Capítulo 8

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Danic terminó accediendo a dar la vuelta, mientras mi corazón seguía latiendo sin cesar, al mismo tiempo que leía y releía aquella carta esperando que en algún momento pusiera que era broma.

—¿Estás segura de que va a ser esta noche?

—Eso pone en la carta de Tyler, y él nunca ha fallado.

—Ayer supieron que estábamos detrás de ellos, cuando luchamos en el restaurante y hoy justo has recibido la carta, es mucha casualidad.

—Me la envió hace una semana, es imposible que lo tendrían ya planeado.

—Está bien, por suerte he traído las armas, pero no estas preparada aun.

—Ni nunca lo estaré si no lo pruebo en la vida real.

—¿Por qué juegas con tu vida, Lia?

—Sabes por qué.

—Sí, lo sé, y sigo sin entender cómo te arriesgas por un ser como él.

—No le conoces como yo.

—Puede que seas tú quien no le conoces como es.

—¿Qué quieres decir?

—Supongo que nada que debas saber.

Ignoré esa frase, estaba cansada de sus indirectas ya que nunca las aclaraba. Por suerte, no tardamos en llegar.

—¿Estas preparada?

—No —confesé nerviosa pero segura.

—Bien, pues vamos allá.

Me tiró una daga, para que la guardase entre la ropa y empezamos a caminar rodeando la casa de la cual hacía menos de quince minutos que había salido.

Algo había cambiado, el ambiente era frío, la casa parecía estar desierta y algo me indicaba que todo iba mal, pero estaba preparada para esa sensación.

—¡Lia, cuidado! —Aulló Danic empujándome para apartarme.

Unas sombras surcaron la escena rompiendo aquella tranquilidad impura y trayendo un infierno irreal. Todos salieron de sus escondites dispuestos a luchar, mis hermanos se lo estaban esperando, por eso cuando entre minutos antes no estaban por la casa, ya estaban escondidos y dispuestos a pelear. Por un momento sentí que había estropeado su plan, pero al ver que todo les salía bien, que conseguían manejarse para defenderse, sentí lo contrario, me sentí un ratón de laboratorio, como si se esperaban que yo apareciera, y con mi llegada supieran que los intrusos se echarían encima de mí sin tener en cuenta que ellos estaban allí, vigilando.

—¡Lia, vete, corre! —Aulló Liam.

Por un momento no me centre en hacer caso a Liam, estaba tan concentrada en lo bien que lo estaban llevando mis hermanos que había quedado en shock. Quizá ya no eran los niños pequeños que nunca conocí, pero sabía que habían sido, quizá me había centrado demasiado en que yo era su hermana y por ellos les veía igual que veía a mi hermanita, como una niña inocente, incluso sabiendo que ellos eran de todo menos inocentes. No obstante, una nueva duda surco mi mente con mucha fuerza.

—¡Liam! ¿Dónde está mi hermana?

—Niall se la ha llevado lejos, ella no sabe nada de esto.

Suspiré aliviada, aunque me tranquilizaba pensar que Niall estaba con mi hermana, por lo que ellos dos estaban a salvo, el resto de mis hermanos estaban en peligro.

—¡Lia! —me llamó Danic—. Te agradecería algo de ayuda.

Le miré sin procesar sus palabras hasta que le vi rodeado de cinco cazadores y entendí todo, Danic no quería que yo estuviera allí porque creía que aún no estaba preparada, pero en ese momento, estaba segura de que agradecía mi presencia, lo cual me hizo sonreír.

Corrí para ayudarle y juntos, aunque más bien él hizo la mayoría, conseguimos quitarnos a esos cazadores de encima. Realmente no hizo mucho, pero lo suficiente para que no le mataran y podría deshacerse de ellos sin problema.

—Bien, ahora debes irte.

—No me iré.

—Escucha, ayudaré a tus hermanos con los que quedan, pero solo si tu te vas.

—Pero...

—No hay peros que valga.

Por un momento me recordó a mi padrastro, me decía tantas veces esa frase, claro que, en un pasado, ya a penas hablábamos de temas personales.

—Vale, pero no dejes que les ocurra nada.

—Tranquila, yo también estaré bien— dijo esperando a que me preocupará por él.

—Se que tú estarás bien, eso no me preocupa.

—Bueno, me tomaré como algo positivo que confíes en mí. Nos vemos en mi piso.

—Bien.

Salí de ahí, sabía que estarían bien sin mí, ya casi no quedaban cazadores, y entonces decidí coger la moto de Harry, estaba allí cogiendo polvo y él no estaba, no le importaría. Sabía también que las llaves estaban debajo de una de las macetas, las guardaba allí para que sus hermanos no se la cogieran sin permiso. Arranqué y me puse en marcha, cuando en mitad del camino vi una silueta. Entonces me di cuenta de que era donde estaba enterrado mi primera víctima, y supe instantáneamente quien estaba allí, esperando o quizá esperándome.

Di la vuelta y me adentré, dejando la moto fuera de la carretera, pero escondida para que no me la quitaran. Y de nuevo, allí estaba la perfecta silueta del chico al que idolatraba en silencio, con aquel cabello rizado cayendo por sus hombros y tenía las manos atrás, agarrándose entre sí, por la cintura.

Esta vez era en serio, no había nada que podía impedir que hablásemos, que recuperara a Harry.

Mi corazón latía, latía tan fuerte que estaba segura de que él podía escucharlos, y entonces, ocurrió, aquello que estaba esperando, pero temía, Harry movió la cabeza, y después de unos segundos, se dio la vuelta dejándome ver aquellos increíble e impenetrables ojos verdes, cuales me debilitaban, mientras me hacían la persona más feliz con solo una mirada.

—Ha...rry— tartamudeé intentando mantener la calma.

Amor vampirico (SpV#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora