Dijo Jorge como niño pequeño.

—Ya dile que la engañas conmigo. —habló Alejandro riendo.

—Niños. —dijimos Vale y yo al unísono.

—No quisiera interrumpir este hermoso momento, pero el juicio de Antonia y Violetta lo cambiaron para pasado mañana, viernes. —Jorge lucia tenso. —Todos tenemos que estar ahí.

—¿Cuándo puedo salir del hospital? —pregunté

—Solo te dejaran salir el viernes con vigilancia médica. —dijo Alejandro.

—Además de que cada uno de nosotros cuenta con 5 abogados las destruiremos. —Vale lucia feliz.

—Pero también me podrían atacar con mi caso de estar lejos de mis hijos. —Suspiré.

—Para eso están los abogados. —Jorge siempre me animaba.

—Con permiso. —entro un médico diferente. —Señora de Blanco, ¿Qué hace usted aquí?

—Acabo de despertar, antes de irme de vacaciones usted ya estaba lista para irse. —dijo extrañado.

—Entonces las cosas que veía no eran alucinaciones. —dije afirmando.

—Déjeme examinarla. —el medico se acercó a mí y me hizo un chequeo. —Usted ha estado bajo alucinógenos y calmantes, algo que yo no deje para usted.

Oh no.

—Debe salir de aquí señora. —me dijo el médico observando todo el lugar y sus papeles. —en los papeles usted ya no aparece, nadie sospechara.

—Muchas gracias. —dije comenzando a desconectarme.

—Lo necesitamos en un juicio. —dijo Alejandro intercambiando numero de celulares con el doctor.

—Ahí estaré. —dijo y nos indicó que ya era hora de escapar.

Yo misma me encargaré de refundir a Antonia en la cárcel e igual a mi hermana.


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