Capítulo 12

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La luz de la luna alumbraba vagamente la ciudad donde se guardaban mis ideas, dentro de mi mente. Me sentía estúpida y avergonzada, y por ello no pude dormir en toda la noche. Aguardaba apoyada en la pared mirando por una enorme ventana que apuntaba a unas increíbles vistas donde se podía ver toda la ciudad.

Estábamos refugiados en la habitación de un hotel, no era gran cosa, pero sus vistas eran increíbles. Tyler descansaba en el sofá, mientras Danic ocupaba la mitad de la cama, la otra mitad me pertenecía, sin embargo, no lograba quedarme dormida. La imagen de Harry mirándome con preocupación, pero sin apartar su compostura seria e inhumana.

—Lia, deberías dormir— señaló Danic sin ni tan siquiera abrir los ojos.

—Y tú deberías estar dormido —Seguí sin apartar la mirada de la ventana.

—Lo que tú digas —finalizó dándose la vuelta para darme la espalda—, pero eso no te devolverá a Harry.

—Cállate.

—Tsss— pronunció Tyler —algunos intentan dormir.

Aunque sabía que no me podían ver, puse los ojos en blanco manifestando lo idiotas que eran, en el buen sentido.

La noche paso rápida para algunos, pero lenta para mí, ya que apenas dormí, y para colmo cuando lo hice fue de mala postura por lo que me dolía el cuello.

—¡Buenos días!— bramó Danic despertándonos y dejando un par de bolsas de sangre en la cama para que yo y me las bebiera.

—¿De dónde las has sacado? —quise asegurarme.

—Las tenía en la chaqueta, siempre llevo por si acaso.

—¿Y no tienes nada para los que no somos vampiros?

—No, lo siento.

—Da igual, puedo ir a la cafetería de al lado.

—Bien. Lia, tú irás a comprarte un vestido y una máscara que te tape el alrededor de los ojos.

—¿Un antifaz?

—Así es.

—¿Para qué?

—Esta noche hay una fiesta, tus amigos están invitados, y seguramente irán a matar a alguno.

—Así que vosotros también iréis —resumió Tyler sin comprendernos.

—Así es—aseguré mirando muy segura a Danic.

En cuanto acabé con la segunda bolsa de sangre salí a por el vestido perfecto, Harry estaría en esa fiesta y quería estar perfecta para que me viera.

Después de largas horas en busca del vestido ideal, al fin lo encontré. Era corto, pero no demasiado, escotado y con tirantes finos. La parte de arriba era negra, pero la falda tenía rayas blancas. Y en la misma tienda encontré unos botines de tacón que combinaban a la perfección.

Pronto llego la noche, y yo lo estaba deseando. Me coloqué las prendas adquiridas y los botines, Danic aún no había llegado y Tyler tampoco, lo cual me preocupaba. Hasta que escuché dos voces masculinas entrando en la habitación y armando alboroto.

—Ya te he dicho que no la perderé de vista —insistía Danic.

—Y yo que como ocurra algo te mato.

—Bueno, eso será si eres capaz de tocarme siquiera, te recuerdo que soy un vampiro y cazador.

—No provoques a un padre.

—No es tu hija.

—Como si lo fuera.

—¡Ei! —grité cortándolos—. Ya basta, tenemos una fiesta a la que asistir.

Los dos me miraron boquiabiertos, analizando el vestido que llevaba.

—Vaya, has cumplido mi pedido demasiado bien.

—Claro que sí.

—Toma, te he comprado yo un antifaz.

La verdad es que no se lo dije, pero se me había olvidado completamente comprar el antifaz.

La casa no estaba muy lejos, o más bien, la mansión. Era enorme, con un jardín aún más grande. Pero lo que más me llamó la atención era que todos eran vampiros, y ni siquiera habíamos pasado la puerta del jardín.

Caminábamos por el jardín, dispuestos a entrar en la casa cuando un par de ellos nos frenó.

—Vaya, vaya. Así que el gran Danic se ha dignado a venir.

—¿Para que sirve este antifaz si me reconocen? —preguntó retóricamente.

—Te dije que la próxima vez que te vería te mataría —recordó acercándose.

—¿Quién es ella? —dudó el otro chico.

—Una amiga —respondió Danic.

—Haremos un trato... —siguió sonriendo el primer chico—. La semivampira por tu vida.

—Si crees que puedes contra ella es tuya— dijo Danic como si aquello le divirtiese.

—Ninguna mujer me ha ganado nunca. Vamos chica —Me empujó mientras yo miraba a Danic asombrada y enfadada.

La rabia que sentía era fuerte, pero nada comparando con la que sentí cuando ese ser me toco la mano. Toda la ira que sentía se manifestó contra aquellos dos muchachos. Fue algo tan rápido que ni me di cuenta de lo que hacía. El primer chico cayó sin vida en segundos, el segundo se resistió más, tanto que acabó con mi daga en su mano.

—¿Y ahora qué? —pronunció orgulloso.

—Ahora es mi turno —dijo Danic clavándole por la espalda otra daga— De nada.

—¿Me has vendido?

—Te he salvado.

—¡Me has vendido y te has quedado esperando!

—Un "gracias" me servía.

Fui a llamarle de todo, pero no hacía falta discutir con él, nunca vería su error.

—Sabía que no te iba a matar, estas bien entrenada, tranquila.

—Si pues uno de ellos casi me mata.

—Ese era un cazador, era muy difícil que le ganases, encima es uno bueno.

Sin embargo, su explicación era en vano, me había detenido para observar algo que ocurría a más de cien metros de mí. A un lado de la casa.

Un grupo reducido de vampiros se reunían alrededor de un hombre, también vampiro. No obstante, eso no me llamó la atención, sino quien estaba amenazando a aquel hombre.

Era Harry.

Allí estaba a unos metros de mí, fingiendo que no se le veía el rostro, con aquel antifaz que le cubría más de media cara. Pero su olor, sus gestos, su cabello, sus ojos. Era imposible que me los escondiera a mí.

—¿Lia, a dónde vas? —aulló Danic al verme correr sin sentido, pero pronto vio que iba derecha hacia aquella escena que había presenciado— ¡Te mataran! ¿Qué crees que puedes hacer? ¡Lia!


Amor vampirico (SpV#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora