Capítulo 4

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Regresé a la casa, estaba cansada y destrozada, tanto físicamente como mentalmente, por lo que me tiré en mi cama y cerré los ojos.

Dylan quería hablar conmigo, recordar aquello me incomodaba. ¿Habría escuchado lo que dije sobre Harry? Rezaba porque no fuera así, pero tenía buen oído y estaba al lado de mí, todo indicaba que mi temor era real.

Me sentía tan confusa, tan perdida, que no sabía si quedarme en la cama o salir corriendo detrás de Harry, aquel fantasma del pasado que no dejaba de atemorizarme.

—¿Lia?— me llamó una voz desconocida desde el piso inferior— ¡Lia!

Esa voz causo que me levantará aún más confusa, pero también valerosa y curiosa. ¿Quién podía estar en el piso inferior llamándome por mi nombre?

Algo me dejo intranquila, y, es que, mis compañeros habían salido, yo debía ir con ellos, pero fingí que me encontraba mal y me dejaron escaquearme, aunque todos sabíamos que en el fondo yo no estaba enferma, solo entristecida por algo o alguien.

Baje las escaleras, no sin antes tragarme la cobardía y suspirar varias veces. Si había entrado en esa casa debía ser un vampiro, o más bien, una vampiresa, ya que sonaba femenina.

Inspeccioné la zona de abajo, esperándome cualquier cosa, tanto buenas como malas, hasta que no encontré a nadie.

—Juraría haber escuchado una...— comencé a decir subiendo de nuevo.

—Voz—finalizó por mí la misma persona que antaño.

Me di la vuelta lentamente, no temía por mi vida, sonaba a una voz de alguien pequeña, pero si me interesaba descubrir quién era y qué quería.

—Tú— pronuncié al ver la niña pequeña que aquellos hombres se llevaron del supermercado, o más bien, Harry— ¿Qué haces aquí?

—Me han dicho que ayer una de nuestras victimas sobrevivió, y tú estuviste con ella— De pronto no parecía una niña sin control, sino una asesina sedienta de sangre y muerte, como si basara su existencia en ello.

—No se dé que hablas –mentí, no pensaba decirle nada de ella.

—Me imaginaba que no ibas a decirme su nombre, por ello no he venido pacíficamente— informó sacando una pistola de entre su ropa—. Es curioso, no pareces vampiresa, pero sé que lo eres.

—Es curioso –le seguí el juego— Solo quería ayudarte, salvarte, y por culpa de seguirte ahora quieres matarme— realmente solo quería hacer tiempo mientras agarraba lo primero que pillará para defenderme.

—La culpa la tiene esa chica, nunca deberías haberla hablado.

—¿La debía haber matado?— deduje cuál sería su opinión— ¿Es tu solución a todo?

—Así me han enseñado.

—¿Quién?

—Eso no te incumbe.

—James –recordé el nombre del que se llevó a Harry.

—¿Sabes? Me han ordenado que no te haga daño, me preguntó qué ocurrirá si les desobedezco.

—Siento no poder cumplir tu curiosidad— Dije agarrando un cuadro que estaba colgado en la pared y tirándoselo mientras corría intentando llegar al salón para coger la daga que guardé en una trampilla bajo la alfombra.

La pequeña era rápida, por lo que se me tiro encima haciendo que nos cayéramos al suelo. Empezó a golpearme mientras me tapaba la cara con las manos, apenas tendría diez años, pero su fuerza ya era alta. Conseguí empujarla unos metros más allá y recuperar el aire ya que me estaba intentando ahogar. Lo que me obnubilo, ¿qué intentaba? Así no conseguiría matarme, era inmortal. Aunque pensé que quizá no estaba acostumbrada a matar vampiros, solo humanos.

Una rabia insana recorrió mi cuerpo y me abalancé sobre ella, golpeándola con una lámpara que decoraba la sala, y mientras se recuperaba saqué la daga, ni siquiera estaba pensando lo que hacía, solo seguía mi instinto vampírico.

—¿En serio vas a matarme?— dudo sorprendida.

—Tu ibas a matarme, no hay nada que me lo impida.

—Te impide matarme lo mismo que me impide a mí matarte.

—No tenemos nada en común, no intentes debilitarme, porque no lo conseguirás.

—¿Es que Harry ya no toma parte de tu vida?

—¿Harry? ¿Le conoces? ¿Está bien?

—Tu sabes la respuesta de esas preguntas, le viste en el supermercado. Está bien, mejor que bien, y trabajamos juntos.

—No vi a Harry, vi a un asesino.

—Ese es nuestro trabajo, matamos a quien nos piden.

—Él no es así.

—Lo era antes de conocerte, no creas que va a cambiar todo eso por ti.

—Él no es así, lo sé.

—Puedes convencerte de lo que quieras, las dos sabemos la verdad— advirtió mientras salía corriendo y me dejaba sola, pensativa.

Sabía que Harry era libre, podía haberse ido hacía mucho tiempo, y, en cambio, seguía allí, ¿acaso se había olvidado de nosotros? ¿Podía ser que le gustase esa vida?

Quería saber las respuestas de estas preguntas, y era el mejor momento, aquella niña se había dejado el móvil, tirado delante de mí. Con él podría descubrir donde se encontraban y a por quien iban. Quizá había llegado el momento, quizá era hora de saber la verdad y hablar con él, cara a cara.

Amor vampirico (SpV#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora