Secuestrada /Suho - Exo

Capítulo 7

Luego de unos minutos se alejó de mí y me miró como si nada hubiera pasado.

- ¡Porque siempre haces esto, deja de hacerlo!- le grite indignada.

- estabas hablando y ya me aburriste fue lo primero que se me ocurrió- dijo y luego dibujo una sonrisa de satisfacción en su rostro- lo disfrutaste admítelo.

- idiota- murmure entre dientes pero él ya se había marchado, miré a mi alrededor y este lugar era mucho mejor que el anterior, era más amplio y amueblado a excepción que los muebles están cubiertos de polvo pero no era nada del otro mundo supuse que estaban aquí por mucho tiempo de allí el olor a humedad.

- deja de pensar en mí y trae esos bolsones aquí – escuche su voz dándome ordenes alcé la mirada y él estaba recostado en el marco de una puerta que daba a un pasillo, levante los bolsones ignorando su comentario y lo seguí, en el pasillo habían tres puertas una hacia la izquierda, la otra a la derecha y la última en el fondo.- ordena tus cosas allí- dijo indicándome la puerta izquierda y luego entro en la habitación de enfrente.

Entre en la habitación y me sorprendí al ver que era bastante amplia, no como la que tenía en el departamento de Rachel pero era mejor que la anterior, tenía una cama de una plaza y media con sábanas blancas que al parecer estaban recién puestas, una cómoda y la puerta del baño que estaba abierta, bajé mis cosas y metí la ropa que traía en la cómoda, luego extendí un cobertor en la cama y me acosté inmediatamente no podía esperar más tenía muchísimo sueño al parecer la droga aún no había terminado su efecto, cerré mis ojos y caí en un sueño profundo.

Cuando desperté aun había un silencio aterrador en el lugar supuse que aún era temprano por eso Suho no se había despertado, tomé una ducha rápida cuando terminé me dirigí fuera de mi habitación había algo que me llamaba la atención camine hasta el final del pasillo y me detuve justo en frente de aquella tercera puerta, moví el picaporte pero la cerradura estaba trancada.

- ¿qué estás haciendo? – escuche una voz detrás de mí que me hizo dar un pequeño salto en el lugar.

Voltee a mirar y era Suho quien tenía el cabello aun alborotado y los ojos levemente hinchados por el sueño- Sólo estaba mirando- me defendí sin saber que responder.

- Ve a dormir aún es temprano- me indicó.

- ¿Qué hora es?- pregunté curiosa.

El me miró por unos minutos luego levanto su muñeca confiscando la hora en su reloj- son las 5:00am.

No podía creerlo era tan temprano y yo no podía seguir durmiendo.

- de acuerdo- dije dirigiéndome a mi habitación.

- Me quedaría despierto pero ayer no dormí nada, ¿podrías esperarme unas horas más para que vaya al súper?- me preguntó mientras pasaba sus dedos por su cabello.

- está bien no moriré de hambre- agudicé mi vos en el "moriré" ya que el hambre era lo que menos me preocupaba en estos momentos.

Entre en mi habitación y me quede lo que parecía un largo rato mirando el techo ya había contado por milésima vez el número de vigas que tenía el techo, cerré mis ojos y comencé a pensar en cosas que en lo usual me hacían feliz, en este momento era lo que necesitaba, recordé cuando conocimos a Giselle.

En ese entonces teníamos 16 años, el verano se había terminado y volvimos a clases, por los corredores se escuchaba el rumor de que tendríamos una alumna nueva de otra ciudad Rachel y yo no le prestamos atención a eso en lo más mínimo seguimos con nuestras vidas normales hasta que nos cruzamos ese mismo día en la cafetería con una chica tímida de cabello oscuro y con un bonito bronceado, la misma estaba parada en medio del lugar sin saber a dónde ir, todos la observaban pero nadie tuvo la intención de invitarla a su mesa, las chicas del equipo de animadoras comenzaban a murmurar y reírse de ella, sabía exactamente por lo que ella estaba pasando lo había sentido en mi propia piel, miré a Rachel y entendió lo que yo la estaba pidiendo, se acercó a la chica y le invitó a nuestra mesa, ella con la cabeza mirando el piso asintió y nos siguió, desde ese día nos tornamos inseparables éramos como las tres mosqueteras nos habíamos dado cuenta de que teníamos muchas cosas en común.