Capítulo 43. Lo nuestro se acabó.

162 8 1
                                    

Ed.

Ya no sé ni cuánto tiempo ha pasado, porque para mí ha sido una eternidad. Pero por fin hoy le quitaron el yeso de la pierna a Kenna, el del brazo se lo quitaron hace un par de semanas.

Así que para celebrar que ya no tiene que cargar con esa tortura, la invité a salir. Acabamos de salir del hospital y vamos en camino a una cafetería que acaban de abrir hace poco y no habíamos tenido oportunidad de visitar, pero algunos dicen que es buena.

Ella no deja de hablar de lo fastidiada que estaba del yeso y yo sólo la escucho. Me gusta mucho escucharla y verla hablar, se ve bastante adorable. Y yo estoy bastante enamorado.

Llegamos al fin y estaciono el auto, le ayudo a bajar y a que camine con cuidado hacia adentro. Nos sentamos en una mesa y seguimos conversando, pronto llegó una señorita a atendernos y pedimos café y pastel de chocolate. Bueno, yo de vainilla, pero ella siempre elegirá chocolate. La muchacha se fue y ella siguió hablando, hasta que se vio interrumpida por un sollozo.

Kenna me miró confundida y yo estaba igual, así que sólo me encogí de hombros. Ambos nos quedamos en silencio y pudimos escuchar más claramente la conversación en la mesa de al lado.

– Pero John, no puedes hacerme esto – Sollozó la chica. – Yo... Yo te amo – Eso ya lo he escuchado antes... De hecho, la voz me parece bastante conocida.

– Lo siento mucho, pero yo no, lo nuestro se acabó – Ahora habló el chico.

– Eres un idiota – Dijo con odio.

– Un idiota que te hizo gritar bastante en la cama – Dijo él con arrogancia.

Y después de eso, sólo se escuchó el impacto de un golpe. Al parecer la chica lo cacheteó y muy fuerte.

– Vete a la mierda, John, eres una basura, no sé cómo pude estar contigo – Soltó ella con furia.

Después de eso, él se levantó y se fue, pasando por nuestro lado.

Kenna.

Ed y yo nos encontrábamos en una muy incómoda situación, escuchando la conversación de al lado, una discusión de una ex pareja. La voz de la chica me pareció conocida, pero no dije nada. En cambio el chico, que tuve oportunidad de ver porque pasó a nuestro lado, no creo haberlo visto nunca antes.

Me atreví a voltear a ver quién era la chica y mi quijada casi cae al piso al ver que se trataba de nada más y nada menos que Elizabeth.

A pesar de que no sé por qué razón ella siempre pareció odiarme, me causó muchísima lástima verla en esa situación tan bochornosa, en especial de toda la basura que le dijo el patán que acaba de irse.

Le di una mirada a Ed, que él entendió perfectamente; ambos nos levantamos de nuestra mesa y nos sentamos en la de ella, sin siquiera preguntar.

Elizabeth tenía la cara entre sus manos, mientras lloraba desconsolada. Al sentir nuestra presencia levantó la cabeza y nos miró horrorizada. Aunque los horrorizados deberíamos ser nosotros, puesto que se ve espantosa y tiene todo el maquillaje corrido.

– ¿Qu-qué hacen aquí? – Balbuceó. – ¿Acaso vienen a burlarse de mí? Adelante, háganlo, ya qué más puedo perder – Y de nuevo se soltó a llorar.

Me levanté y me senté a su lado. No sé qué estoy haciendo, pero no pierdo nada intentando. Puse una mano en su hombro, en un intento de consuelo.

– No vinimos a burlarnos de ti, Elizabeth, sabes que no somos así –

Ella levantó la cabeza de nuevo y me miró confundida.

– ¿Entonces? ¿Qué quieren? – Soltó, pero sin rudeza.

– No podemos dejarte así, no estás bien – Dijo Ed.

– ¿Podemos saber qué ocurrió? – Traté de preguntar con delicadeza.

Ella lo dudó unos segundos y luego volvió a llorar y me abrazó. Tardé un poco en reaccionar, no es como que muy usual que tu enemiga te abrace. Sin embargo y pese a su situación, le devolví el abrazo.

Unos minutos después, en los que estuvo sollozando sobre mi hombro, se levantó de nuevo y trató de tranquilizarse. Después, comenzó a contarnos lo sucedido.

– Mi padre perdió todo su dinero en una mala inversión y ahora estamos en banca rota – Las lágrimas seguían rodando por sus ojos. – Cuando se lo dije a John, él terminó conmigo – Volvió a llorar más fuerte y dijo entre sollozos – Él sólo estuvo conmigo por dinero, yo se lo di todo y él sólo quería mi maldito dinero – Volvió a abrazarme.

– Y John era... – Preguntó Ed.

– Mi novio – Completó Elizabeth.

Nosotros asentimos.

– Oh por dios – Dijo ella sorprendida. – Ed, lo siento, en verdad lo siento tanto – Lloraba cada vez más fuerte y yo cada vez entendía menos. Ed me miró interrogante. – También lo siento, Kenna – Me miró – Perdónenme los dos por favor, he sido tan tonta – Lloró más y más.

– Elizabeth, ¿de qué estás hablando? – Preguntó Ed confundido.

– Yo... – Nos miró avergonzada. – El bebé no era tuyo, era de John, pero seguro él no se haría cargo, así que te hice creer que era tuyo – Bajó la cabeza.

La cara de Ed era épica en verdad y aunque estaba seguro que sentía aún más rabia que yo, ninguno dijo palabra.

– Fui tan estúpida, lo siento mucho – Siguió llorando. – También te hice creer que Kenna me había empujado por las escaleras, pero fui yo quien tropezó, no quería que estuvieras con ella –

Mi mirada se volvió sombría y la cara de Ed se puso roja de la ira.

– Elizabeth, ¿cómo pudiste? – Interrogó Ed a punto de estallar.

– En verdad lo siento mucho, chicos, perdónenme por favor... Me equivoqué mucho, no debí hacerles daño y jamás debí meterme con John –

Dios, creí que iba a desmayarse de tanto que ha llorado.

– Te perdono – Solté seca.

Ella nos hizo mucho mal, sí, pero verla así, hundida en su propia maldad, me hace querer perdonarla. Después de todo, yo no gano nada guardando odio en mi alma.

– Gracias – Trató de sonreír, pero le salió una mueca. – ¿Y tú, Ed? ¿Me perdonas? – Suplicó.

– Te perdono – Le dijo él, más serio que una persona en un velorio.

– Gracias, de verdad, a los dos – Siguió llorando.

– ¿Por qué sigues llorando? – Dijo Ed con cierto enfado.

Creo que estoy embarazada y John es el padre –



•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•

*John en multimedia*.

Chicas, la nueva canción de Ed me encanta, la amo, me fascina, es de lo mejor, me re mata. Bai❤️

Kiss Me  «Ed Sheeran»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora