Capítulo 27. Ed...

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Kenna.

Ed y yo estuvimos bebiendo toda la madrugada, ni nos dimos cuenta cuando ya faltaba poco para el amanecer... En un momento, me perdí en sus hermosos ojos grises que me miraban profundamente. Su mirada bajó a mis labios y fue acercándose más a mí. Tal vez ya sea costumbre que nos besemos cuando estamos ebrios. Pero a quién engaño, yo también lo quería. Me acerqué a su rostro, al tiempo que él se acercaba al mío y sucedió, nos besamos... De nuevo.

Esta vez no fue un beso simple o lento y lleno de cariño, era un beso rápido y con deseo... Lleno de deseo de tener más.

De un momento a otro, yo ya estaba sentada en su regazo con las piernas abiertas, continuando nuestro profundo beso. Empezó por acariciar mis pechos, apretándolos una y otra vez, mandando escalofríos a mi columna. Bajó sus manos deslizándolas por mi cintura y llegó al dobladillo de mi blusa, de un tirón la sacó y yo ayudé levantando mis brazos.

Colocó ambas de sus manos en mi trasero y les dio un pequeño apretón, haciéndome soltar un ligero gemido en su boca. Dejó sus manos donde las había puesto hace unos instantes y se levantó del sillón.

Caminó hacia las escaleras cargándome en la misma posición del sillón y subió hacia mi cuarto, aún besándome. Entramos y cerró con seguro. Se acercó a la cama y me tiró en ella, con cuidado, pero a la vez con desesperación.

De un movimiento quitó mi sostén y se recostó encima mío, besándome y acariciando mis pechos con sus manos, mientras yo con las mías, desabotonaba su camisa. Se levantó de la cama y dejó caer su camisa al piso y tiró de mis pantalones, llevándose con ellos mis bragas.

Me dejó completamente expuesta y no me importó estar totalmente desnuda frente a él. Me observó por unos segundos, con... Deseo, sí. Relamió sus labios y bajó su pantalón, también junto con sus bóxers. Volvió a colocarse encima mío, desnudos los dos.

Continuó sus caricias, haciéndome pedir más. Mi cuarto se llenó de gemidos y a ninguno de los dos nos importó que nuestra familia estuviera en los cuartos de junto.

Gemí una y otra vez ante su tacto, y entonces, cuando ya ninguno de los dos podía continuar porque necesitaba más, él entró en mí. Me penetró suavemente, hasta que fue aumentando su ritmo. Este hombre sí que sabe moverse.

Entró y salió de mí una y otra vez, cada movimiento más rápido y excitante, más profundo... Tan cerca de llegar al fin.

Me dijo que estaba a punto de correrse dentro de mí y entonces recordé que no había usado condón.. Pero no me importó.

Le supliqué una y otra vez por más, sabiendo que falta poco para llegar a mi orgasmo. Y lo hizo, me penetró tan fuerte, que lo sentí completamente dentro de mí y fue ahí, cuando me corrí...

–Ed– Gemí al momento de llegar a mi orgasmo.

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Y desperté.

Los ojos de Ed clavados en los míos, con una mirada llena de confusión. Entonces una sonrisa pícara se deslizó por su rostro.
Y ahí entendí, había hablado mientras dormía. GEMÍ SU MALDITO NOMBRE MIENTRAS DORMÍA.

¿Qué demonios había sido eso?

Sí, sé perfectamente qué clase de sueño había sido... Mi entrepierna lo sabía perfectamente. Pero no es eso a lo que me refería.

¿Disculpa?– Dijo Ed aún con sus ojos clavados en los míos, en un obvio tono burlón.

–¿Disculpa?– Le arremedé, sin saber qué más decir.

Kiss Me  «Ed Sheeran»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora