⭐22| LFS - 7/2

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Habían pasado exactamente un par de días después de la confesión de sus padres, nada había cambiado, todos seguían entrenando, forzándose a no perder ante los lobos, determinados a mantener la cabeza en alto y no caer.

Nadie siquiera ya se preocupaba por sus visitantes, al contrario de eso los empezaban a tratar como miembros de su manada.

El joven líder de lobos cada vez se acercaba más al castaño aun sin ser consiente por completo de eso, había días en los que trataba de controlar sus impulsos de tenerlo aún más cerca, cerraba sus ojos y contaba hasta diez, era el método más efectivo según él.

El moreno por su lado se dedicaba al entrenamiento, hasta ese momento ya había peleado con la mayoría de los que se reunían, al término de cada día llegaba exhausto a su habitación, el líder de los zorros le había ofrecido descansar en una habitación que tenían en el sótano, no era demasiado grande pero con lo necesario para poder dormir en paz, aunque a esas alturas el dormir no entraba en su lista de prioridades, pues el estar en la misma casa que su compañero jamás lo creyó posible, siempre estuvo en la ilusión de aquel pequeño de 5 años en su mente, de aquel joven de 15 años al que le brillaban sus ojos cada vez que lo besaba, cada vez que su mano accidentalmente se posaba en su cintura con el pretexto de mantenerlo de pie.

Esa noche llego más que exhausto pues había tenido una pelea con el líder, el padre de su compañero, había tratado de reprimirse en diversas ocasiones, pero este le miraba con la intención de decirle que no lo hiciera y termino haciéndolo, pero no contó con que fuera casi igual de rápido que su hijo haciéndolo caer al suelo en diversas ocasiones.

Se recostó en su cama y miro el techo, diviso las pequeñas grietas de la madera y la oscuridad que la cubría, recordaba los días de inocencia en que lo más importante era el no caer de los árboles, nunca había sido un niño travieso pero tampoco el ejemplar y básicamente no le importaba, siempre hacia lo que quería y nadie lo detenía, pero cuando decidió unirse al su compañero todo eso había sucedido, no pudo evitar sonreír por el leve recuerdo del castaño cuando lo vio por primera vez, cuando se encontraba recargado en aquel frondoso árbol mientras uno de los suyos se aprovechaba de su inocencia, inocencia que ahora no poseía pues peleaba como todo un profesional.

тнe вlacĸ wolғ and тнe ғoх wнιтe®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora