Tres.

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Viernes, 20 de Noviembre.

Han concluido ya dos semanas de mi descanso. Debo decir, jamás se me ocurrió que realmente podría tener unos días de relajación con todo ese trabajo de por medio. Así que, de manera resumida, contaré los acontecimientos más importantes ocurridos durante las dos semanas:

El primer día; salí con Joseph todo el día, tomamos algunos tragos después de comer, pero como a ninguno de los dos nos gusta beber en exceso, nos dirigimos a su casa. Claro que es casi una mansión, ¿cómo no iba a serlo? Sin embargo, tiene ese calor acogedoramente familiar, que se llena cuando hay gente dentro.

Me di cuenta de forma inmediata que Hannah sólo esperaba que Joseph llegará a casa porque pronto corrió a sus brazos con una prueba de embarazo positiva y un grito de emoción. En realidad me pareció una escena bastante enternecida.

Me quede un momento a celebrar con ellos y felicitarlos por su nuevo bebé. Ellos estaban formando una familia, así que los deje celebrar por su cuenta y volví a mi casa.

La sensación de soledad fue incluso más abrumadora que antes.

Segundo día; me levanté más tarde de lo común, y me hubiera quedado en mi cama de no ser por mi cerebro que deseaba ser productivo. Así que me puse de pie y me vestí los más rápido que pude, sin entender por qué tenía tanta prisa me dirigí escaleras abajo y Vera me esperaba ya con el desayuno preparado. Comí en silencio y después de dejar los trastes sucios en la tarja del lava platos, me apeteció darles las dos semana libres a Vera y David. Claro que ellos se negaron, pero al final se fueron, uno feliz y la otra como una preocupada madre.

Más tarde fui a visitar a mis padres en coche. Cuando llegué, mamá me recibió con un cálido abrazo y me reprimió diciendo:
—Eres el peor hijo único de todos, debiste visitarnos más seguido. Me has dejado abandonada.

A lo que, como bueno hijo, conteste:
—Lo siento, mamá. Es sólo que mi otra madre también quería pasar tiempo conmigo.

Y ella, como buena madre, me golpeo en la nuca, lo que fue parte aguas para destacadas risas y diversión. Papá no estaba, pero me quedo claro por mamá que quería hablar conmigo.

Ése día fue enteramente dedicado a mi madre, lo cual me pareció bastante justo.

Tercer, cuarto y quinto día; los tres días transcurrieron de forma similar. Me levantaba relativamente tarde, comía, salía a caminar un poco y al final llamaba a alguien para ver sí deseaban salir con un viejo amigo que se había ocultado en su soledad por tanto tiempo. Gracias a la vida todos terminaban aceptando.

Sexto y séptimo día; pase todo el día en cama debido a un terrible resfriado. Considero que jamás me había pasado algo de esa magnitud, y confieso que llegue a pensar que moriría ese día.

El octavo día; mi padre al fin pudo contactarme y quedamos para almorzar. Sus términos fueron enteramente sobre trabajo y negocios. Durante estos dos años de trabajo en la empresa sin su apoyo jamás había intervenido, hasta ese día.

Según su petición, o según lo que entendí yo, quería que asociara la empresa con otra empresa mediana que, entre otras cosas, era una editorial.

Me extrañé bastante, ya que mi padre iba más por asociarse con empresas grandes y esa era una empresa de mediana escala que a penas llevaba algunos meses activa.

—Tiene futuro—había asegurado mi padre.

Confiaba en él meramente. Y aunque no fuera de esa forma, la empresa seguía llevando su nombre. Además, como dije anteriormente, la empresa no es de mi total interés.

FANGIRL, seamos historia... [PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora