Capítulo 17

2.2K 227 4
                                    

Nuevamente, todo estaba oscuro y en silencio. No obstante, no tardó en volver aquella irritante voz que la escuchaba por primera vez.

—No le necesito.

—Pero señor...

—Solo tráemelo.

—¿Esta seguro?

—Por supuesto —finalizó haciendo que el anterior se fuera.

Un dolor insoportable corría por mi cuerpo sin dejarme descasar. Me moví envuelta en dolor, delatando, sin querer, que estaba despierta.

—¡Buenos días, Lia! O, mejor dicho, buenas noches.

De pronto recordé todo lo que había ocurrido y me levanté dispuesta a luchar. Por suerte no estaba atado, ni siquiera rodeada, simplemente un hombre aguardaba delante de mí. Él, yo y nadie más.

—¿Quién eres? —quise saber, pero sabía quién era—. ¿Samuel?

—Me alegro de que hayas escuchado hablar de mí, tenía muchas ganas de conocer a alguno de los hijos verdaderos de Henry.

—Eso he oído.

Delante de mí había un señor, no más mayor que Henry, tendrían la misma edad. Su pelo era tan oscuro que sus canas resaltaban sin miedo. Llevaba un bastón en su mano y me miraba desde la lejanía, dejándome espació.

—¿Qué sabes exactamente?

—Que mi padre te quito a tu esposa y mató a tus amigos.

—Se acerca a la realidad, pero no del todo.

—¿Qué ocurrió?

—Que te hace pensar que te lo voy a contar.

Me quedé callada mirándole, y después de pensarlo bien respondí.

—No me has matado, por lo que o no lo vas a hacer o estas esperando a alguien y me decantaría por Henry.

—Eres muy lista, ¿quién de todas las esposas de Henry es tu madre?

—Era —corregí.

—Oh, sí, se me olvidaba que después las mato.

—Mi madre era distinta.

—¿Por qué lo crees?

—Porque era humana.

Su rostro se iluminó como si aquello le sorprendiera.

—¿Cómo eres vampiro entonces?

Fui a hacer una vez más una de mis correcciones de masculino a femenino, pero decidí que no era el momento.

—Morí, pero me salvaron convirtiéndome en esto.

—Interesante, por eso aun guardas algo de humanidad.

—¿Fue Harry, verdad?

—Si.

—Le tienes un cierto apreció, lo veo en tus ojos, y en tu corazón.

—No es algo que esconda.

—¿Cómo te sentaría que se fuera con Danic y te abandonaran?

—¿Cómo sabes que conozco a Danic?

—Yo lo sé todo.

—¿Por qué Harry se iba a ir con Danic?

—¿No lo sabes? —parecía sorprendido— supongo que él tampoco lo sabe.

—¿De qué hablas?

—Yo era un crio con malas ideas, Lia. La quería, la quería por encima de todo, pero mi miedo a perderla era me aterraba.

—La pegabas.

—No hizo falta, ella ya me odiaba mucho antes.

—¿Ella te odiaba?

—Temía perderla, pero no sabía que ella nunca me quiso.

—¿Y qué tiene que ver Henry con todo esto?

—Eran amigos, pero ¿sabes lo más divertido? Él empezó con este oficio.

—¿Qué?

—Ella corrió a sus brazos, él estaba tan ciego que solo la escuchó a ella y creyó que yo era un monstruo.

—Entonces ella se fue, no fue culpa de Henry.

—No, pero le pidió que acabará con mi vida.

—Pero no lo hizo.

—Era débil, y lo sigue siendo. Mató a todos mis amigos y cuando me tocó mi turno no pudo.

—¿Por qué?

—Su consciencia no le permitía matar a su primo.

—¿Su primo?

—Así es.

—Pero tu si puedes matarle, incluso sabiendo que ella lo manipulo.

—Pudo elegir, pudo escucharme, pero prefirió destruirme.

—Señor —interrumpió un hombre arrastrando el cuerpo de Harry.

—¡Harry! —aullé preocupada.

—No te preocupes, está bien, y estará mejor.

Harry levantó su mirada y al verme bien sonrió, aunque parecía agotado.

—¿Harry? ¿Puedes oírme? —quiso asegurarse Samuel.

—No la toques, ni te atrevas —susurró, pero lo suficientemente claro como para escucharlo.

—Estas bien —aseguró— Te voy a soltar,

—¡Pero señor!

—Como he dicho —siguió pidiéndole que se callará—. Voy a soltarte, y tienes exactamente una hora para hacer que Henry venga a por ella. Ni un minuto más, ni uno menos.

—Pero no sé dónde esta... —intentó reprochar.

—No me interesa, si la quieres ver viva la encontrarás en una hora, sino, la verás en su funeral.

Harry se levantó asustado y tras mirarme y Samuel advertirle de que no hiciera tonterías, salió corriendo.

—No le encontrará —aseguré.

—No importa, morirás igual.

—Pero...—intenté persuadir, sin embargo, me corto.

—Mi idea es que vengan, él, Henry, o los cazadores y te encuentren muerta, Lia.

—Así que venga quien venga y tarde lo que tarde, yo ya estoy condenada.

—Sí, morirás exactamente dentro de 40 minutos.

—¿Por qué 40 minutos?

—Porque saber que vas a morir es lo peor, aparte tengo que cumplir el plazo acordado.

—Le has dicho una hora.

—Empezó cuando os traje. El tiempo vuela, Lia.


Amor vampirico (SpV#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora