Dieciséis.

170 6 2
                                    

Miércoles 16 , diciembre

Sus piernas se desplazan rápidamente sobre el asfalto, una tras otra. La respiración agitada y el vaho son presentes en la escena. La mente en blanco, o segada por la desesperación de sacar esa imagen de su mente.

Ella besándolo a él.
Él besándola a ella.
Ella siendo feliz con él.
Él haciéndola feliz a ella.
Dash perdiendo a Aeryn para siempre.

Lágrimas calientes bajando por su mejilla y segando de a poco su visión, haciéndola borrosa. Su mundo colapsado por errores del pasado y recuerdos tormentosos acechando su mente. La sensación de ir cayendo en picada a pesar de estar pisando el suelo.

Dash aumentó la velocidad, inconsientemente. Sus piernas se movían rápidamente una tras otra, aún cuando ya ardían, su dueño seguía forzándolas a moverse, pensado que de alguna forma blanquearía su mente. Los recuerdos persistían.
Dash al fin notó las lágrimas que caían sobre sus mejillas, y no hizo más que tratar de limpiarlas con su manga mientras seguía en movimiento.
Algo choco contra él, y a pesar de no saber qué era, impulsivamente lo tomó entre sus brazos para evitar la caída.

—Lo siento, tan...—sus ojos marrones se encontraros con los avellana de él y sonrieron al instante, solo hasta mirar por debajo de ellos y encontrar las lágrimas desplazándose lentamente. Él trató de apartarlas de inmediato, pero ya era tarde, ella ya se había dado cuenta de lo mucho que le dolía.

—¿Te golpeaste algo?

—Lo siento, yo fui el que debí mirar por dónde iba—el chico volvió a apartar las lágrimas de su cara, e incluso trato de sonreír para no preocupar a nadie—. ¿Nos hemos visto antes?

—Una vez corrimos juntos—dijo apenada, como si eso fuera la mayor travesura de todas—. ¿Quieres tomar algo ahora?

Dash asintió sin saber bien porque, tal vez era porque le extrañaba habérsela encontrado ahí, en medio de un día completamente nevado. Tal vez era porque de verdad quería tomar algo, o porque su coche se había quedado en un lugar que no recordaba, y al que tampoco podía ir debido al incesante clima.
Juntos caminaron a una cafetería cerca y se sentaron en la primera mesa libre que vieron. Era la única, pues la gente solía refugiarse de la nieve en el único local abierto a esas horas y con ese clima. Pidieron ambos sus bebidas, ella un chocolate con bombones, él un café bien cargado, por la posibilidad de que esa noche la tristeza lo consumiera dejándolo sin sueño.

—¿Qué hacías en medio de la nieve?—pregunto él primero.

—Quería salir a correr, pero no había visto el clima, de modo que solo pude caminar bajo un kilo de prendas estorbosas—rió nerviosamente la morena, era increíble hasta para ella que no pudiera controlar sus nervios frente a él—. ¿Y tú?

—No lo recuerdo...—pensó—, supongo que mi auto se quedó atascado.

—Oh no, eso es terrible... Era..., ¿era eso por lo que llorabas?

—No es gran cosa, mañana pediré que lo envíen a mi casa—trató de evitar la última pregunta, pero hasta él sabía que sería bueno contárselo a alguien, y Melissa aún se hallaba lejos—. No, mi coche es una minoría comparado a lo que siento. Verás, realmente vi algo que jamás espere me lastimaría tanto.

Su conversación se alargó, incluso cuando la nieve disminuyó y el café cerró dejándolos fuera. Él la acompañó hasta su vivienda y ella lo despidió con un beso en la mejilla y una servilleta con su número. Ella parecía tan valiente que lo hizo enviarle un mensaje en ese momento para tener los dos el numero agendado.

—¿Y es linda?—preguntó la rubia, mientras enrollaba el espagueti en su tenedor, lo miraba pícaramente y posteriormente llevaba este hasta su boca.

—Sí, bueno...

—Sí, lo sé, Aeryn. ¿Quién podría competir contra el amor de tu vida, verdad?—dijo ella, seria. Hablando los sentimientos de Dash en voz alta.

—Bueno, Dash. Yo sé quién es Aeryn, y soy la persona más consiente de lo que eso significa para ti. Pero no veo porque no puedes buscar y conocer a otras personas—la sonrisa ladeada del pelinegro le otorgó la confianza necesaria para seguir hablando del tema.

—Ella ya tiene a alguien, no veo porque tú no merezcas algo así. Y aquí está esa preciosa morena, que apareció en tu vida de la nada. No veo nada de malo en que se conozcan. Quién sabe, tal vez termine gustándote.

—¿Sabes qué?, tienes razón. No puedo estar aquí, esperando ciegamente por alguien que no quiere mi atención—su voz se oía decidida, sin embargo, en su interior habitaba la duda, palpable y brillante. Fluorescente.

—Muy bien—sonrío la rubia. Incluso ella trataba de convencerse así misma que Dash sabía de lo que hablaba—. Ahora llámala e invítala a la "celebración" de Kesington.

—Pero es que yo pensaba llevarte a ti.

—¿Estarías dispuesto a que las habladurías de la gente fueran sobre ti debido a que tu acompañante está embarazada de un hijo que ni siquiera es tuyo?—la rubia habló con la mayor tranquilidad posible, casi burlándose de la situación, mientras que probaba una tira de zanahoria con aderezo César.

—Si a ti no te importa, a mí menos. La que trae el paquete eres tú—el pelinegro le guiño tiernamente un ojo, mientras se alargaba para darle un beso en la mejilla por en sima de la barra de marzo donde estaban charlando.

—Basta, Dash. Deja de ser tan lindo con alguien que está urgida—las sonrisas de ambos se ensancharon y las carcajadas no se hicieron de esperan.

—¿Me acompañas? Por favor—Dash intentó hacer un puchero con sus rosados labios—. Mira, de acuerdo, aceptó que tengo que salir con más gente. Pero primero déjame conocerla, y sólo después decidiré si debo llevarla a ella en vez de a mi embarazada favorita.

—Bien, solo porque tu discurso me conmovió.

Hey, amigo. La invitación es en el restaurante donde nos conocimos, la parte superior esta apartaba para la ocasión. El viernes, de 9:30 hasta que el cuerpo aguante. De gala. Todo va por mi cuenta, excepto la acompañante. ;)
- C,K.

Hasta sus invitaciones son patéticas—dice Dash, mientras pone los ojos en blanco y le tiende el celular a Melissa.

—No tanto. El problema es que te quitó al amor de tu vida, y por eso lo odias.

—Podría ser.

—Mira, Dash, si quieres superarla tendrás que empezar por llevarte bien con él—no pudo evitar reírse al ver la cara del pelinegro—. Es su novio y, peor aún, tu nuevo socio. De modo que, quieras o no, tendrás que convivir demasiado con él.
»Ve el lado positivo; te será más fácil superar lo que alguna vez tuvieron.

Esa noche Dash no pudo dormir hasta el siguiente día, tuvo que faltar al trabajo, pero todos lo entendieron, finalmente había logrado un contrato por sí solo y lo merecía. Y aunque durmió no pudo descansar, ya que un solo pensamiento atormentada su cabeza; olvidarla.
Le parecía difícil, innecesario y hasta doloroso. Tampoco entendía porque era tan necesario olvidar a alguien que en su momento le había hecho bien. Y en su subconsciente sabía que aún la amaba y jamás iba a dejar de hacerlo.

[FOTO DE DAERYN CUANDO SALÍAN]
(Si no lloraste no eres Fangirl)🌚

FANGIRL, seamos historia... [PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora