Capítulo 3

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Las primeras semanas estuvieron geniales en California, incluso el ambiente laboral me agradaba más de lo que me había imaginado, si bien es cierto, extrañaba la compañía de mis amigos o incluso el lugar en donde viví toda mi vida, pero podría adaptarme.

Me invitaron a un cóctel para el fin de semana, en un famoso hotel de la ciudad, estarían personas influyentes y adinearadas, sin embargo, la idea no me agradaba del todo, el idioma aún me costaba un poco y tener a millones de personas hablando a mi alrededor no era de mi gusto, prefería ponerme al día con los trabajos de la agencia mientras veía una serie en mi dulce apartamento.

Estaba analizando varios casos un sábado de tarde cuando llama mi superior a pedirme que asista al evento, ya que quería presentarme como nuevo encargado de la agencia.
No podía negarme a tan valiosa invitación, por ende, acepté.

Las noches en California eran aún más agradables que los días soleados, las personas iban y venían de un lugar a otro. La sala magna del gran hotel estaba repleta de personas vestidas de gala, una joven más hermosa que la otra con un tono de piel bronceado que hacía lucir a cada una sus trajes elegantes.

Preferí no hablar durante el resto de la noche, me alejé de las personas a observarlas desde una esquina.
Había una mujer en especial con un vestido rojo que me llamaba la atención, estaba de espaldas con el cabello recogido lo que dejaba a la vista su espalda pálida, eso la diferenciaba de las demás, su silueta era única.
Bebí el trago número once cuando mi jefe me encuentra y me dice que deje de beber porque pronto daría unas palabras enfrente de todos. Si supiera que los últimos años me entrenaron para que once copas sea como un vaso de agua, pero sabía que era malo, me estaba convirtiendo en un alcohólico nocturno cosa que siempre aborrecí.

Terminé la copa que estaba bebiendo y me dirigí hacia la pista para dar unas palabras, pero mi compañero me detiene y dice que vaya urgente en la suite del jefe.

Ese cambio repentino de planes hizo que el alcohol en mi estómago dé un revuelto inesperado ante cualquier posibilidad.

Me dirigí a la suite y cuando entré en ella sólo cuatro de mis compañeros estaban allí y por alguna extraña razón uno de los mozos hacia acto de presencia.

- Detective Kim, los llamé aquí porque me acaban de comunicar que hay dos infiltrados en la fiesta de ceremonia, el motivo por el cual están aquí aún no lo sabemos pero tenemos sospechas de que se trata de un robo o algo similar.

- ¿es normal que el mozo esté al tanto de esta información?- pregunté extrañado.

- permítame presentarme, soy el detective Montenegro.

- entiendo- dije estrechándole la mano.

- Por favor, mantengan la calma Y traten de descubrir quienes son, yo llamaré refuerzos ahora mismo.

Volvimos al salón principal y todos estaban actuando con normalidad, miré a mi alrededor intentando descubrir a alguien actuando diferente pero todo parecía bajo control.
Tenía un arma en mi cintura que nos habían dado en la suite y la cucaracha para comunicarnos inalámbricamente, lo que sería una fiesta normal resultó ser una caza de bandidos, tenía que admitir que hacía un buen tiempo no sentía adrenalina y lo estaba disfrutando.

Motivos por los cuales haya un atentado en una fiesta nocturna en esta ciudad sobraban, sin embargo, la poca información me mantenía alerta ya que cualquiera podría ser la víctima.
Recorrí con la mirada el salón desde las escaleras mientras trataba de percibir una situación sospechosa, cuando veo el rostro del hijo de uno de los narcotraficantes más buscado de latinoamerica, quizás este hombre sea el motivo o la víctima, avisé a mis compañeros quien era uno de los invitados.

- Roberto Álvarez, 17 años, hijo del colombiano José Álvarez se encuentra en el salón al lado de los aperitivos- susurré para la cucaracha.

- pediré refuerzos, no quites tus ojos de él, su padre tuvo problemas con un cartel de los ángeles hace poco tiempo y seguro quieren vengarse, el chico nos sirve pero vivo- respondió mi jefe.

Era un simple adolescente, los asuntos de su padre no lo involucraban a él y nunca hubo pruebas contundentes de que el señor José era el líder de uno de los carteles más fuertes de Bogotá por ese motivo seguía suelto, en ocasiones parte de nuestro trabajo es salvar a las personas aunque hagan cosas malas.

Una joven se acercó a él, la misma era la del vestido rojo y cabello recogido que antes había llamado mi atención pero aún no había vistosu rostro. Cuando bajé un escalón para dirigirme hacia ellos las luces se apagan y los vidrios explotan a causa de disparos, corrí y tomé a las dos personas de sus muñecas mientras mis demás compañeros comenzaron una guerra de tiros en donde más de un inocente saldría lastimado.

- por favor sueltame yo no hice nada, te daré dinero pero no me lleves- decía el pobre chico mientras les metía en un cuarto detrás de las escaleras, la muchacha no dijo ni una palabra en todo el camino, quizás seguía en shock.

- tranquilo, conmigo estarás a salvo- dije entrando al cuarto y llaveando la puerta- no hagan ruido.

- ¿Junmyeon?- dijo con voz temblorosa. Sentí un frío recorrer mi cuerpo en ese instante, esa voz, era su voz.

Busque con la mano que estaba del lado de la pared el interruptor de la luz y al encenderla su rostro fue iluminado por la misma, ahí estaba t/n, con su piel más pálida de lo normal y labios rojos perfectamente maquillados que combinaban con su vestido del mismo color, todo este tiene esa mujer era ella, sus ojos se comenzaron a aguar mientras me miraba.

- Agente Junmyeon ¿donde te encuentras? Perdimos al chico y hay 7 heridos en el salón- escuché la voz de mi jefe repetir lo mismo 3 veces pero yo seguía en shock, no podía moverme, todos estos años lo único que desee era verle a metros de mí justo como ahora estaba.

- En la habitación de limpieza detrás de las escaleras- respondí apenas.

Sus lágrimas caían suavemente acariciando su rostro mientras retrocedía sus pasos hasta chocar contra la pared- vete de aquí, por favor, vete- repitió varias veces mientras su respiración se aceleraba.

- Señorita, ¿se siente bien?- preguntó preocupado el joven Roberto, ella no le respondía solo me miraba mientras llevaba sus manos al pecho.

En ese momento golpearon la puerta identificándose y mencionando que todo estaba bajo control, apenas abrí y ella salió corriendo pasando por todos los hombres que estaban al otro lado.

Intenté seguirla pero mi jefe me lo impidió - son los hombres del cartel de Los Ángeles, tal y como lo suponíamos querían cobrar venganza, este chico quedará en nuestra custodia, hiciste un buen trabajo- apenas terminó la oración y empujé a todos los hombres que cubrían mi camino para intentar alcanzar a T/n.

Ahí estaba ella, en medio del salón, sentada en el piso mientras echaba su cabeza para delante y continuaba llorando, a su alrededor un montón de vidrios rotos y paramédicos ayudando a las personas heridas.

La mujer de mi vida estaba a unos metros de mi y está vez no pensaba perderla.

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By: PrincessGalaxy_

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2022 ⏰

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