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Luego de su encuentro todo había cambiado entre ellos, el joven lobo no prestaba ni la más mínima atención a su entrenamiento, su padre lo amonestaba constantemente ya que sería el sucesor y no le daba la importancia, el joven lobo corría entre lo...

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Luego de su encuentro todo había cambiado entre ellos, el joven lobo no prestaba ni la más mínima atención a su entrenamiento, su padre lo amonestaba constantemente ya que sería el sucesor y no le daba la importancia, el joven lobo corría entre los árboles, cada vez era mucho más rápido que los demás, mucho más ágil y fuerte también, la destreza que poseía no era más que la envidia de los demás lobos de la manada más sin embargo para él no era lo importante en ese momento, lo que le importaba siempre era el poder ver una vez más a el castaño, a Stiles, desde que había encontrado nada más le era interesante, solo lamentaba el hecho de que su familia aún no se enterara, mas no quería exponer al castaño a una confrontación con su familia.

Cada vez que llegaba a su casa su madre lo esperaba con una sonrisa afectuosa, deseaba poder contarle la verdad, pero no podía, no aun y eso le dolía, sabía que su madre lo apoyaría en lo que fuera, pero temía lo que haría su padre, trataba en todo momento de controlar sus latidos cada vez que el castaño invadía su mente, si se descuidaba todo se caería abajo.

Además de los problemas que acarrearía su relación con el hijo del alfa de los zorros estaba Kate, su novia de la niñez, era una excelente cazadora, pero no toleraba su cercanía constante a su persona, cada entrenamiento ella permanecía a su lado, las cosas habían quedado claras anteriormente, pero la chica parecía no importarle.

- ¿A dónde vas todas las noches Derek? - pregunta la chica mientras calienta antes de la carrera de todos los días del entrenamiento.

- No tengo porque decirte lo que hago o no Kate - responde sin siquiera mirarla.

- Era simple curiosidad, ya que todas las noches sales y regresas casi en la madrugada.

- ¿Quisieras dejar de espiarme? - dice molesto.

- No te espió, es más que claro lo que haces, toda la manada prácticamente lo sabe.

- Lo saben, porque te has encargado de divulgarlo - levantando la voz.

- Eso no es cierto, Derek, yo te amo y jamás haría algo que te dañara.

- ¡Pero yo no te amo!, yo amo a alguien más, ¿qué te es tan difícil de asimilar?

De pronto todo a su alrededor se vuelve silencioso, las miradas asechando y la respiración de furia proveniente de su padre se hacía notoria, mientras la chica lloraba desconsolada en el suelo.

- Derek, será mejor que te marches a casa - responde su padre.

- No he entrenado papá.

- Entrenaras después.

El joven lobo molesto salió corriendo del lugar, atravesando los frondosos árboles de ese día de verano, el viento soplaba delicadamente golpeando su piel erizándola al instante, el sudor comenzaba a recorrerle la cara mas no paraba, siguió su camino durante unas horas más y sin darse cuenta la oscuridad había caído, jadeante se paró a la orilla del río que lo separaba de la manada de los zorros, donde tantas noches había soñado con el castaño de ojos color avellana, de su compañero.

El castaño recorría su habitación de un lado a otro, afuera la manada preparaba lo necesario para la caza que tendrían al día siguiente, le costaba el poder convivir con su manada y más con su familia, el ocultarles el hecho de que había encontrado a su compañero lo torturaba desde hacía ya unos días, más el deseo de poder ver al moreno lo hacía olvidarlo, el joven zorro era un chico hábil mentalmente, rápido para salir de algún apuro, no necesitaba ayuda de nadie y no le gustaba recibirla, le agradaba el poder correr libre por el bosque sin estar en entrenamiento o en cacerías, pero lo que más le hacía feliz era el poder ver a su compañero al término de cada día, su padre empezaba a costarle el dejarlo salir sin que le dijera cual era el motivo de sus salidas, era un chico al que no le gustaban las mentiras, pero no podía arriesgarse a perderlo todo en un momento, por lo que decidió empezar a salir a escondidas, nadie lo notaba, excepto Lydia Martin, la chica con la que estaba comprometido desde pequeño, estaba consciente de que no existía cariño de parte de los dos pero su padre estaba empeñado en su unión, mas no le importaba, estaba feliz con su compañero.

En su salida nocturna se dirigió como de costumbre al lago que los dividía, el joven lobo ya se encontraba del otro lado quien al verlo frente a el no hizo más que sonreír y cruzar el río al mismo tiempo que lo hacia el castaño encontrándose a mitad del camino.

- Hola - comenta el moreno mientras lo toma entre sus brazos y lo besa suavemente en los labios.

- Hola - le responde el castaño rodeando sus brazos en su cuello.

- Te extrañe - dejando pequeños besos en sus labios.

- Y yo a ti.

Ambos chicos toman asiento y se recuestan mientras las horas de platica pasan entre comentarios sarcásticos y acontecimientos importantes en su día, todo entre ellos era como si había sido planeado desde un principio y tal vez así era mas no era algo que notaran a simple vista, solo se dejaban llevar por lo que ambos sentían y dejaban que el momento fluyera.

- Te amo - decía el joven lobo mientras delineaba el cuello del castaño con su nariz.

- Yo también te amo - responde.

- Me parece que es hora de contarlo no te parece - comenta el joven lobo poniéndose de pie del suelo donde se encontraban acostados mientras miraban el hermoso cielo nocturno de su última noche en secreto.

- Me parece bien - le devuelve una sonrisa llena de esperanzas, de amor, infinito amor que ambos se tenían cuando se tenían cerca, de cariño que ninguna otra pareja de ambas manadas había experimentado antes.

-Entonces mañana a primera hora te veré en este mismo lugar cuando hayas terminado de contarles.

- Así será - ambos chicos se despiden con un tierno beso que dura más de lo planeado.

Al joven lobo le costaba dejarlo ir, cada noche era lo mismo, ese sentimiento de permanecer a su lado hacia que le costara horrores el apartarse, pero esta noche era distinto, algo le decía que si se apartaba de él no lo volvería a ver y era lo que más temía, el perderlo de nuevo pero esta vez para siempre.

тнe вlacĸ wolғ and тнe ғoх wнιтe®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora